Este año quizás haya sido la edición más rara del
Zwanze Day debido a la pandemia mundial, pero con toda certeza es la que hemos cogido con más ganas. De hecho, personalmente es la que he disfrutado más de todas a las que he asistido. El año pasado no pude ir porque me coincidió con una boda de un familiar, y este año sinceramente ya lo daba todo por perdido en cuanto a festivales y ferias cerveceras se refiere. Así que ya os podéis imaginar el entusiasmo que se respiraba el sábado 26 de septiembre en la Masia Agullons. Muy buen ambiente, gente con ganas de disfrutar y de pasárselo bien -con todas las medidas sanitarias necesarias- y todo esto regado con las célebres cervezas Lambic de la Brasserie Cantillon y -cómo no- también con las birras de Montse y Carlos. A estos últimos quiero agradecerles que otro año más nos hayan abierto las puertas de su casa para celebrar el evento.
Remontémonos unos meses atrás en el tiempo. Durante el confinamiento -cuando la cosa se puso más dura- la verdad es que pensé que este año no se iba a poder celebrar nada. El primero en caer fue el BBF, y así se fueron sucediendo cual fichas de dominó todos los festivales marcados en el calendario. Cuando llegó el verano y se eliminó el estado de alarma ya empecé a mirar las redes sociales por si se veía algún brote verde. Consulté la página de Cantillon varias veces sin éxito y ya me hice a la idea de que me quedaría dos años consecutivos sin Zwanze Day. Sin embargo, el 15 de septiembre el instagram de Ales Agullons anunciaba el evento en su masía de Mediona y (¡oh, sorpresa!) por primera vez en la historia también en Barcelona, Madrid, Zaragoza y Donostia. Eso sí, con cita previa, grupos de máximo 10 personas (luego se redujo a 6) y mascarilla obligatoria. En el caso de Mediona había tres turnos: viernes tarde, sábado mañana o sábado tarde. La entrada como siempre era gratuita. Este año, y de manera excepcional, el evento únicamente ha podido celebrarse en Europa.
La verdad es que cuando vi el anuncio del Zwanze Day 2020 en la Masia Agullons me dio un subidón bastante gordo, así que no tardamos en rellenar el formulario
online para apuntarnos. A mí particularmente me gusta más el ambiente de la mañana -más sosegado- aunque eso implique perderme la cerveza especial que se elabora para ese año. Dada la experiencia vivida en la
edición de 2018 -la última a la que asistí- este año teníamos claro que iríamos por la mañana.
Nuestra franja nos limitaba la asistencia de 12:00 a 16:00h, por lo que decidimos ser muy puntuales para disfrutar el máximo de tiempo posible del evento. Fuimos pronto también con la idea de disfrutar de todos los barriles antes de que se acabasen, este año no estaba dispuesto a perderme la Fou' Foune -mi Cantillon favorita- que no pruebo desde la
edición de 2017. El resto de asistentes debió pensar lo mismo porque a las 12:00 del mediodía el aparcamiento estaba bastante lleno y ya había gente en la puerta haciendo cola para entrar. Al principio me asusté un poco pero una vez dentro nos relajamos bastante al ver que había espacio y cervezas suficientes para todos. Tanto las mesas de la terraza de la masía como las de fuera del recinto estaban suficientemente espaciadas, y todas al aire libre. Las de la masía no tardaron en llenarse, así que nosotros establecimos nuestro campamento birruno fuera. El tiempo atmosférico fue muy piadoso con nosotros. Si hubiese llovido no se hubiese podido celebrar el evento. El día anterior hizo muchísimo frío y un viento muy fuerte, pero en cambio el sábado por la mañana el cielo estaba totalmente despejado e hizo calor. No sé si alguien fue a llevarle huevos a la Clarisas pero hizo un día perfecto. Fue todo un alivio.
En cuanto a la selección birruna este año ha sido el mejor de todos: 3 grifos de Ales Agullons (para los que no están muy familiarizados con las cervezas Lambic, o simplemente no les apetezcan) y -atención- 11 de Cantillon. Mi idea primigenia era darle a la Fou' Foune y luego al resto, pero visto lo visto preferí probar todas las Cantillon desconocidas para mí -que eran varias- y despedirme por todo lo alto con una copita de Fou' Foune. Bien, al final me quedé sin Fou' Foune porque el barril se acabó, pero salí tan satisfecho que este año ni me supo mal. Los Grifos disponibles de Cantillon eran éstos: Gueuze, Cuvée Saint-Gilloise, Vigneronne, Saint Lamvinus, Kriek, Rosé de Gambrinus, Fou' Foune, Magic Lambic, Camerise, Grand Cru de Bruocsella y Brettrave (la edición especial de este año). Las copas de Cantillon costaban 4€ y las de Agullons 3. La copa del evento (me refiero al recipiente) también costaba 3€. Me fue genial porque este año me cargué sin querer la de 2018 y así pude reponerla. Para comprar cervezas en formato botella también había mucha más variedad que otros años: en total 9 variedades de Cantillon diferentes a precios bastante razonables. Lou Pepe se agotó el viernes y nos la perdimos pero al final al menos pude llevarme a casa una botella de Fou' Foune como premio de consolación, así como otras Cantillon que aún no había catado, como por ejemplo la Brabiant
æ. De Agullons tenían disponibles botellas de Dalmoru, Aurora, St Joan i L'Altra.
A las 13:25h Carlos nos dio un sorpresón anunciando que la cerveza especial de 2020 (la Brettrave) se pincharía a las 13:30. Fue un detallazo que fuesen dosificando el barril para que todos los asistentes -independientemente de la franja horaria a la que se hubieran apuntado- tuvieran la oportunidad de poder catar la cerveza especial de este año. ¡Bravo!
En cuanto a la pitanza este año estaba muy bien montado: Una food truck con bocatas y tapas, un puestecico de quesos y un último de pizzas, comida veggie y pasteles. Estuvo muy bien organizado todo y con bastante variedad, y así de paso Montse se evitó el palizón de preparar comidas de ediciones pasadas. Hemos podido disfrutar de su compañía y conversación, y yo creo que ella también lo ha disfrutado muchísimo más relajada.
Para comenzar el ágape nos pedimos la tostada de queso, que estaba muy rica -aunque se echó de menos el variadito de Kike Ojanguren- y para continuar las patatas bravas y el bocata de pollo cajún, que estaba espectacular, de soltar la lagrimita. Mis colegas se pidieron unas hamburguesas que también tenían una pintaza brutal. De postre nos pedimos un pastel de zanahoria muy rico en el tenderete veggie.
Poco más. Antes de que nos diéramos cuenta ya nos dieron las cuatro y debimos abandonar la masía para dar paso al grupo de la tarde. Desde estas líneas quiero agradecer a la organización por el esfuerzo que han hecho para que esto sucediese pese a la pandemia y las restricciones. Estuvo todo perfecto: aforo, selección, limpieza, distribución de los espacios, ambiente... chapeau. Un abrazo fuerte a Carlos y Montse, era muy importante para el sector que esto se celebrase, lo necesitábamos. Solo espero que para la edición de 2021 toda esta mierda vírica haya acabado definitivamente. ¡Nos vemos el año que viene!
Balance de daños:
-Cantillon - Magic Lambic. Que la primera cerveza que te pides nada más llegar te ponga mirando para Cuenca no tiene precio. Se trata de un blend de un 80% de Lou Pepe Framboise y un 20% de Lambic con arándanos y vainilla. Espectacular. Todo el saborazo de la frambuesa, como si las estuvieras mordiendo, el puntito de la piel de arándano y un colchón suave de vainilla de fondo. Lagrimones. Puntito ácido muy suave, exquisitamente bien balanceada, el acético suave. Bufff, se ha ido directa a mi top personal. Quizás se parecía un poco a la cerveza de la edición de 2016 pero creo que ésta tenía la vainilla mucho más marcada y en definitiva mucho más sabrosa. Lo dicho: TOP. 5,5%. -Cantillon - Vigneronne. El listón tampoco os creáis que bajó demasiado tras la Magic Lambic. Ésta también estaba para ponerte Pinocho. Se trata de un blend de Lambics de entre 16 y 18 meses con uva Muscat. En aroma muy afrutada, el acético está ahí pero muy suavecito, bastante más suave que el resto de Cantillon. En boca el puntito dulce de la uva te saca los lagrimones, la acidez moderada, cuerazo, el punto añejito y a seguir flipando. 6,5%.
-Cantillon - Brettrave. La cerveza especial del Zwanze 2020. Fue toda una sorpresa porque al acudir por la mañana pensé que no la íbamos a probar. En aroma me olía como a hortalizas, luego vi que llevaba remolacha que es lo que le da ese color. En boca terrosa, ácida, pero sin chirriar. Es una cerveza bastante peculiar. Es la que menos me gustó de la jornada y de todas las añadas de Zwanze que han sacado, pero eso va a gustos. 6,0%.
-Cantillon - Saint Lamvinus. Ésta ya es más fuertecica. Se trata de un blend de Lambics de entre 16 y 18 meses con uva Merlot. Color rojizo subido, en aroma mucho acético, en boca muy avinagrada, intensa, con el saborazo a cuero y el toque de la barrica, y el punto del Merlot que equilibra en cierta medida tanta intensidad. 7,0%.
-Cantillon - Grand Cru de Bruocsella. Lambic de 3 años. Color claro. En aroma bastante acético, intensa. En boca manzanas, sidra, cuerazo, los toques de barrica, acidez moderada y una vez caliente un puntito suave afrutado. Muy compleja y muy rica. 5,0%.
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