7 de agosto de 2025

Ma Che Siete Venuti a Fà - Roma

 

Han pasado diez añazos desde la última vez que visité Roma, pero por fin he podido sacarme una espinita que tenía clavada nel mio cuore. Sí, amigos y amigas, por fin he podido visitar el Ma Che Siete Venuti a Fà, la que algunos dicen es la mejor cervecería de toda Italia.

Fueron poquitos los días que estuvimos de vacaciones en Roma, y la verdad es que lo mío dista mucho de lo de ese filme de Gregory Peck y Audrey Hepburn. Ni paseos en Vespa ni nada de eso. Bueno sí. Emulamos a Peck y Hepburn haciendo la capullada suprema de la mano en la boca della verità.  Aquí el menda con la parienta, hijos, hermanos, cuñados, padres y suegra de aquí para allá por la ciudad eterna. La verdad es que ya me veía otra vez como hace diez años, sin poder visitar el Ma Che Siete, pero, en este caso, una jodienda de Vueling resultó beneficiosa para mis planes birrunos, y es que nos retrasaron considerablemente el vuelo de regreso. Así que el último día, dispusimos de un inesperado tiempo extra que invertimos en visitar el Trastévere, y como no, por fin, el Ma Che Siete Venuti a Fà. Allà vamos.

En 2001 Manuele Colonna (autor de Birra in Franconia) inauguraba en pleno corazón del Trastévere, el Ma Che Siete Venuti a Fa, una cervecería especializada en cerveza artesanal. Este hecho es bastante significativo, ya que por aquel entonces, la cerveza artesanal en nuestro país no es que estuviese en pañales, es que prácticamente no existía (las únicas referencias de la época son Naturbrub de Madrid y La Cervesera Artesana de Barcelona). En Italia nos llevan varios años de ventaja y eso se nota.

El local, a lo largo de los años, se ha convertido en un templo de la cerveza de obligada visita. Manuele suele cuidar muchísimo la selección de sus cervezas. Si lo seguís en redes sociales siempre lo veréis viajando, principalmente por Bélgica y Alemania, conociendo a los productores y catando la cerveza en su lugar de origen. Normalmente lo veréis acompañado de un buen séquito, entre los que se encuentra Martina -AKA La Baronessa della Birra- creadora de contenido y que además suele estar a menudo tras la barra del Ma Che Siete. El año pasado Manuele inauguró una segunda sucursal en Roma (Macche, a secas) en el barrio de Monteverde, cerca del Birrifugio y el Luppolo Station.

Para llegar allí es relativamente sencillo (digo lo de relativamente porque hace diez años me perdí y no pude llegar). Si se cruza el río Tíber por el puente Sisto, una vez en la otra orilla, solo hay que tomar la Via Benedetta y llegar hasta allí. Yo en esta ocasión venía desde el lado contrario. Hice el recorrido a pie desde la basílica de San Pedro cruzando por el puente Giuseppe Mazzini y bajé por Via della Lungara. El caso es que llegué.

Eran las doce y media del medio día de un lunes, por lo que estaba prácticamente vacío. El local dispone de una terraza con cuatro pequeñas mesas para todos aquellos que quieran morir por la canícula romana durante el día. Durante la noche imagino que aquello se pone petao y debe ser imposible poder sentarse. Me consta que se puede beber de pie fuera.

Una vez dentro nos da la bienvenida la barra, que queda a mano izquierda, y ya está, porque no cabe nada más. El espacio es minúsculo, y si solo podéis ver los tiradores en la fotografía anterior es porque no hay espacio para echarse más atrás y enfocar toda la sala. Por un momento pensé: "-¡Esto es todo amigos!", pero afortunadamente descubrí un pasillito que da a otra sala, ésta un poquito (solo un poquito) más grande, con tres mesas altas y un tonel que hace de mesa. Todo con taburetes ante la imposibilidad de poner sillas. Es comprensible dado a que se trata de un edificio antiguo del Trastévere. Aprovechando que mi hijo menor tenía que miccionar bajé al piso de abajo.

Por fortuna, el espacio subterráneo es un poco más grande (y agradable). Allí hay dos sillas, un pequeño sofá, y numerosos taburetes y mesas bajas para tomar unas cervezas más distendidamente.

Manuele será seguramente una eminencia a nivel cervecero y el Ma Che Siete Venuti a Fà fue considerado el mejor pub cervecero del mundo en 2010 por RateBeer, pero, a mi juicio, el negocio tiene algunas limitaciones que restan muchísimo a la experiencia.

En primer lugar, que el espacio sea minúsculo y lleno de pegatinas por doquier (incluso en los espejos del lavabo) resulta muy cargante y claustrofóbico. En mi experiencia pude disfrutar de mis cervezas cómodamente en una mesa mirando el tenis (recordemos que esto ante todo es un pub de deportes) pero imagino que por la tarde/noche allí no debe caber un alfiler. En segundo lugar el local apesta. Lo digo literalmente, huele mal. Esto sucede un lunes a primera hora, no quiero imaginarme un sábado por la noche. Es este tipo de olor que viene del suelo, que durante décadas se ha ido impregnando de alcohol y que con el calor desprende ese hedor. Me recordó a la taberna el Agüelo de la calle Avinyó de Barcelona, donde en una ocasión pedimos una sangría y un amable camarero nos advirtió con un "-Mejor no", o donde un compañero de facultad (era nuestra segunda carrera) recordaba con anhelo que una vez, cuando iba al instituto enganchó un chicle en una viga de madera del techo, y comprobamos que en efecto el chicle seguía allí. Pues el mismo olor. Ahora bien, la selección cervecera es impecable, eso no lo voy a discutir, pero el local es simple y llanamente cutre.

También se echa de menos una pizarra o una pantalla donde se informe a la clientela de lo que hay pinchado. Tienen una etiqueta encima de cada grifo, pero la información es incompleta y nada clara. En el momento de mi visita tenían una Flemish de Opperbacco, la Saison à l'Ancienne de Monpier Gherdenia (de haberla visto seguramente me hubiese pedido ésta), la Saison de Dupont, la Jambe de Bois de Brasserie de la Senne, algo (no se sabe qué) de Alder de 10,5%, la Helles y la German Pilsner de Kanone, una Rauchbier de no se sabe quien, y cosas (no se sabe qué) de Vento Forte, Alder, Birra dell'Eremo y Wirth. Como hacía tiempo que quería catar algo de Alder, me pedí -en un acto de fe- lo que hubiese pinchado, que resultó una IPA. El camarero, bastante parco en palabras, me sirvió una pinta sin ni siquiera preguntarme si quería media o una entera. La alegría de la huerta. Sí se agradece que las cervezas franconas están debidamente marcadas, esto, a mi amigo Hugo del blog Hipos Urinatum seguramente le encantará.

Cuentan con una pequeña nevera con un arsenalete de botellas de Hill Farmstead, 3 Sons, Moksa, Anchorage, Antidoot, Boerenerf, 3 Fonteinen, Cantillon, De Dolle, Maestri del Sannio, Ca' del Brado, Cantina Errante o Brasseria della Fonte. casi nada. Selección de cervezas impecable, nada nuevo. Ahora bien, me planteo seriamente si en un futuro volviese a Roma si me pasaría de nuevo por el Ma Che Siete Venuti a Fà. Se junta aquí toda una amalgama de factores positivos y negativos. De momento les coloco su respectivo pin en el celebérrimo Mapa Birruno.

Balance de daños:

-Alder - Kiwi Party. Revisando las fotografías quizás no es la cerveza que me hubiese pedido, pero tenía muchísimas ganas de conocer el producto de estos lombardos, de los que había leído maravillas. tienen una veintena de Lagers de inspiración europea, pero fui a dar con una New Zealand IPA. Un trabajo muy fino. Muy sabrosa pero a la vez ultrababestible. Notas de piña, cítricos y un toque herbáceo, que entró glugluglú sin enterarme. 6,0%.

-Kanone - Pils. Primera toma de contacto con la brauerei francona. German Pils elaborada con lúpulos Opal, Herkules y Spalter Select. Aroma floral, en boca ultrabebestible, con sabor a malta, grano crudo, pan. De trago ligero pero muy sabrosa. Magistral. 4,9%.

Ma Che Siete Venuti a Fà                Via Benedetta 25, Roma (Italia)              www.football-pub.com              info@football-pub.com          +39  06  4291  8213

No hay comentarios:

Publicar un comentario