2 de septiembre de 2019

La Capra - Barcelona


Una de esas calurosas tardes del mes de julio en las que no sabes por qué pero acabas dando vueltas a la noria del Drim del centro comercial Glòries. Antes de que me pete la vena comienzo a hilvanar un sibilino plan para encarrilar la tarde hacia el terreno craft. Miro mi mapa Google para ver qué pins me pillan más cerca. Mmmm... en La Capra Cerveseria Artesana aún no hemos estado. Hay que entrar en acción.

"-Cariñito mío.
-Sí, mi amor.
-He pensado que como se está haciendo tarde podemos picar algo por aquí cerca porque si no cuando lleguemos a casa ya será muy tarde para preparar la cena de los niños.
-Tienes razón, pichón. Tú lo que quieres realmente es ir a una cervecería craft, ¿no?
-Vale, me has pillado, pero ¿a que es buena idea?
-Como si te hubiera parido..."

...y los Castle ya bajan alegres y contentos por Roc Boronat hacia dicha cervecería.

Roc Boronat, cómo ha cambiado la cosa. En mis años mozos se llamaba Calle Luchana y aquello parecía la localización del rodaje de Mad Max. Los mejores baretos heavyolos de la ciudad estaban por aquí. Ahora hay unos rascacielos dignos de Matrix.

Enganchamos ya con Sancho de Ávila y nos asomamos por La Capra. Ubicada en el Poble Nou, La Capra es una pequeña cervecería ubicada en la parte alta de su rambla que cuenta con ocho tiradores rotatorios y una pequeña nevera para producto embotellado y enlatado. Regentada por Francesco y Chiara, en La Capra son especialmente sensibles con el movimiento Slow Food, el producto artesano de alta calidad, ecológico y de kilómetro cero. Además de las cervezas ofrecen una oferta gastronómica muy cuidada de producto italiano. Ellos mismos elaboran sus propias tigelle, piadine y foccacie y las rellenan al instante, y utilizan productos de proximidad para elaborarlas, como la harina, el aceite bio, los embutidos y los quesos. En sus grifos dan prioridad a las cerveceras de proximidad que ofrecen un producto fresco y de alta calidad.

El local es muy luminoso y cuenta con diferentes espacios. En el exterior cuentan con una terraza muy tranquila (la "Superilla" ayuda a ello). En el interior puedes disfrutar de unas pintas apostado en uno de los taburetes de la barra, hacer lo propio en las mesas altas que dan a los ventanales o tomarse algo relajado en alguno de los sillones que se disponen por toda la sala. El ambiente es cálido y relajado, y la selección musical nos transmite mucha serenidad, nos invita a disfrutar de su slow food. Francesco nos explica su proyecto de negocio y nos muestra con mimo la carta, con todos los productos de su tierra: tablas de parmigiano reggiano, pecorino sardo (bio), mortadella, salame bresciano, frutos secos y encurtidos para picar. Para continuar tienen una excelente burrata acompañada de diferentes maneras, hummus y porchetta. Y si uno tiene pensado quedarse a cenar puede ir pensando en pedirse unas piadine, tigelle y foccacie preparadas de mil maneras: con mortadella, rúcula, ricotta, espinacas, champiñones, gorgonzola, salame, chorizo, prosciutto, stacchino... hay para todos los gustos.


Nosotros abrimos boca con la burrata e friggione di Cesare (pisto de cebollas y calabacines en salsa de tomate) que estaba exquisita. Para continuar, como nos gusta probar cosas nuevas nos decantamos todos por las tigelle, que no las habíamos comido nunca. Son unos panecillos caseros típicos de la Reggio Emilia que se sirven calientes y se suelen rellenar con quesos y embutidos. Para los críos pedimos los de mortadella y queso, y para nosotros los de friggione di Cesare, queso de cabra ricotta y salame. Vienen preparados en unos paquetitos muy monos que elaboran ellos mismos con mucho mimo al instante.

Mi mujer y los niños muy contentos con la comida y yo rebosante de alegría con la comida y las birras. La verdad es que pasamos un rato muy agradable y la conversación con Francesco fue muy placentera. Estamos seguros que volveremos muy pronto. De momento les colocamos su merecido pin en nuestro Mapa Birruno. Ci vediamo!

Balance de daños:

-Espina de Ferro - Ephemeral. Mi mujer se pidió esta Farmhouse IPA de los de Vilanova del Camí. Elaborada con maltas Lager y t-50 y los lúpulos Columbus, Simcoe, Mosaic y Citra. Es muy ligera de trago y suave al paladar, con un puntito ácido muy agradable y un amargor final suave (42 IBUs). 5,2%.

-Castelló Beer Factory - A.C.E. Beer. Yo opté por esta Pale Ale de los de Castellón de la Plana. Se trata de una cerveza solidaria que dona sus beneficios a la Asociación Conquistando Escalones para la investigación de la distrofia muscular y el SIDA. Está elaborada con malta Pale, lúpulos Citra y Nelson Sauvin, azúcar panela y miel de naranjo. Es una Pale Ale bastante lupulizada y amarga, pero entra bien, en general rica y muy bebible.

-Brew & Roll - Chaplin. Para finalizar el ágape me pedí esta Double IPA de los de Barañáin, que han elaborado en colaboración con el equipo del Pub Charles Chaplin de Azpeitia y que ganó la medalla de oro a la mejor Double IPA en el Barcelona Beer Challenge 2019. Bastante alcohólica, muy herbácea y resinosa. Carga de malta alta, muy potente y de lúpulo hasta arriba. A mí personalmente nunca me han ido este tipo de Imperial IPAs tan idas de madre, pero eso es cuestión de gustos. 137 IBUs. 8,5%.

1 de marzo de 2023
Este negocio lamentablemente ha cerrado sus puertas de manera permanente.

La Capra                Sancho de Ávila 173, Barcelona             cervecerialacapra@gmail.com

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