Llegamos al Jueves Santo con una Kellerbier de la fábrica de cerveza en activo más antigua del mundo: Weihenstephaner.
La de hoy, la 1516, se elaboró por primera vez en 2016 para conmemorar el quinto centenario de la implantación de la Reiheitsgebot, la famosa ley de la pureza alemana. Parece que la cerveza tuvo éxito y ha venido para quedarse, cosa que celebramos.
Se trata de una cerveza Kellerbier (sin filtrar), pero no indica qué estilo toma como base (intuyo que una German Pils o una Helles) elaborada con los lúpulos Hallertauer Perle, Hallertauer Record y Hallertauer Mittelfrüh.
La sirvo en vaso para Lagers, presentando un aspecto límpido, muy lejano a la turbidez esperada. Color dorado (13 EBC) y una carbonatación abundante que nos deja una bonita crema tupida mas no especialmente persistente de color blanco.
En nariz destaca el aroma a cereal. Tiene ese olor característico a grano de cuando uno entra en una fábrica de cerveza y están cociendo el mosto. Mucho pan blanco también. En boca es una cerveza muy bebestible, muy crispy, de trago fácil y con un rico sabor a cereal predominante, aunque también podemos apreciar un puntito sutil de lúpulo que le da un toque floral muy suave. Un puntito dulce que nos recuerda a la miel acaba de redondear el sabor, y por último ese amargor final (25 IBU) suavecito pero rico. 5,6%. Entró sola. Me costó 1,65€. Botella de 50cl. Para comprarse las botellas que hagan falta.
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