10 de agosto de 2018

Brussels Beer Project Pigalle - París

 

Por el puente de San Pedro estuvimos haciendo el guiri por tierras parisinas, se trataba de un viaje familiar. Pero no familiar de esposa hijos y el menda, no. Familiar con los antes mencionados, mis padres, mis hermanos, cuñada y sobrina, el pack completo.

A mi madre -que sale poco de casa, todo sea dicho- siempre le había ilusionado la idea de visitar París, así que entre mis hermanos y yo decidimos regalarle el viaje en familia y disfrutarlo entre todos. Este tipo de cosas las recuerdas toda la vida. Como solo estábamos 4 días (si descontamos el día de la ida y el de la vuelta se te queda en 2 y poco más), con tanta cosa por ver y con el hándicap de tener que ir con mis 3 críos, uno de ellos en cochecito, la verdad es que el tema del birreo lo veía prácticamente imposible. De todos modos -por si las moscas- yo me preparé el mapa de cervecerías y tiendas a visitar como hago siempre por si ocurría el milagro. Y ocurrió.

El primer día nada, solo pudimos ver la zona de Galerías Lafayette, ópera y plaza de la Vendôme. Nada de nada por allí cerca. El segundo día torre Eiffel y bateau mouche. Ahí tampoco pudimos beberciar rien de rien. Pero atención, el tercer día lo pasamos entero en Montmartre y ahí sí se vislumbraban posibilidades de rascar algo. A eso de las 4 de la tarde, medio moribundo debido a la ola de calor que azotaba Francia -37 grados a inicios de julio, poca broma- llegamos a la plaza Blanche, donde se ubica el Moulin Rouge. Después de hacer el guiri y las fotos de rigor, mi familia se mete de pleno en el Starbucks de dicha plaza. Miro el reloj, miro mi Google Maps y me encomiendo a San Lúpulo y a su santa obra. En esa zona tengo tres pins, decido empezar por L'Intrépide Bar, que es el taproom de la Brasserie Demory (París), con la idea de catar el producto local. Cerrado. Empezamos mal. Continuamos a ver si tenemos suerte en La P'tite Mousse, que es una tienda, pero se puede hacer degustación. Cerrado. Ahí ya lo di todo por perdido. No obstante me quedaba el último cartucho, el taproom de la Brussels Beer Project, recién estrenado en marzo de este año, y que precisamente está ubicado en el local colindante al Starbucks donde se quedó mi familia. No negaré que alguna lágrima cayó cuando lo vi abierto. Es la única cervecería que abre a las 16:00h, cosa que agradecí, así que para allá me metí, para tomarme mi birra de rigor y hacer una mínima reseña del fabuloso panorama birruno parisino, que os aseguro es excelente. Lástima que el tiempo ni diera para más.

Entro con el subidón que te producen este tipo de situaciones. Saludo con alegría al camarero que regenta su curiosa barra de hormigón y acero. El chico, muy amable, me responde no sin preguntarse qué me habré fumao para aparecer a tan temprana hora con tanto entusiasmo. Me presento y le pregunto si puedo hacer las fotos y tal y Pascual. No hay ni el tato, así que vía libre. El local es muy agradable. Muy luminoso como me gusta a mí, con una galería que en invierno se puede estar calentito con vistas a la calle, pero que en verano está abierta y hace de terraza con unas plantas exóticas que le dan un rollo muy tropical. El interior combina la calidez de la madera y la obra vista con toques más modernos, como el hormigón y el acero. En el interior paredes de colorines y también muros desconchados que tanto se llevan ahora. La tiradores me parecen muy originales, son como de peli de Blade Runner y parece que estén flotando. Cuentan con 20 de ellos, donde pinchan las cervezas de la brasserie belga -en su mayoría- pero también reservan algunos para artistas invitados. Entre sus cervezas cuentan con 5 cervezas que elaboran durante todo el año, las que hacen una vez al año -entre ellas varias colaboraciones con otras cerveceras, como por ejemplo Laugar, La Pirata, De Molen o Weird Beard- y también puntualmente alguna cervecera experimental, que solo se comercializan en los taprooms de Bruselas y París. Con uno de sus tiradores tienen la picardía de no anunciar nunca loque tienen pinchado en sus redes sociales y la única manera de saberlo es acudiendo allí ¡una buena forma de llamar a la parroquia!

La Brussels Beer Project comenzó su andadura en 2013 como cerveceros nómadas. A partir de una campaña de crowdfunding lograron el capital necesario para montar su propia micro, y a partir de ahí despegaron y han abierto sendas sedes en el barrio de Pigalle de París, en Bruselas y en Shinjuku, en Tokio. Sus cervezas son modernas y no se dedican únicamente a elaborar las clásicas recetas belgas, su lema es "Leave the abbey, join the playground". Utilizan mucho el lúpulo y elaboran recetas de rabiosa actualidad. Yo los conocí en 2014 gracias a una buena amiga que me trajo una botella de su Delta, tras un viaje a Bruselas. Me quedé tan flipado que siempre tuve ganas de más, pero en Barcelona se dejan ver muy poco. Me consta que alguna vez los han tenido en Lambicus, pero cuando yo los visité no había nada, de modo que llevaba cuatro añazos sin probar nada de la cervecera belga. Todo un drama. Afortunadamente la suerte se pudo de mi lado y encontré el local abierto.

Por si a alguien le saben a poco sus veinte tiradores -con estilos para todos los gustos- siempre puede pedir alguna botellita de las que guardan en sus neveras. Por poner algunos ejemplos tenían la gama Barrel Aged de la casa, los Barley Wines Lune, Terre, Xyauyù Kentucky y Xyayù Fumè de Baladin, alguna joyita de Northern Monk, la Questche de Tilquin, la Abbaye de Saint Bon-Chien de la Brasserie des Franches-Montagnes y alguna joyita guapa más.

Sin intención de comer nada -no hace mucho me acababa de meter una olla de mejillones con una bandejaca de patatas fritas en Montmartre- le eché un vistazo a su carta por si alguna de mis lectoras está de paso por Pigalle y le interesa el tema jamercio. Para acompañar tan ricas birras tienen bocatas de pulled pork, tacos (veganos y de pollo), perritos calientes, patatas fritas y aros de cebolla. Que es una oferta mucho más digna que un plato de quicos. Me comentó el encargado que la carta la van cambiando con cierta regularidad.

También cuentan con un proyector para ver el fútbol. Cuando fuimos nosotros era pleno mundial y se habían customizado el local con banderitas y movidas de éstas. En el BBP organizan eventos tap takeover -donde han pasado ya Beavertown, Cloudwater, La Debauche o tVerzet entre muchas- y también ¡atención! kitchen takeover, donde un cocinero invitado toma el mando de su cocina para sorprender a la clientela con su propuesta de maridaje a tan rica birra. También organizan eventos meet the brewer y noches locas con tatuadores o DJs. Por supuesto cuentan con un rinconcito de tienda, para comprar alguna botella de BBF y degustarla en casa, o algún objeto de su merchandising.

La visita dio solo para una birra rápida, pero qué queréis que os diga, a mí me supo a gloria bendita. Sin duda es un local muy a tener en cuenta por encontrarse tan cerca de un destino turístico tan visitado como el Moulin Rouge, el metro al lado y un amplísimo horario. Colocamos con emoción nuestro primer pin en tierras galas (y mira que hemos visitado en numerosísimas veces el país vecino) en nuestro Mapa Birruno. Muchísimas gracias al amable chico que me atendió y a Massimiliano -el encargado- por su tiempo, que vía e-mail me ha contestado a todas las cuestiones que en su día se quedaron en el tintero.

Balance de daños:
Brussels Beer Project & Weird Beard - Juice Junkie. Lamentablemente la única birra de la visita, aunque como os dije anteriormente, a mí me supo a gloria. Más que nada por el hecho de volverme a casa sin poder explicar nada del excitante movimiento birruno en la ciudad de la luz. De entre los veinte tiradores posibles descarté la Delta y la Jungle Joy -que ya había probado-  y elegí ésta. Se trata de una New England IPA que han elaborado en colaboración con los londinenses Weird Beard. De color naranja subidito (8 EBC) y con la turbidez que caracteriza a este tipo de recetas, un zumazo en toda regla. Ultra aromática, con aromas a furta tropical que nos van a poner en éxtasis en un tres i no res. Sedosa en boca pero muy bebible - os lo digo yo que a esas horas y mucho menos en esas condiciones suelo pimplar- con un saborazo a mango y a maracuyá absolutamente espectaculares adecerazo con un toque cítrico muy refrescante. Lagrimones. Entró sola. 6,8% de graduación y un amargor final muy suave como manda el estilo (30 IBUs) pero muy duradero y agradable. Lo llevé todo el camino de vuelta en la boca, cosa que me produjo una sonrisilla muy tonta de felicidad absoluta. A los pocos minutos vino mi hermana a sacarme de allí. Le pregunté si quería tomarse alguna birrita rica (con la idea de buitrearle algo y hacer la reseña más extensa) pero la muy ladina me dijo que se acababa de cascar un frappuccino, así que mi gozo en un pozo.

Brussels Beer Project Pigalle               Rue de Bruxelles 1, París (Francia)                 www.beerproject.be/fr/taprooms/2161-pigalle               pigalle@beerproject.be          +33  788  593  472

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