Durante nuestro breve periplo por la Val d'Aran estuve buscando cervezas locales. Mi única referencia (a parte del Refu) era la cervecera Immortèla, con sede en Casarihl. La busqué en todas las tiendas y restaurantes que visitamos sin éxito.
No obstante pudimos comprobar la buena forma birruna del valle, sin tener que recurrir en ningún momento a la cerveza industrial. Por ejemplo, en un bar de pintxos me pude tomar la Imperial Stout de Samuel Smith o en una pizzería normal y corriente pude disfrutar de la Ponent de la que escribimos hoy.
De los de Seró la verdad es que no tuve buen comienzo con ellos (es lo que tiene colocar tu producto en grandes superficies), su Weizen la verdad es que me llegó muy chusca. En esta ocasión su American Pale Ale estaba en buen estado, y es que la cosa cambia considerablemente cuando tienes el producto refrigerado, como fue el caso.
De color dorado y carbonatación muy abundante, con espuma blanca y de aspecto jabonoso. Muy turbia y con bastante sedimento. Al olfato ya nos indica que la cosa viene cargadita de verde. En boca es muy potente, con todo el bofetón de lúpulo bien intenso. Sabores muy herbáceos -algunos de ellos refrescantes- y resinosos sin llegar a resultar desagradable. Muy para hopheads, un tanto basta, -la sopita de lúpulo la tienes ahí- pero que sin duda paliará tu mono de lúpulo cuando andas fuera de casa. Final de amargor cargadico (55 IBUs). 5,5%.
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