Un saludo a todos mis lectores chilenos que cada día me dedican un ratico para leer los desvaríos birrunos que vierto en la blogosfera. Espero que pronto podamos probar aquí en España las cervezas que elaboran en su país.
Bien, a lo que vamos. Hoy tenemos aquí la última de las cervezas de Drekker que me quedaban en la nevera. Las dos anteriores que compré de la cervecera de Fargo eran de estilo New England IPA, pero con esta tercera decidí arriesgar y comprarme una Double Fruit Smoothie Sour, de la serie Braaaaaaaains. De esta serie hay infinidad de versiones, y la que nos ocupa hoy es la que se ha elaborado con mango, melocotón y albaricoques.
La receta lleva malta de cebada de dos carreras, malta de trigo, y malta Cara-Foam. Los lúpulos utilizados son el Magnum y el Hallertau Blanc. La fermentación se ha realizado con la levadura de la casa y lactobacillus y el remate final lo han dado con toneladas de mangos, melocotones y albaricoques, sal marina, lactosa y vainilla.
Pues nada, la sirvo en copa TeKu y la cosa viene más densa que soltar un ñordo tras la ingesta de dos kilos de carne de membrillo (25,9 grado plato). Efectivamente el aspecto es el de un smoothie de frutas. Viene bien de carbonatación, para nada viene desbravada, pero la espuma (compacta y de color blanco) desaparece en pocos segundos. Así que he decidido colocar esta instantánea que da más aspecto de zumazo. En olfato todo fruta. Nada más.
En boca es muy densa, casi masticable, la sensación es de cremosidad en boca. La lata es de 47,3cl y la verdad es que se hace bastante durita. Olvidaos de lo que nos puedan aportar las maltas, olvidaos de lo que nos puedan aportar los lúpulos, olvidaos de lo que nos pueda aportar el agua y salvo un puntito ácido casi testimonial que nos aporta el lactobacillus, todo el protagonismo se lo llevan los adjuntos. El sabor es de fruta principalmente. No he logrado separar cada fruta una a una, sino que es como un sabor general a una amalgama de fruta de hueso similar al del concentrado. Aparece la vainilla dándole cierto rollo al conjunto y el puntito salino -sepultado bajo la fruta- da cierto punch galletil.
A modo general el sabor es rico, pero la bebestibilidad es muy baja, realmente cuesta acabársela, resultando dulzona y totalmente desequilibrada. Como experimento está bien, para probar cosas nuevas está bien, pero no es una cerveza como para beber a diario, es más, si puede ser compartida casi que mejor. En efecto es una cerveza, eso no vamos a negarlo, estoy abierto a probar cosas nuevas, pero la verdad es que no le encuentro la gracia cuando los ingredientes primordales de la cerveza están totalmente ausentes y los protagonistas -llevados al extremo- son los adjuntos. 7,0%. Me costó 11,44€.
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