26 de septiembre de 2018

Akkurat - Estocolmo


El cuarto día de nuestras vacaciones en Estocolmo decidimos ir a cenar al Omnipollos Hatt. Como íbamos con los críos la idea era tomarnos unas pizzas en familia y de paso papi se ponía fino a birras. Al ir andando desde el apartamento (es imperativo hospedarse en Södermalm para un birreo de calidad) no había problemas por el hecho de acabar -vamos a decirlo así, como la madre de Leo Harlem- piripi. Esta bucólica idea se disipó nada más llegar. La triste y cruda realidad es que el local es muy pequeño y estaba a reventar. Pero a reventar que no cabía dentro ni un alfiler. Decidimos esperar para ver si se vaciaba alguna mesa de la "terraza" por llamarlo así. Así sucedió pero había peña esperando antes que nosotros. Allí no había nadie ni poniendo orden ni tomando nota ni nada de nada, la ley del más buitre. Al local no llegué a entrar (desde fuera parecía bastante cutre) de la pereza que me daba tener que estar de pie pegando gritos para pedir y con la pinta levantada para que no me la tirasen mientras aspiraba efluvios sobacales y mi familia me esperaba fuera muerta de asco. Evidentemente nos acabamos pirando muy frustrados. Mis niños tristes por haberse quedado sin pizza, mi mujer más rallada que el espejo de Maradona y yo pensando a ver donde coño íbamos a cenar. Así que nada, me encomendé a San Lúpulo y pusimos rumbo al Akkurat, una de las mejores cervecerías del mundo. Me jugaba la cena, el respeto de mis hijos y el matrimonio con mi mujer.

El Akkurat está oculto bajo unos soportales y tras las mamparas de la terraza y no es fácilmente visible. De hecho pasé por delante con el autobús 76 cincuenta veces y no me percaté de su ubicación hasta que no lo busqué expresamente en Google Street View. La entrada es cutre, con un tímido letrero poco visible y sin ningún logo ni rótulo en las mamparas de fuera que nos indiquen que el paraíso birruno en la tierra está justo ahí. Pues eso, que hay que emplearse a fondo para encontrarlo. La entrada no es nada del otro mundo, pero, ay amigos míos, dentro la cosa cambia de manera radical. Dentro nos espera un localazo espectacular. Muy grande, muy cálido, con muchos espacios y ambientes y con una veitena de grifazos para matarnos locamente de placer. El neverón también es de alucine, de los que te ponen los dientes muy largos.

Temeroso ante la amenaza de que mi mujer interpusiese una demanda de divorcio entro y alucino. Me aseguro de que vamos a tener mesa donde cenar cómodamente y le hago un ademán a la familia, que espera fuera, para que entre. Nos sentamos en una amplia mesa de madera con bancos estilo biergarten enterita para nosotros. Me escapo un momento para hacer las fotos de rigor y voy descubriendo las diferentes zonas del local. Fuera la terraza exterior oculta tras las mamparas bajo los soportales. No es especialmente bonita, tampoco cómoda, hace frío y las vistas a la boca del túnel de Södermalm no me seducen, así que hemos hecho bien de quedarnos dentro. Nada más entrar a la derecha hay unas cuantas mesas sobre una tarima con vistas a la calle con un rollo parecido al de los restaurantes americanos. A la izquierda la enorme barra, tras la cual se percibe mucha sabiduría birruna, y al fondo la parte del restaurante, donde el personal acomoda a la gente para servir las cenas. Todo muy amplio y acogedor.

Le hecho un vistazo a las pizarras, escudriñando tirador a tirador para seleccionar la cerveza local que va a caer durante la jornada birruna de hoy. Cuando vuelvo a la mesa con mi familia un muchacho muy amable nos toma nota de lo que vamos a tomar. Mi mujer está en plan bulldog y se pide un vino rosado -WTF!!! eso tiene connotaciones de escasez de sexo tunait- y una ensaladita. Como por su semblante intuyo que más vale no realizar sugerencia alguna, decido pedirme lo mío -una hamburguesa con patatas- y lo de los niños. Para beber me pido una IPA local. Mientras esperamos aprovecho para darle el potito de lenguado con bechamel a nuestro hijo menor. Los otros dos están entretenidos pintando en su bloc. Llega la primera birra y me lanzo ansioso a por ella. ¡Solo sirven pintas! ni vasos de 20cl ni de 30 ¡estos suecos van a saco! Hoy quizás no probaremos mucha variedad pero sí cantidad. Al lío.


La comida tarda en llegar. Lo primero que llega es la ensalada de mi mujer con su rulo de cabra. La probé y estaba riquísima. Para los niños pedí fingers de pollo rebozado con salsa y crudités. También muy ricos pero para el paladar infantil un pelín picantes. Mi hamburguesa estaba espectacular. La disfruté como un gorrino. Hay que señalar que el Akkurat no es una mera cervecería con bocatas para acompañar. Se trata de un restaurante, por tanto la carta es extensa y tiene pinta de ser muy buena. Allí podemos encontrar: Sopa de cebolla, tostas con pan de centeno, patatas rellenas, mejillones preparados de infinidad de maneras diferentes, guisos, entrecots, filetes de ternera, salchichas caseras, hamburguesas y ciervo. De postre tenían trufas de chocolate caseras, pastel de manzana y caramelo y helados caseros.

Si bien os he estado hablando durante estos días de lo maravillosos que son los precios del Systembolaget y tiendas especializadas la cosa en bares y restaurantes es otro cantar. Hablamos de que cada birra cuesta 9 pavos de media. La hamburguesa 19,50€, la ensalada 16,50€ y los fingers de pollo 13,50€, pero eso sí, todo el agua que quisimos gratis, en esto en España tenemos que mejorar. En total la cena nos costó unos 75€, la verdad es que pensaba que nos iban a crujir más, pero mi mujer no tenía mucha hambre y tampoco pedimos postre, así que eso nos aligeró bastante la cuenta. Yo solo me pedí dos birras, si mi mujer hubiese estado más animada y hubiésemos compartido alguna más nos hubiese picado bastante más. Si uno va a cenar en plan campeón y a tomarse más de dos birras la broma te puede salir por un ojo de la cara. Pero vamos, con un par de birras y una hamburguesa sales bastante saciado y la broma te sale por unos 40€ por persona. Esto es Suecia amigos.

¿Qué podemos encontrar en sus tiradores? Pues aluciné de que hubiese tanto producto local, la verdad, algunas de ellas incluso elaboradas en colaboración con el equipo del Akkurat: O/O, Ocean, Klackabackens y Oppigårds. También Närke, Pang Pang, Malmö, Skebo y Beerbliotek. Del resto del globo Rodenbach, Cantillon, Boon, De Dolle, Founders y la Tripel de La Trappe. Flipé por la gran variedad de estilos de tirador: Gose, Lambic, Tripel, Imperial Stout, IPA, APA, Session IPA, Milk Stout, Stout, Bitter, Pale Ale, Sour, New England IPA, Belgian Ale y lo flipé con el Bourbon Barrel Aged Imperial Malt Liquor de Founders. No tuve huevos de pedírmelo por no acabar cantando "Las vacas del pueblu ya se han escapau, riau riau" en medio de Götgatan. 14,2% la broma. Hay que prestar especial atención a su selección de Real Ales que tienen on cask, con bomba de mano. En botella hay que destacar la gran selección de Lambics. 3 Fonteinen, Cantillon, Hanssens, Girardin, Tilquin y Boon. Rondaban entre los 10 y los 18€ la botella de 37cl. Tratándose de un restaurante -y además sueco- el precio tampoco me pareció tan disparatado. Muchas Stouts, Trapenses, Ales americanas... una barbaridad. Podría extenderme mucho pero lo mejor será que consultéis su carta de botellas en su web y os pongáis a babear.

Me apenó el hecho de que por las circunstancias no pudiese apostarme en la barra y establecer conversación birruna con el personal -amigos que han estado allí me han comentado que son verdaderos expertos- pero qué le vamos a hacer. Cuando uno viaja con críos aún gracias de poder visitar lugares así. En un futuro espero poder visitarlo otra vez. De momento les colocamos su merecidísimo pin en nuestro Mapa Birruno.

Balance de daños:
Pang Pang - Flamingo-go. La primera birra en caer fue esta fantástica IPA de la cervecera de Farsta. Una cerveza muy aromática, muy ligera de trago y con sabores tropicales muy agradables. Un puntito cítrico muy rico y un final de pomelo genial. Suavecita. Entró gloriosamente. 6,0%.

Närke - Rainbow Warrior. Como antes de irme quería probar todo el producto local que me fuera posible me decanté por esta IPA de la cervecera de Örebro. De Närke sí se ven cositas por España pero aún así me la pedí. Me pareció una IPA atípica, con un sabor herbáceo muy peculiar. Tenía un sabor floral muy agradable que no supe reconocer. Me pareció rica pero tampoco una cosa excelsa. 6,8%.


Akkurat               Hornsgatan 18, Estocolmo (Suecia)                 www.akkurat.se              restaurang@akkurat.se          +46   8   644  00  15

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