En primer lugar, antes de nada, me gustaría agradecer a Carlos y Montse de la Masia Agullons su enorme generosidad al abrirnos las puertas de su casa para compartir con todos nosotros un acontecimiento único como el Zwanze Day, por su cercanía y trato humano. ¡Sois muy grandes!.
El Zwanze Day es un acontecimiento que organiza cada año la mítica Brasserie Cantillon de Bruselas a nivel mundial. Es un evento muy limitado, ya que solamente 59 locales en todo el mundo son los elegidos por la familia Van Roy para enviar sus barriles. En toda la Península Ibérica el único lugar elegido para celebrarlo es la Masia Agullons, en Sant Joan de Mediona (Alt Penedès). La celebración consiste en pinchar durante todo el día los barriles de las extraordinarias cervezas Lambic de Cantillon, pero al llegar las 21:00 (hora de Bruselas) se pincha simultáneamente en todos los locales del globo terráqueo donde se celebra el Zwanze Day la cerveza que se ha creado exclusivamente para ese día y que rara vez se suele repetir, en el caso de este año se ha elaborado una Fruit Lambic con frambuesas, arándanos y vainilla. Para consultar el listado completo de lugares donde se celebra tan magno acontecimiento podéis clickar aquí.
Siendo un beer geek y viviendo en Catalunya es un pecado mortal no asistir al menos una vez en la vida al Zwanze Day, así que como no podía vivir con esa cruz a cuestas, este año decidí librarme de ese estigma asistiendo el pasado sábado 1 de octubre a la celebración de Sant Joan de Mediona. En años anteriores había descartado la opción de asistir porque las cervezas Lambic no eran santo de mi devoción, pero a medida que ha ido pasando este 2016 y he ido probando variedad de cervezas Sour -concretamente de Brekeriet y de Mikkeller- me he ido aficionando mucho en la materia, y os puedo asegurar de que después de volver de Mediona mi vida ha cambiado y soy un gran enamorado de Cantillon y de sus cervezas Lambic. ¡Y ya no se me pone la cara como la del Fary cuando me bebo una Sour!.
Para situaros un poco os explicaré que las cervezas Lambic son un tipo de cervezas muy peculiares porque no llevan levadura, son de fermentación espontánea, y por tanto hay mucha "magia" en ellas. Las cervezas solamente pueden ser denominadas Lambic si se han elaborado en una zona muy concreta de Bruselas y alrededores. No son cervezas nada fáciles, ya que son extremadamente ácidas, y esto no suele gustar a todo el mundo. A la mezcla de varias cervezas Lambic jóvenes con añejas se las denomina Gueuze. Yo no sé si ha sido que me he ido acostumbrando a ellas o que he ido educando el paladar, pero lo que antes era un ejercicio de masoquismo (tanto para el paladar como para el bolsillo) ahora me provoca un placer inefable y puedo disfrutarlas muchísimo, que es de lo que se trata. También he de añadir que las cervezas que probamos en Mediona eran casi todas Fruit Lambic y gracias a la fruta estaban mejor balanceadas, y todo el dulzor contrarrestaba la carga ácida de tan peculiares cervezas de fermentación espontánea, de manera que nuestras degustaciones seguramente fueron más fáciles que su hubiésemos pedido algo más heavy.
El Zwanze Day que organizó Ales Agullons en su masía comenzó a las 12:00 del mediodía, es un evento abierto a todo el mundo. Empezaron pinchando 7 barriles de Cantillon (que acabaron siendo 8 a partir de las nueve): Lambic, Gueuze, Kriek, Rosé de Gambrinus, Mamouche, Cuvée Fou' Foune, Cuvée Saint-Gilloise y finalmente Zwanze 2016. Si ya es difícil encontrar un bar donde te pinchen solo uno imaginaos lo extraordinario que es que se pinchen 8 a la vez, eso ocurre en muy pocas ocasiones. También se pincharon 3 barriles de los anfitriones, Ales Agullons: Bruno, Progress y Roca & Carbó. Ésta última la han elaborado junto con Jordi Roca para El Celler de Can Roca. Imaginaos el nivelón.
Nosotros llegamos allí sobre las 6 de la tarde, justo cuando Carlos Rodríguez, rodeado de sus tanques de fermentación, comenzó una pequeña charla para explicar a los asistentes en qué consistía el evento y las características de las cervezas Lambic. Una vez finalizada la charla nos dimos todos al alcohol.
Para realizar las degustaciones es necesario comprar las fichas en la cocina de la masia, en una sala contigua a la barra. Cada ficha costaba un euro. La mayoría de las cervezas costaban 3 fichas, salvo la Lambic y la Gueuze que costaban 2. También era posible (mediante reserva previa) la compra de botellas, tanto de Cantillon como de Agullons a precios bastante asequibles. Que puedas degustar una cerveza belga tan exclusiva, de 100 en Ratebeer por 3 euros no me parece ningún astillazo. El otro día me clavaron 2,05€ por 18cl de una cerveza hecha en Argentona. Eso sí que me pareció un astillazo. Da gusto poder asistir a un evento así, abierto a todo el mundo y a precios populares.
La tarde fue trascurriendo plácidamente, sin prisas, sin agobios, lo único que tuvimos que hacer fue sentarnos y disfrutar, mientras pasaban las horas, degustando poquito apoco, las deliciosas Cantillon que nos fuimos pidiendo. Lo mejor del Zwanze Day es su ambiente, muy familiar, tranquilo, alegre y sosegado. Se respira muy buen rollo, se te alinean todos los chakras. No demasiada gente, la justa. Suficiente sitio para sentarse y disfrutar... y musiquilla de fondo. Hubo un solista que estuvo amenizando la tarde con temas de los Beatles, Bruce Sprinsteen, U2, Pink Floyd, etc... más tarde pincharon música bastante tranquilita, agradable para todo el mundo. Al cabo de un rato nos entró un poco de hambre y para acompañar las Lambic fuimos a visitar a Kike Ojanguren de Asturias, un país de quesos, y nos preparó un plato para soltar lagrimones como puños, aquello estaba espectacular. Una vez cayó la noche necesitamos meternos un cojín en el estómago y fuimos a ver el puestecito que se habían montado los de El Mosquito Tapas.
Se agradeció el poder disponer de algo para comer. Ahí la organización estuvo muy acertada. Nosotros nos pedimos los 3 platos que cocinaba El Mosquito Tapas. Para empezar sus archiconocidas albóndigas de pulpo, un clásico en este tipo de eventos cerveceros. Para continuar nos pedimos el cangrejo frito (es de cáscara blanda, se come todo) que con la salsita y todos los condimentos estaba bastante rico. Venía acompañado con arroz con leche de coco y cilantro. De tercero nos pedimos la dorada frita que no nos acabó de convencer. Quizás yo esté acostumbrado a comerla al horno o a la brasa y la verdad es que frita no me gustó mucho. Además nos tocó la parte de la cabeza y había muy poca chicha. Un poco ful. También venía acompañada con su cilantro y su arroz con leche de coco al igual que el cangrejo crujiente (esto me suena a mí a Bob Esponja). En la cocina de la Masia Agullons además estaban preparando pinchitos, una lástima, al final no los probamos pero tenían muy buena pinta. Según me comentó Montse de Agullons también preparaban verduras a la brasa y embutidos. Es bueno saberlo para futuras incursiones.
Sobre las ocho de la tarde aquello se puso bastante lleno, debido a que se acercaba la hora clave, el momento de pinchar el barril de Zwanze 2016. El ambiente más animado, con mucha más gente, pero tampoco con demasiados agobios. Nosotros pudimos mantener nuestra mesa y nuestras sillas durante toda la tarde. Sobre las nueve menos diez alrededor de la barra ya no cabía ni un alfiler. Todos estábamos allí apostados esperando que llegaran las nueve, para que rigurosamente se pinchase, con puntualidad británica el barril más esperado de la noche. El momento llegó, y tras unas palabras de Carlos para agradecer a la familia Van Roy su labor en el mundo cervecero, se abrió la veda y el grifo de Zwanze 2016 empezó a repartir felicidad entre todos los asistentes. Tuve la suerte de probar la cerveza el primero de todos, después de Carlos Rodríguez. Servían solo media copa, para garantizar de que todos los asistentes pudiésemos probar la cerveza. La verdad es que se vació rápido, pero aún así nosotros pudimos repetir justo antes de irnos (pasadas las 10 y de la noche).
Para casa pudimos llevarnos una botella de Barrica de Ales Agullons, varias botellas de Roca & Carbó y finalmente una Iris de Cantillon que estamos deseando abrir ya.
El Zwanze Day es una experiencia brutal. Aunque no os gusten las cervezas Sour yo creo que hay que darle una oportunidad y abrir los sentidos a nuevas sensaciones. Yo no era muy de Sours y mirad cómo he acabado, un fan total. El ambiente inmejorable. Yo creo que por todo ello es obligatorio al menos una vez en la vida acercarse a la Masia Agullons para celebrarlo. Pensad que es el único lugar en toda la península donde se celebra, y teniéndolo tan cerca es un must. Lo he disfrutado tantísimo que no os lo puedo explicar con palabras, ¡hay que venir a vivirlo!.
Para realizar las degustaciones es necesario comprar las fichas en la cocina de la masia, en una sala contigua a la barra. Cada ficha costaba un euro. La mayoría de las cervezas costaban 3 fichas, salvo la Lambic y la Gueuze que costaban 2. También era posible (mediante reserva previa) la compra de botellas, tanto de Cantillon como de Agullons a precios bastante asequibles. Que puedas degustar una cerveza belga tan exclusiva, de 100 en Ratebeer por 3 euros no me parece ningún astillazo. El otro día me clavaron 2,05€ por 18cl de una cerveza hecha en Argentona. Eso sí que me pareció un astillazo. Da gusto poder asistir a un evento así, abierto a todo el mundo y a precios populares.
La tarde fue trascurriendo plácidamente, sin prisas, sin agobios, lo único que tuvimos que hacer fue sentarnos y disfrutar, mientras pasaban las horas, degustando poquito apoco, las deliciosas Cantillon que nos fuimos pidiendo. Lo mejor del Zwanze Day es su ambiente, muy familiar, tranquilo, alegre y sosegado. Se respira muy buen rollo, se te alinean todos los chakras. No demasiada gente, la justa. Suficiente sitio para sentarse y disfrutar... y musiquilla de fondo. Hubo un solista que estuvo amenizando la tarde con temas de los Beatles, Bruce Sprinsteen, U2, Pink Floyd, etc... más tarde pincharon música bastante tranquilita, agradable para todo el mundo. Al cabo de un rato nos entró un poco de hambre y para acompañar las Lambic fuimos a visitar a Kike Ojanguren de Asturias, un país de quesos, y nos preparó un plato para soltar lagrimones como puños, aquello estaba espectacular. Una vez cayó la noche necesitamos meternos un cojín en el estómago y fuimos a ver el puestecito que se habían montado los de El Mosquito Tapas.
Se agradeció el poder disponer de algo para comer. Ahí la organización estuvo muy acertada. Nosotros nos pedimos los 3 platos que cocinaba El Mosquito Tapas. Para empezar sus archiconocidas albóndigas de pulpo, un clásico en este tipo de eventos cerveceros. Para continuar nos pedimos el cangrejo frito (es de cáscara blanda, se come todo) que con la salsita y todos los condimentos estaba bastante rico. Venía acompañado con arroz con leche de coco y cilantro. De tercero nos pedimos la dorada frita que no nos acabó de convencer. Quizás yo esté acostumbrado a comerla al horno o a la brasa y la verdad es que frita no me gustó mucho. Además nos tocó la parte de la cabeza y había muy poca chicha. Un poco ful. También venía acompañada con su cilantro y su arroz con leche de coco al igual que el cangrejo crujiente (esto me suena a mí a Bob Esponja). En la cocina de la Masia Agullons además estaban preparando pinchitos, una lástima, al final no los probamos pero tenían muy buena pinta. Según me comentó Montse de Agullons también preparaban verduras a la brasa y embutidos. Es bueno saberlo para futuras incursiones.
Sobre las ocho de la tarde aquello se puso bastante lleno, debido a que se acercaba la hora clave, el momento de pinchar el barril de Zwanze 2016. El ambiente más animado, con mucha más gente, pero tampoco con demasiados agobios. Nosotros pudimos mantener nuestra mesa y nuestras sillas durante toda la tarde. Sobre las nueve menos diez alrededor de la barra ya no cabía ni un alfiler. Todos estábamos allí apostados esperando que llegaran las nueve, para que rigurosamente se pinchase, con puntualidad británica el barril más esperado de la noche. El momento llegó, y tras unas palabras de Carlos para agradecer a la familia Van Roy su labor en el mundo cervecero, se abrió la veda y el grifo de Zwanze 2016 empezó a repartir felicidad entre todos los asistentes. Tuve la suerte de probar la cerveza el primero de todos, después de Carlos Rodríguez. Servían solo media copa, para garantizar de que todos los asistentes pudiésemos probar la cerveza. La verdad es que se vació rápido, pero aún así nosotros pudimos repetir justo antes de irnos (pasadas las 10 y de la noche).
Para casa pudimos llevarnos una botella de Barrica de Ales Agullons, varias botellas de Roca & Carbó y finalmente una Iris de Cantillon que estamos deseando abrir ya.
El Zwanze Day es una experiencia brutal. Aunque no os gusten las cervezas Sour yo creo que hay que darle una oportunidad y abrir los sentidos a nuevas sensaciones. Yo no era muy de Sours y mirad cómo he acabado, un fan total. El ambiente inmejorable. Yo creo que por todo ello es obligatorio al menos una vez en la vida acercarse a la Masia Agullons para celebrarlo. Pensad que es el único lugar en toda la península donde se celebra, y teniéndolo tan cerca es un must. Lo he disfrutado tantísimo que no os lo puedo explicar con palabras, ¡hay que venir a vivirlo!.
La tarde del 1 de octubre fui muy feliz, y eso no se paga con dinero. Muchísimas gracias una vez más Carlos y Montse por acogernos en su casa.
Balance de daños:
-Cantillon - Cuvée Fou' Foune. Impresionante cómo está esta Fruit Lambic con albaricoques, se ha convertido ya directamente en mi Cantillon favorita, directa al number 1 Fernandisco. Ácida y a la vez afrutada, algo floral, es sutil y absolutamente deliciosa. 5,0%. Lagrimones. De ésta nos tomamos dos copas, con eso os lo digo todo.
-Cantillon - Mamouche. Lambic elaborada con flores de saúco. Yo el saúco no lo encontré por ningún lado. Sí resulta un pelín seca y un poquito amarga. De saúco mi favorita hasta el momento sigue siendo la de Matoll. 5,0%.
-Cantillon - Rosé de Gambrinus. Colosal. Fruit lambic con frambuesas. Absolutamente deliciosa. Las frambuesas bien presentes, acidez moderada, nada empalagosa. Algo floral, como de hibiscos o algo de rosas. Lagrimones. 5,0%.
-Cantillon - Kriek. La Fruit Lambic de cerezas más célebre de la casa. Ya la reseñé en su día de botella (aquí el enlace) y tanto en botella como en tirador sigo sin encontrarle las cerezas. De sabor Lambic muy rico pero la fruta muy poco presente. 5,0%.
-Cantillon - Cuvée Saint-Gilloise. Lambic de dos años con dry hopping y la adición de un poquito de licor para la refermentación en botella. Sabor más añejo y complejo, como de Gueuze, no tan fácil como el resto pero también disfrutable. 5,0%.
-Cantillon - Zwanze 2016. La estrella de la noche, elaborada con frambuesas, arándanos y vainilla. De sabor y color bastante parecido a la Rosé de Gambrinus, pero con el toque de los arándanos y finalmente el sabor muy sutil que dejaba en el paladar la vainilla (costó encontrarla pero apareció). Muy suave. Absolutamente deliciosa. Como seguramente no la volverán a hacer pedimos otra copa antes de irnos para despedir una jornada birruna colosal. 5,0%.
Balance de daños:
-Cantillon - Cuvée Fou' Foune. Impresionante cómo está esta Fruit Lambic con albaricoques, se ha convertido ya directamente en mi Cantillon favorita, directa al number 1 Fernandisco. Ácida y a la vez afrutada, algo floral, es sutil y absolutamente deliciosa. 5,0%. Lagrimones. De ésta nos tomamos dos copas, con eso os lo digo todo.
-Cantillon - Mamouche. Lambic elaborada con flores de saúco. Yo el saúco no lo encontré por ningún lado. Sí resulta un pelín seca y un poquito amarga. De saúco mi favorita hasta el momento sigue siendo la de Matoll. 5,0%.
-Cantillon - Rosé de Gambrinus. Colosal. Fruit lambic con frambuesas. Absolutamente deliciosa. Las frambuesas bien presentes, acidez moderada, nada empalagosa. Algo floral, como de hibiscos o algo de rosas. Lagrimones. 5,0%.
-Cantillon - Kriek. La Fruit Lambic de cerezas más célebre de la casa. Ya la reseñé en su día de botella (aquí el enlace) y tanto en botella como en tirador sigo sin encontrarle las cerezas. De sabor Lambic muy rico pero la fruta muy poco presente. 5,0%.
-Cantillon - Cuvée Saint-Gilloise. Lambic de dos años con dry hopping y la adición de un poquito de licor para la refermentación en botella. Sabor más añejo y complejo, como de Gueuze, no tan fácil como el resto pero también disfrutable. 5,0%.
-Cantillon - Zwanze 2016. La estrella de la noche, elaborada con frambuesas, arándanos y vainilla. De sabor y color bastante parecido a la Rosé de Gambrinus, pero con el toque de los arándanos y finalmente el sabor muy sutil que dejaba en el paladar la vainilla (costó encontrarla pero apareció). Muy suave. Absolutamente deliciosa. Como seguramente no la volverán a hacer pedimos otra copa antes de irnos para despedir una jornada birruna colosal. 5,0%.
Me has puesto los dientes largos con todos esos elixires y viandas para elevar el espíritu, en un paraje espectacular... ;)
ResponderEliminarDebe ser una jornada espectacular con Cantillon como estrella protagonista, ¡qué envidia!
Un saludo, nos leemos.
El año que viene ¡no te lo pierdas!. Yo de tí me iría planificando el finde del Zwanze 2017. Hubo peña que vino con la furgo volkswagen y se quedaron a dormir y todo, eso ya es level pro. Desde Euskadi tampoco te pilla tan lejos. ¡Nos leemos!.
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