Han pasado dos añazos desde la última Creature Comforts que pasó por el blog. Dos años de lágrimas de añoranza. Afortunadamente (para el que suscribe) el excepcional trabajo de la cervecera de Athens (Georgia) ha pasado totalmente desapercibido para el público europeo, así que allí seguía, en el mismo sitio donde la dejé: la Mikkeller webshop. Además, después de dos años, los de la tienda danesa en cuestión le bajaron el precio prácticamente a la mitad porque se las estaban comiendo con patatas. Tranki Mikkel, que aquí estoy yo.
En esta ocasión nos hemos hecho con una botella de su Golden Door, una Farmhouse Ale envejecida en barrica de roble. Se trata de la edición de 2017. En la etiqueta reza una cita de George Washington: "Education is the key to unlock the golden door of freedom". Pues nada, a educarse en materia de Farmhouse Ales, que a mí el trabajo de campo es lo que más me gusta.
Vierto la cerveza en copa TeKu y tras el primer impacto contra el cristal saltan todas las alarmas: un blup, blup con dos burbujazas gordas y ausencia de burbuja. Me esmero escanciando cual sidrero asturiano, y entonces sí, logro sacarle un dedito de blanca espuma. No demasiado duradera, pero espuma al fin y al cabo. El color es dorado subido, bastante límpido. El aspecto de la cerveza es muy apetecible a simple vista.
Acerco la napia y es un delirio: levadura, madera y mucha fruta. En boca empieza primero muy Farmhouse, con una buena dosis de manzanas, peras y membrillos. La levadura aporta carácter al conjunto. Aparece un puntito muy sutil y agradable de madera, así como un toque de ácido acético muy suave, que a mí particularmente me encanta. El acético le da un toque de complejidad al conjunto pero sin convertir la cerveza en absoluto en un vinagrazo. Conforme se atempera aparece un saborcillo a cuerazo impresionante. En general muy compleja, muy crispy, y a la vez muy bebestible. Un pelín terrosita y con un puntito seco al final muy suave y agradable. 6,7%. Me costó 19,38€. Joyaza.
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