Este mes de julio, aprovechando que estoy de vacaciones y tengo a los churumbeles colocados en el casal, estoy invirtiendo parte de mi tiempo en descubrir negocios cerveceros que aún no habíamos visitado en el blog. No me lo estoy pasando nada mal, para qué nos vamos a engañar. Total, que nuestra última parada ha sido la emblemática Bodega Fermín, en pleno corazón de la Barceloneta, que ha conseguido posicionarse ya como uno de los referentes en la escena craft barcelonesa. Siete tiradores y una extensa carta de birras en lata y botella para satisfacer al más freak de los beergeeks. Además tienen vinillos, vermuts y una carta de tapas acojonante ¡y yo sin haber descubierto esto antes! Pues nada chato, cógete la Línea 4 que nos vamos para la Barceloneta. Hoy nos vamos a poner finos en la Bodega Fermín. Yes, we can!
La Bodega Fermín ya desde fuera evoca a lugar entrañable. Ese cartel viejuno, esos barrilacos de vinacho y vermut y esas neveracas del año la pera. Ya mola con solo poner un pie allí. Está ubicada en la plaza del mercado de la Barceloneta, y por ende la clientela que entra allí es de lo más variopinto: guiris gamba semicalcinados suplicando por una jarra de sangría, la senyora Antònia que viene a rellenar la garrafa de vino, el senyor Pep que viene a su ritual del vermut de mediodía con el Sport bajo el brazo y luego algún que otro beergeek como el que suscribe, que viene a ponerse fino de birras. La pizarra de la puerta reza "Craft Beer", no nos hemos equivocado, es aquí. Una vez dentro, nos encontramos en la típica bodega de barrio de toda la vida, que han tuneado colgando todo tipo de latas y botellas de birra craft a las que acompañan sus coloridas pizarras, más que nada para que la gente sepa que sí, ¡que estamos en una cervecería craft!
Me atiende Roger, que se afana por tenerlo todo a punto. Son las doce del mediodía y empiezan a llegar guiris sofocados por el asfixiante calor. Uno pide ya una jarra de sangría. Roger hace el gesto de negación con la cabeza. "-La quitamos de la carta hace tiempo" -me comenta mientras enjuaga los mini nonics en el lavavasos. Supongo que era la manera de buscar un perfil de clientela más centrado en la cerveza artesanal. Me aposto en la barra, pido la primera Soma y entablo conversación con Roger. El negocio comenzó hace unos cinco años y medio, evidentemente no comenzaron con los siete tiradores, sino con unas cuantas referencias en botella. La cerveza artesana tuvo muy buena acogida entre la parroquia del barrio y no tardaron en ampliar la carta de birras y poner su primer tirador craft. Al cabo de un tiempo Moritz les colocó la T que tienen ahora, hasta llenarla con 8 grifos, 7 de birra craft y 1 de vermutillo. Le confieso a Roger que eso de servir cerveza artesana en una T instalada por la Moritz tiene su morbo, quèvolsquithidigui. El guiri que pedía sangría le dice a Roger que quiere una birra como la mía. ¡Joder, si ahora va a resultar que soy influencer!
El local es pequeño pero muy agradable. Hay diferentes rincones con algún taburete y una pequeña barra para tomarte allí tu cervecita, tu vermutillo con sus tapitas y tal, el local me resulta muy acogedor. Como diría Kiko Veneno: "Hase musho caló", menos mal que tienen un buen ventilador a todo trapo. Al estar ubicada en la plaza, la Bodega Fermín cuenta también con una amplia terraza. Quizás se está más fresco fuera porque corre el aire y la brisa marinera, pero entonces nos perdemos todo el encanto de estar dentro, así que decido quedarme. Me dan las doce y media y hay que empezar a pensar en algo de jamercio, ya que antes de las 3 tengo que estar recogiendo al enano. Pues venga, que vamos a comer en horario europeo. Roger me acerca la carta para que estudie la gran multitud de tapas que dispone la Bodega. Todo pinta bastante bien. Mientras me decido entra una colla de guiris que resultaron ser unos brewers de UK que venían de La Fira del Poblenou, todos sin excepción se piden Soma. ¡Este Ramon se va a forrar!
Bueno, pues ya lo tenemos claro, para abrir boca me pido una gilda que estaba triunfal. Sigo con las anchoas del Cantábrico que sirven con su pan de coca con tomate que estaba brutal. Como plato fuerte me pido la morcilla de cebolla con mermelada de manzana y piparra. Cum laude. El resto de tapas básicamente son encurtidos, embutidos, tablas de queso, boquerones en vinagre y cosas por el estilo. Ojito con lesos boquerones, me los pedí en nuestra segunda visita -no tardé en volver con la family- y estaban de soltar la lagrimita. A tener en cuenta para ocasiones venideras: el taco de sobrasada con queso azul y chocolate, la cazuelita de Cheddar, chistorra y salsa chipotle o las berenjenas con queso de cabra y chutney de cebolla.
Me lo zampo todo como si no hubiese un mañana -la birra abre el apetito, es lo que tiene- mientras voy charlando con Roger, que con todo el trajín que tiene hace todo lo posible por darme conversación. Salí muy contento de allí, tanto por el encanto del lugar, como por la bebida, la comida y el trato. No tardé en volver. Al cabo de una semana estábamos allí toda la familia tras salir de la exposición de Van Gogh que había montada por allí cerca. El arte da mono de lúpulo. Les colocamos su merecidísimo pin en nuestro
Mapa Birruno y les mandamos un saludo a todo su equipazo. ¡Volveremos prontísimo!
Balance de daños:
Soma - Hypebeast: NEDIPA con DDH de Cashmere, Citra y Mosaic. Una brutalidad. Fruta tropical y cítricos por un tubaco, fruta de hueso, locura. Sedosísima, entró como la seda. Lagrimones, exaltación de la amistad... subidón. 8,0%.
Klanbarrique - Bang Bretta: Farmhouse IPA de Trentino (Italia) hasta arriba de Brettanomyces. Toma como base una American IPA elaborada con los lúpulos Cascade, Centennial, Chinook y Simcoe y se deja envejecer en barrica de roble durante 6 meses. El resultado es una cerveza más Sour que IPA, de lúpulo nada, todo acidez y saborazo. Muy refrescante pero es una pena que se pierda todo el lupulazo. 7,8%. Embolia at 2 o'clock.
Cyclic - Fresita. Muy Saison, muy bebible, muy refrescante, con su puntito Sour pero las fresas no aparecen ni en el color ni en el sabor. Como Saison me ha parecido muy rica, pero la verdad es que me esperaba bastante más fresas. 5,6%.
Naparbier - Disorder. APA con DDH de Simcoe y Cascade. Cebada, trigo y avena. Muy cítrica, mucho limón, lima, mandarina y corteza de mandarina. Brutal. Entraba sola. 5,5%.
Bodega Fermín Sant Carles 18, Barcelona 93 435 51 73