Desde luego la mayoría de las cervezas de Omnipollo no dejan indiferente a nadie, para bien o para mal. Muy a menudo elaboran birrotes, de vez en cuando se les cuela algún ñordo -eso sí, te lo siguen cobrando a precio de oro- y muy de vez en cuando te encuentras alguna cerveza normalita. La de hoy afortunadamente la colocaríamos en el primer grupo.
Os estoy hablando de Pleroma Mango Orange Passion Fruit. Es una versión de la Pleroma original. La original era una cerveza Sour con frambuesas, lactosa y vainilla, y en la versión que os reseño hoy han sustituido las frambuesas por altas dosis de mango, naranja y maracuyá. Para diferenciar la una de la otra hay que fijarse en los colores de la lata -que difieren de una versión a otra- ya que el dibujo es el mismo. Sus creadores la describen como una Mango Orange Passionfruit Crème Brûlée Sour, ya que la lactosa y la vainilla le darían ese cuerpo, esa cremosidad y ese sabor parecido al de la mencionada crema.
La sirvo en copa TeKu, presenta una carbonatación no demasiado excesiva, suficiente para generar una capa de espuma blanca de aspecto jabonoso que no tarda en desaparecer. El color es anaranjado, muy vivo, muy intenso, totalmente opaca, en definitiva: un zumazo. Al olfato todo fruta. En boca van desfilando uno a uno todos los sabores que mencionan: primero la fruta de la pasión, riquísima e intensa, luego la naranja, dulce y perfectamente nítida, y por último el delicioso mango. Un zumazo en toda regla. Efectivamente ácida pero la balanza se decanta claramente hacia el lado dulce. El conjunto en general también me hace recordar notas de mandarina, y me frustra no encontrar la crème brûlée. La cerveza no tarda en quedar desbravada, de manera que hay momentos que parece que te estés tomando un Trinaranjus. Cero sabor a malta. Ahora sí, con la cerveza caliente, aparece la vainilla, que junto con la cremosidad de la lactosa efectivamente hace el efecto de la crème brûlée. Bien. Le da un rollazo brutal. 6,0%. Si os gusta la fruta ésta es la vuestra. Comprada refrigerada en la General de Begudes de Valldoreix. No os puedo decir lo que costó porque no las tenían entradas en la máquina y aún se la debo a Raül.
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