26 de noviembre de 2013

Terra - Rossa de blat

Uno llega a casa una tarde calurosa de verano, abre la nevera deseoso de meterse pal cuerpo una buena cerveza de trigo. Ummm viene embotellada en una bonita botella, con una lograda etiqueta, además artesana, elaborada en Centelles. Quito la chapa ansioso y... me llevo un gran chasco.

Esto es lo que me sucedió a mí este verano, y reconozco que me cabreé mucho, más que nada por los más de 3 eurazos que me costó la broma. Por menos de 1,50 tengo una Franziskaner de medio litro cojonuda, así que os podéis imaginar el cabreo. Espero que no sea vuestro caso.

¿Dónde está el problema? que uno espera una cerveza de trigo y no lo encuentra por ninguna parte, y ¡ojo! no es una mala cerveza, que quede clarísimo, es más, de sabor es bastante buena, pero en mi opinión queda muy lejos de una cerveza weizen alemana.

En primer lugar, al servirla no aparece la cremosa, abundante y persistente espuma tan típica de las cervezas weizen, es más la carbonatación es prácticamente inexistente. En segundo lugar, el aroma a trigo y pan tampoco aparece. Y no me voy a poner en plan gilipollas de que tampoco huele a plátano, porque yo soy el primero que todavía no le encuentro el olor a plátano a las cervezas weizen y que por tanto soy el primero que se tiene que poner las pilas en cuanto a percepción olfativa se refiere. Pero hay matices que son evidentes en las cervezas de este tipo y aquí no aparecen. Para acabar ni el sabor ni la textura en boca son de cerveza de trigo.

Tal vez la cerveza estuviera en mal estado o no fuera el lote más adecuado, pero la realidad es que fue así. Estoy seguro de que estos cerveceros la hacen con todo el cariño y esmero, tan solo quiero decirles desde el punto de vista del consumidor, que cuando te sucede una cosa de estas te cabrea bastante. De hecho yo actualmente prefiero gastarme 4 eurazos en una To Øl, ir a tiro hecho, disfrutarla y segregar endorfinas toda la tarde, que gastarme 3 en vete a saber tú qué cerveza de por aquí de la zona y jugar a la ruleta de la suerte. En fin. No os desaniméis, pero darle más caña a ese trigo, ¡nuestras gargantas lo esperan!

Para acabar. 4,5% de alcohol y 25 IBUs.

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