29 de abril de 2020

Brasserie Cantillon - Bruselas


Cada vez que me tomaba una cerveza Cantillon me preguntaba cómo debía ser esa Brasserie, con sus telarañas, sus tinas, su bodega repletita de barrilacos y el trajín de sus trabajadores. Yo no sé si podría trabajar allí sin ir entonao todo el día. Qué peligro. El caso es que en el mes de marzo surgió la oportunidad de viajar por primera vez a Bruselas, así que lo primero que hice fue entrar en la web y comprar las entradas para realizar lo que considero una visita obligada en la capital belga. Nos vamos a la Brasserie Cantillon.


Uno es un habitual del Zwanze Day y no voy a negar que aquí hay mucho componente sentimental tras esta visita. Muchas botellas descorchadas, mucha felicidad compartida y muchas ganas de juntarse de nuevo en Mediona en la casa de Montse y Carlos. A todo esto hay que sumarle que Cantillon está considerada como una de las mejores cerveceras del mundo y uno de los referentes de las cervezas Lambic.

La Brasserie Cantillon está ubicada en el barrio de Kuregem en Anderlecht. Hay varias paradas de autobús y tranvía por allí cerca, pero creo que lo más fácil para llegar hasta allí es utilizando las líneas 2 o 6 del metro, que prácticamente te llevan a cualquier punto de Bruselas. En ambas líneas la parada es la de Clemenceau, y de allí a la Brasserie tan solo hay 5 minutos a pie. Es muy fácil llegar. Finalmente llegamos allí a las 14:15 con puntualidad británica tras un fugaz pero placentero ágape en el restaurante La Tana. La verdad es que nos hubiese gustado disfrutar de la comida con muchísima más calma, pero el horario de la visita nos condicionó el resto de planes de la jornada. Para acabarlo de rematar aquel día la lluvia no nos dio tregua y mi acompañante llevaba un pie chorreando. No nos dio tiempo de ir al hotel para que pudiese cambiarse de calzado y estuvo toda la visita muy incómodo. En fin, no os explico más mi vida, a lo que vamos.

Las visitas se realizan de manera guiada o free style. Las visitas guiadas en inglés se ofrecen los lunes, viernes y sábados a las 14:15. No sé quien es la lumbrera que establece los horarios de las visitas en Cantillon, pero desde luego se ha cubierto de gloria. La entrada cuesta 9,50€ (es gratuita para los menores de 14 años) y dura una hora y media aproximadamente. También se puede realizar una visita sin guía que cuesta 7,50€, que se puede efectuar cualquier día (excepto miércoles, domingos y festivos) de 10:00 a 16:00. El tour concluye en el bar de la Brasserie, donde se realiza una cata de dos cervezas que están incluidas en la entrada (tanto en la individual como en la guiada). El resto de las cervezas que te quieras tomar ya corren de tu cuenta. Nuestro grupo era de unas veinte personas aproximadamente y el tour comenzó muy puntual. Al llegar a la Brasserie ya se huele a ese olorcillo avinagrado característico de las cervezas Cantillon que de entrada nos dibuja una sonrisilla en la cara. Hay mucha magia aquí dentro.

La visita comienza en la caldera de maceración, donde el guía comienza explicándonos la historia de la Brasserie, fundada en 1900 por el señor Paul Cantillon. También nos sitúa en cuanto a las características de la cerveza Lambic y sus peculiaridades, así como el tipo de productos que allí se fabrican, para luego continuar ya con el proceso de fabricación de las cervezas Cantillon. Alrededor de la caldera de maceración nos explica el volumen de agua que utilizan, y las proporciones de malta de cebada y trigo sin maltear. Como estáis viendo en las fotografías la maquinaria es bastante antigua, y todavía utilizan unas correas y engranajes de muchísimo antes de Naranjito. La segunda parada es la sala de cocción. Para acceder a ella hay que subir por unas estrechas escalerillas, que me hacen pensar en la cantidad de gente que se habrá hostiao allí bajando taja. Allí también se encuentra la molturadora que tritura los cereales que luego irán a parar a la caldera de maceración, que está justo debajo. El guía nos explica que la adición de lúpulo únicamente debe cumplir con su función de conservante, y que no debe aportar ningún tipo de sabor ni amargor a la cerveza.

Seguimos subiendo hasta la tercera parada, donde se encuentra el desván y el almacén del cereal. Hay que subir de uno en uno por unas escaleras muy estrechas y aún más peligrosas que las anteriores. Me vienen a la mente la música y los negros del ataúd bailando. Una vez en el desván hay que subir por otras escaleras de unos pocos peldaños para poder llegar a la cuarta parada, la tina de enfriamiento. Aquí ya se empieza a notar la magia en el ambiente. Veo las telarañas que describía Steve Huxley en su libro. Lloro. En esta piscina de cobre situado en el desván de la cervecería es donde se enfría el mosto y donde las levaduras salvajes empiezan ya a hacer acto de presencia. Se suelen abrir las ventanas del desván y se abre parte del tejado que cubre la tina durante toda la noche para enfriar el mosto. Una vez frío se pasa a un tanque de acero inoxidable ubicado en el mismo desván -que a la vez sirve de almacén para los sacos de cereal y lúpulo- y finalmente se guarda en las barricas del piso de debajo, que es la quinta parada.

La quinta parada fue la más larga y la más rollete. Se juntaron varios factores. Estábamos cansados (el amigo Yosemait además seguía con el pie chorreando), era la hora de la digestión, y ya llevábamos un buen rato de pie prácticamente a pie quieto, y para rematarlo ya estáis viendo en la foto el espacio. Más de veinte personas en el pasillito que queda entre los toneles. Como me entretuve haciendo fotografías del desván llegué el último y por ende el más alejado del guía, por lo que no me enteré de una mierda del resto de la explicación, que además fue la más larga y donde hubo más preguntas. Así que mi consejo es que si no tenéis mucho entusiasmo en tomar demasiadas instantáneas no os separéis del guía. Allí al menos podemos ver -y sentir- donde están envejeciendo todas esas míticas cervezas que, algunas de ellas, acabarán algún día en el interior del que suscribe. Una vez acaba la cherreta continuamos por el pasillo entre los toneles hasta llegar a un pequeño espacio donde el guía nos explica cómo se realiza la mezcla de Lambics para las Gueuzes y la adición de frutas.

Finalmente concluye el tour y bajamos hasta la planta baja, justo en la entrada de la fábrica. Allí abajo se encuentra la tienda, el bar y -por el largo pasillo que llega hasta la caldera de maceración donde empieza el tour- se encuentra la embotelladora a mano izquierda y las botellas almacenadas a mano derecha. El guía nos acompaña hasta la zona de cata donde concluye el tour y nos explica qué cervezas vamos a tomar: En primer lugar una Lambic joven sin añejar, y en segundo lugar nos dejan elegir entre tres variedades de Lambics ya acabadas: La Gueuze, la Kriek y la Rosé de Gambrinus. Nuestra idea era pedir una Kriek y una Rosé, pero vaya por donde esta última se había acabado. ¡Hay que joderse! El señor que nos atiende a la hora de servirnos tampoco es que sea la alegría de la huerta. Pues nada, a darle a la Gueuze normal que también está muy rica. Aquí ya nos despedimos del resto del grupo y cada uno decide ir a donde le venga en gana. El bar está a reventar de peña, no sé si es que anterior a nosotros había una visita para grupos, porque no hay ninguna mesa libre y muchísima gente de pie esperando. Encima de las mesas se ven hasta seis o siete cestitas con mandanga de la buena. Parece que hay peña que lleva dándole al frasco desde las diez de la mañana. Como no hay donde sentarse vamos a echarle un ojo a la tienda.

La tienda está muy bien y es un lugar a explotar al máximo si has venido a Bruselas con vehículo propio. No os flipéis mucho porque no tienen a la venta todo su repertorio, tan solo sus cervezas más clásicas y alguna joyita muy contada, pero eso sí, mucho más baratas que en el centro de Bruselas y que en España. Las cervezas que tienen a la venta son: la Gueuze, la Kriek, la Grand Cru de Bruocsella, Vigneronne, Saint Lamvinus y Brabantiæ. Para que os hagáis a la idea de los precios la Gueuze de 37,5cl sale a 4,50€ -en España a 11- y la caja de 12 a 44,40€. La Kriek sale a 8€ la botella de 75cl, la Grand Cru a 9,50€, Vignerone a 13, Saint Lamvinus a 14 y por último la Brabantiæ a 22 leiros. Todos estos ultimos precios son de botellas de 75cl. El resto del catálogo se puede degustar en el bar -según disponibilidad- pero en ningún caso se puede sacar de la fábrica. En la tienda también venden camisetas, sudaderas, cestas para Gueuzes y demás merchandising.

Al cabo de un rato, una vez nos hemos acabado de pie las cervezas que incluía la visita, la cosa empieza a estar más despejada y muchos de los visitantes comienzan a emigrar. Encontramos una mesa libre y para allá que nos vamos. Miro en la pizarra y ¡joder! ¡qué ven mis ojos! ¡tienen botellas de Blåbær! La mítica Lambic de arándanos que solo se vendía en Olbuttikken y que la gente hacía colas kilométricas en Copenhague y se daba de hostias para conseguirla. ¡Estamos de suerte amigo! Inevitablemente le hago la pregunta al "simpatico" señor que atiende el bar "-¿puedo comprar alguna botella para llevar?" y me contesta con un "no" tajante que ya estaba esperando desde antes de formular la pregunta. Por 12€ nos damos el capricho de tomárnosla allí. Esta botella en el mercado negro birruno seguro que tiene precio de kriptonita. El señor nos la sirve como aquel que te vende un paquete de Ducados. Pues nada, por fin procedemos a sentarnos y a disfrutar de lo que nos queda de visita y de nuestra botellica de Blåbær. Por si os pica la curiosidad también tenían disponibles para degustar: Gueuze, Lambic, Kriek, Brabantiæ, Fou' Foune, Lambic d'Aunis, Lou Pépé Kriek, Saint Lamvinus, Saint Lamvinus Grand Cru, Magic Lambic, Mamouche, Vigneronne, Carignan, Iris, Bruocsella, Bruocsella Brut, Camerise y Nath.

Al salir tuve una sensación agridulce. Por un lado, muy contento de poder visitar esa mítica cervecería con la que soñaba, sobre todo durante cada Zwanze Day, y de haber disfrutado de grandes cervezas. Por el otro, un poco triste de no haberla podido disfrutar como me hubiese gustado. Estábamos cansados, mojados por la lluvia, con la mochila a cuestas, una hora y media de pie mientras hacíamos la digestión haciendo el esfuerzo de entender el inglés del guía en unas condiciones acústicas no demasiado adecuadas (el sonido de la maquinaria a pleno rendimiento de sonido de fondo tampoco ayudaba), y el último tramo de la visita se nos hizo eterno. No obstante, como experiencia, es una visita que sin duda recomiendo realizar, sobre todo si uno es muy fan de las cervezas Lambic. Es más, me gustaría volver, pero esta segunda vez saltándome la visita para disfrutar únicamente del bar. Pues nada, espero que hayan disfrutado de la lectura y que lessirva de algo si tienen pensado visitar la Brasserie. Procedemos a poner el correspondiente pin en  nuestro Mapa Birruno y a realizar el balance de daños de la jornada.

Balance de daños:

-Cantillon - Lambic. La primera cerveza que te sirven una vez finalizada la visita es la de esta Lambic joven sin mezclar. Prácticamente sin carbonatación, muy dulzona, con sabores de manzana y pera, y sin ese carácter añejo y salvaje de las Lambic envejecidas. Me pareció muy curioso el hecho de realizar esta experiencia gustativa y posteriormente poder compararla con la Gueuze que podemos encontrar en las tiendas.

-Cantillon - Gueuze. La clásica cerveza de la casa (y más fácil de conseguir). Es un lujazo poder disfrutarla en el mismo lugar donde la fabrican. Contraste total con la anterior, mucho más ácida, con más carácter, cuerazo, me he acostumbrado demasiado bien a esta cerveza, ya no me pone la cara como la del Fary. Riquísima. Podéis volver a leer la reseña que escribí en su día pinchando aquí. 5,0%.

-Cantillon - Kriek. He probado varias añadas de esta cerveza y hasta ahora siempre me frustraba el hecho de no encontrarle demasiado protagonismo a las cerezas. La de hoy, al ser más joven , tenía la fruta mucho más intensa y me ha parecido brutal, y la que más me ha gustado. Podéis volver a leer la reseña que escribí en su día pinchando aquí. 5,0%.

-Cantillon - Blåbær. Buuuuuuuffff ¡droga dura! La cerveza que me alegró la tarde. Puro arándano, muy salvaje, acidez bastante balanceada. Muy rica, con notas de piel de arándanos, moras, bayas... ¡espectacular! De ese tipo de cervezas que solo se prueban una vez en la vida. Esta semana publico su ficha individual con más información al respecto. 5,0%


Brasserie Cantillon             Rue Gheude 56, Anderlecht, Bruselas (Bélgica)             www.cantillon.be             info@cantillon.be         +32  02  521 49  28

27 de abril de 2020

Sudden Death - High Voltage


Primera toma de contacto con la cervecera alemana Sudden Death, con un logo a lo Viernes 13 que da más miedo que los Gremlins de fiesta en la Isla Fantasía.

La lata es muy chula con unos dibujitos muy currados y la han bautizado como High Voltage. Se trata de una Imperial IPA elaborada con malta de cebada, malta de trigo, malta de avena, copos de avena y los lúpulos Vic Secret, Mosaic BBC y Columbus.

La sirvo en vaso para IPAs, presenta un color naranja muy intenso y bonito, muchísima turbidez, aspecto de zumazo y bastante carbonatación, aunque no especialmente duradera.

Al olfato me viene mucha papaya. En boca es terciopelo, muy cremosa, muy sedosa, con bastante cuerpo, la sensación es la de estar bebiéndose un biofrutas, aunque no por ello es difícil de beber. Los sabores nos recuerdan a la papaya, la piña, naranja,quizás algo de melón francés también y un pomelo muy rico. Finalmente se nota un poquito de alcohol, no molesta pero se nota un poquito (8,5%) pero entra fina fina filipina. Comprada en la tienda online de La Bodega del Sol por 5,05€.

26 de abril de 2020

La Quince - Hover

Molaría que los chicos de La Quince hiciesen una colaboración con los neoyorquinos Brooklyn, así tendríamos a Oliver y Benji, los magos del lupulón, en el New Team birruno dándole a tope a los fermentadores. Mientras llega ese día nos conformamos con sus birrotes en solitario, que no son moco de pavo.

Hoy os traemos Hover, una American Pale Ale elaborada con el lúpulo Vic Secret y un dry hopping de Idaho 7 y Azacca.

La sirvo en vaso shaker. Presenta un color dorado sin turbideces ni poso alguno, muy limpia. La carbonatación es abundante, nos genera una buena capa de espuma blanca no especialmente persistente. Al olfato mucho verde.

En boca es una cerveza herbácea, muy ligera de trago, se bebe con facilidad, pese a ello es una cerveza muy sabrosa. Predominan los sabores herbáceos y de pinito pero también podemos encontrar un puntito de fruta de hueso de fondo muy agradable. El final es notablemente amargo, aunque solo tiene 30 IBUs y te fundes la yonkilata de 44cl en un plis. Comprada en la web de La Bodega Del Sol por 4,95€. ¡Ah! Y es sin gluten.

25 de abril de 2020

Het Nest - Four Aces New Belgian Ale

Otra de las cervezas que pudimos degustar durante nuestro magnífico -a la par que breve- ágape en el restaurante La Tana de Bruselas fue esta Four Aces New Belgian Ale de la cervecera belga Het Nest, de la que reconozco que aún no había bebido nada.

De la serie Four Aces los de Oud-Turnhout tienen multitud de cervezas de estilos dispares, así que hay que fijarse en el subtítulo para no confundirse. En nuestro caso es una Belgian Ale elaborada con piña, mango y fruta de la pasión. En nuestro caso es la edición de 2019.

De color dorado y carbonatación abundante, espuma blanca aunque no especialmente duradera. Al olfato es una gozada: todo fruta tropical. En boca predomina la fruta, que sale en procesión por tu paladar: piña, mango y maracuyá. Un auténtico delirio para los fans de Los Fruittis. Por debajo de la fruta tropical también podemos encontrar el sabor del cereal y también ese carácter que le aporta la levadura belga. ¡Muy rica! 5,3%. entró fina fina filipina.

24 de abril de 2020

Maestri Del Sannio - Spaccarella

Primera toma de contacto con la cervecera de Cerreto Sannita, los italianos Maestri Del Sannio. Yo siempre he sido más de Sony que de Sanyo, pero aún así hacían buenos radiocassettes.

La cerveza de hoy la pude degustar durante un increíble -a la par que breve- ágape en el restaurante La Tana de Bruselas. Se llama Spaccarella y es una cerveza de fermentación espontánea a la que han añadido albaricoques.

Me la sirven en copa, presenta un bonito color anaranjado. La carbonatación es abundante pero no excesiva, no tarda en desaparecer. Al olfato olor de perrete bastante desagradable. También ese salvajismo característico de las Wild Ales que nos va haciendo a la idea de que se nos va a poner la cara como la del Fary.

En boca es una cerveza muy ácida, muy agresiva, con el punto del albaricoque rico, pero no demasiado intenso. En ese sentido la balanza se decanta de manera clara hacia el lado ácido y salvaje. En mi opinión se queda muy lejos de una Fou' Founne, y si te van a chuflar 8 leiros por una botellita de 33cl pues casi que prefiero pagar la de Cantillon aunque me salga un poco más cara. De todas maneras es un modo de conocer un poco el trabajo italiano cuanto a cervezas de fermentación espontánea se refiere, ya que hasta la fecha creo que solo conocía el de Loverbeer. 6,5%.

23 de abril de 2020

La Tana - Bruselas


Descubrí este pequeño restaurante italiano en Bruselas a través de la cuenta de instagram de Ales Agullons. Una vez se publicaron los premios Ratebeer Best 2019 y aparecía como uno de los mejores restaurantes de la capital belga para tomar cervezas lo puse de manera inmediata en mi punto de mira. Por cómo organizamos nuestra agenda cervecera y el horario del restaurante en cuestión, el único hueco que nos quedaba para comer allí era el lunes 2 de marzo al mediodía.

Aquel día nos condicionó mucho el hecho de que teníamos entradas para visitar la Brasserie Cantillon a las 14:15 -ole los cojones del que organiza los horarios de visitas en Cantillon- así que la idea era comer temprano (allí en Bruselas no supone ningún problema) y salir cagando virutas hacia la Brasserie del señor Van Roy. Pues nada, ¡nos vamos a comer a La Tana! ¡Food porn! ¡Beer porn!

La Tana está ubicado en una zona muy bonita de Bruselas. Si estáis haciendo el guiri por la capital belga os la vais a encontrar sin problemas justo detrás de la catedral de San Miguel y Santa Gúdula. Si venís de otra parte de la ciudad hay muchas líneas de tranvía y metro por allí cerca. Tiene fácil acceso. Hace unos meses también contaban con otro local justo en la acera de enfrente -La Tana 2.0- pero ya os aviso de que han cerrado permanentemente. En La Tana 2.0 vendían vinos, cervezas artesanales y productos gourmet italianos, pero finalmente el restaurante ha absorbido también la tienda y ahora es todo en uno. La idea es disfrutar de una buena comida y si uno se queda con ganas de más llevarse alguna botellica a casa. Nosotros descartamos esta idea porque llevábamos equipaje de mano en el avión y todavía nos quedaban algunas botellas y lastas de birra en la nevera del hotel para fundirnos esa noche. La verdad es que aparecimos allí sobre las 13:00 del mediodía, bastante justo para comer con calma y luego continuar con nuestros planes birrunos. Un gran fallo por nuestra parte. Aquella mañana estuvimos haciendo el guiri en el Antonium y se nos hizo tarde.

El local no es muy grande, son todo mesas pequeñas, para dos o cuatro personas, con manteles de cuadros de vichy, todo muy italian style. Nosotros fuimos sin avisar y tuvimos suerte (también hay que decir que fuimos pronto), pero viendo las dimensiones del local os recomiendo reservar mesa antes. La decoración y el mobiliario brillan por su ausencia, aquí sí que la cosa patina un poco, pero creo que la calidad de la comida y las cervezas compensan con creces este factor. El hecho de que hubiesen varios italianos comiendo allí ya nos dice mucho. Para nuestro gozo tenían de hilo musical Iron Maiden y Megadeth a volumen atronador, cosa que no parecía importar al resto de comensales ¡perfecto! Cuentan con cuatro grifos rotatorios, todo de producto italiano, de estilos variados. En nuestro caso -desconozco si es así siempre- todas las cervezas costaban 5€, pero en función del estilo te servían más o menos cantidad, es decir: de una Sour de Loverbeer te servían 20cl, de una Robust Porter de Dell'Aspide 30 y de una Helles de Opperbacco 40. Tenían un buen neverote con birras que desconocía, así que -aunque aquella Loverbeer de tirador me estaba haciendo ojitos- finalmente me decanté por explorar nuevos mundos a través de su oferta embotellada.

La carta no es muy extensa, pero sí de calidad, y creo que hago bien si os recomiendo pedir el plato del día, como fue nuestro caso: unos orecchiette alla castagna, guanciale, funghi e parmesano. Estaban brutales. Eran cerca de las 14:00 y solo tuvimos tiempo de pedir la puerta y salir pitando. Toda una lástima porque es uno de esos sitios para sentarse en la mesa con calma y disfrutar todo el tiempo que haga falta. Nos perdimos los postres, pero que vamos, si vuelvo a poner un pie en Bruselas éste es uno de esos sitios donde vale la pena repetir.

Os dejo con las joyitas que tenían para degustar o para llevar a casa: Cuanto a producto italiano tenían un surtidazo de Loverbeer, Stimalti, MC77, Stradaregina, Dell'Aspide, Opperbacco, Tre Fontane, Maestri Deel Sannio, Bibibir, Nix, Hilltop y Brasseria Della Fonte. De producto belga Totem, La Source, Het Nest, Brasserie De La Senne, De Struise, De Ranke, Fantôme. Surtidazos guapos de Lambics de 3 Fonteinen y Cantillon y alguna joyaza suelta de Oud Beersel, De Troch, Tilquin. Del resto del globo Collective Arts, Vandestreek, Stillwell, Kemker y varias botellacas de Agullons. Un buen repertorio en toda regla.

Pues nada, un lujazo poder disfrutar así de un buen ágape -aunque fuera deprisa y corriendo- acompañados de unas buenas birras. Esperamos volver pronto, mientras tanto les colocamos su merecido pin en nuestro Mapa Birruno. Ci vediamo!

Balance de daños:
-Maestri Del Sannio - Spaccarella. Se trata de una Sour elaborada con albaricoques. Olor a perrete no muy agradable. Muy ácida, muy salvaje y con los albaricoques ricos pero no muy intensos. Se queda muy lejos de la Fou' Foune. 6,5%. No me han acabado de convencer los de Cerreto Sannita. Mañana cuelgo su ficha individual.

-Het Nest - Four Aces New Belgian Ale 2019. Espectacular Belgian Ale elaborada con piña, mango y fruta de la pasión. Muy sabrosa, muy afrutada, una locura de fruta y con un puntito amargo al final (40 IBUs), riquísima y para beber a litros. Les tomo la matrícula a estos cerveceros de Oud-Turnhout. 5,3%. Entró como el agua. Pasado mañana colgaré su ficha individual.

La Tana               Rue de l'Enseignement 27, Bruselas (Bélgica)            +32  489  731  916

22 de abril de 2020

Sesma - DIPA

Viendo que mis reservas birrunas iban mermando tras el paso de los días decidí hacer un pedido online a La Bodega Del Sol. Llegaron a casa el pasado lunes, in extremis. Es más , aquella misma mañana, que salí a hacer compra quincenal, me tuve que comprar una Paulaner Hefe-Weissbier Dunkel en el Mercadona porque la cosa pintaba ya muy mal. ¡Y con qué gusto me la bebí!

Pues nada, una vez recibido el paquete se redujo mi ansiedad y ya al día siguiente, tras pasar la noche en la nevera, empecé a meterle mano al asunto. La de hoy es la primera toma de contacto con Sesma Brewing y a decir verdad esto promete. La DIPA de hoy me ha dejado muy flipado. La verdad es que no conocía nada del producto de los navarricos y éste ha sido un muy buen comienzo.

La receta es una Hazy Imperial India Pale Ale elaborada con las maltas Pils, Pale, trigo y avena; los lúpulos Cryo Mosaic, El Dorado, Azacca y Calypso y por último la levadura Windsor Ale. La sirvo en vaso para IPAs, presenta un color anaranjado bastante bonito, con mucha turbidez, aspecto de zumazo. Muy hazy. La carbonatación no es especialmente abundante, pero sí suficiente para crear una cremosa capa de dos deditos de espuma. Al olfato el Mosaic nos saluda ¿hola, qué tal? mucho cítrico en nariz, con un aroma muy agradable e intenso. En boca destacan los cítricos, con sabores que nos recuerdan a la mandarina, la naranja y especialmente el pomelo. También muy notables las notas herbáceas, con un punto de pino, resinoso, muy agradable y refrescante, sin chirriar en ningún momento. Es una cerveza realmente muy sabrosa. A destacar también su cuerpo, potente, muy sedosa en boca, pero aún así entra con una alegríaaaaaa... Finalmente nos deja un sutil amargor en boca -digo sutil porque yo ya estoy inmunizado a este tipo de chutes lupuliles- bastante agradable (40 IBUs). 7,9%. 5,10€ la lata de 44cl.

20 de abril de 2020

Bokke - Pjassel

Y con la de hoy concluimos nuestras andanzas birrunas en In De Verzekering Tegen De Grote Dorst, la que es -según los usuarios de Ratebeer- la mejor cervecería del mundo.

La segunda y última en caer de la tarde fue Pjassel, otra joyaza de la brasserie belga Bokke, muy difícil de conseguir. Aún teniendo un precio muy elevado pensé: "...Javier, no te vas a ver en otra", así que cayó esta segunda botella. Un día es un día. Después de más de cinco semanas de confinamiento ya os digo que no me arrepiento para nada.

Se trata de un blend de Lambics de 1, 2 y 3 años con melocotón rojo de viña. Nos la sirven en su correspondiente cestita, como es menester. La sirvo en vaso de Gueuze. Presenta un color entre rojizo y anaranjado. Carbonatación no excesiva, la espuma es poco duradera, pero la burbuja se mantiene hasta el final. Al olfato ese carácter salvaje de las cervezas Lambic. En boca es ácida y muy refrescante, con el sabor puro del melocotón empapándote la boca. Encontramos un punto de melocotón cuando está un poco verde, notas de paraguaya y un sabor especial como si estuvieras royendo el hueso. Obviamente el sabor avinagrado de las Lambic, en ese sentido está bastante marcado, pero en conjunto con la fruta queda todo bastante armonioso (dentro de lo que es el estilo). Cuerazo y droga dura. El final me resulta un pelín seco. En general me ha parecido un birrote de dimensiones épicas. 6,0%. 45€.

19 de abril de 2020

Bokke - Framboos Noyaux

Y bien, aquí tenemos a una de esas joyazas tan ansiadas por cualquier beergeek que se tercie: Bokke. Tienen una producción tan limitada que son prácticamente imposibles de encontrar. Luego uno mira instagram y ve a un pavo de San Diego que exhibe ufano una colección de diez botellas. También me consta que han llegado botellas al Be Hoppy de Madrid (y al mismo precio que las pagué yo). No se cómo lo harán para conseguirlas, pero para mí y el resto de los mortales nuestra única opción es ir a consumirlas (que no a comprarlas) al In De Verzekering Tegen de Grote Dorst de Eizeringen.

La primera seleccionada de la tarde fue la Framboos Noyaux, que es una versión de la Framboos normal. Se trata de una cerveza Lambic de dos años con frambuesas frescas locales, vainilla de Madagascar y Tahití y huesos de albaricoque. Nos la sirven en su correspondiente cestita para que el poso quede en el culo de la botella, aunque como podéis apreciar la saqué durante unos instantes para tomar las fotografías correspondientes.

Presenta un color rojizo y carbonatación abundante, cuya espuma no dura mucho en el vaso. La carbonatación sí está presente hasta el final, con esa burbuja fina que nos deja esa sensación picosilla y de cosquilleo en la lengua. Es una cerveza muy aromática. En nariz nos viene todo ese aromazo salvaje de las cervezas lámbicas, cuerazo y obviamente las frambuesas. En boca es una delicia, pura frambuesa. De acidez moderada, perfectamente equilibrada por el dulzor de la fruta, con el puntito sutil avainillado de fondo que nos vuelve completamente locos. Toque avinagrado suave, punto añejo característico, ese cuerazo que no falte y ese punto especial que supongo que los expertos se deben referir como "sabor a establo". Como nunca he lamido un establo no sé cómo describirlo. Me ha recordado muchísimo a la cerveza del Zwanze Day 2016 de Cantillon, solo que la segunda me imagino que debía ser mucho más barata. No he sabido encontrar el sabor de los huesos de albaricoque, pero que vaya, es una cerveza sublime aún sin haberle podido sacar todos los matices. Valió la pena el capricho. 6,0%. 45€ la botella de 75cl.

17 de abril de 2020

In De Verzekering Tegen De Grote Dorst - Eizeringen


Uno ve año tras año con cierta sorpresa y estupefacción los resultados que arrojan los premios Ratebeer Best. Especialmente en estos tres últimos me llamaba mucho la atención el top 10 de las mejores cervecerías del mundo, no ya por el hecho de que hubiesen desbancado del trono al BierCaB o al Akkurat, sino porque quien lo había hecho era un pequeño pub de Eizeringen. Eizeringen, ¿dónde está eso? Consulto en Google Maps, esto está cerca de Bruselas y el pub en cuestión tiene un nombre peculiar: In De Verzekering Tegen De Grote Dorst. Ay mi madre, me va a costar aprendérmelo de memoria. Vuelvo a recurrir a Google, solo abren los domingos. Fantaseo con la idea de llegar hasta allí, pero no tardan en asaltarme visiones apocalípticas con mis tres hijos en un autobús de línea buscando la cervecería en cuestión. El hecho de que solo abran los domingos también limita mucho el poder visitarlo en caso de una escapada de fin de semana. Uno se resigna, cierra Google, suspira y piensa que bueno, que todo no puede ser en esta vida, al menos tengo la suerte de vivir en Barcelona y de poder disfrutar de un escenario cervecero brutal, así que no te quejes Javier, todo llegará. Y llegó. El día de Navidad del pasado año uno de mis regalos era un vuelo de ida y vuelta para visitar la capital belga con un amigo, sin niños, de sábado a martes. Vuelvo a poner a la mejor cervecería del mundo en mi punto de mira. Nos vamos a In De Verzekering Tegen De Grote Dorst.

El 1 de marzo -ajenos del todo a cómo íbamos a acabar el mes- nos levantamos con cierto nerviosismo porque sabíamos que aquel día era nuestra única oportunidad. Desayunamos y fuimos a recorrer el centro de la capital belga (reconozco que aún no la conocía,  y no precisamente por falta de ganas). Antiguamente, en el pub en cuestión, solo abrían de 10:00 a 16:00, pero actualmente han ampliado el horario hasta las 20:00. Especulamos con la idea de llegar allí a las 10:00 para asegurarnos una mesa, pero a esa hora mi cuerpo no está para Lambics, así que finalmente acordamos partir hacia allá después de comer y que sea lo que Dios quiera, si hay que esperarse para coger mesa pues se espera lo que haga falta. Para llegar hasta allí lo mejor es ir en coche. En el vuestro propio, en uno de alquiler o en un Uber. Nosotros nos embarcamos en la odisea de llegar allí en transporte público. A Eizeringen solo llega el autobús 128, no hay ningún otro medio más. Se puede coger en una parada que hay al lado de la plaza de la bolsa, en pleno centro de Bruselas. Tras media hora esperando en la parada del bus nos dimos cuenta de que ¡bingo!, ¡la ley de Murphy! El centro de la ciudad estaba en obras y habían modificado la ruta. Es una de las razones por las que odio el bus. Nos vimos obligados a coger el metro para llegar hasta la estación Gare de l'Ouest, en Molenbeek, donde hay otra parada del 128. Allí cogimos el autobús sin problemas. El billete cuesta 3€ por trayecto (6 en total si quieres volver) y conviene llevar calderilla para pagar, ya que no cogen billetes de más de 20 ni se puede pagar con tarjeta. Os aviso porque casi tenemos un disgusto a la vuelta. El abono para el metro de Bruselas ciudad tampoco os va a servir allí. El trayecto se realiza en línea recta por una carretera durante unos 36 minutos, y conviene avisar al conductor para que os indique cuando bajar.

Por fin llegamos a Eizeringen. La parada está cercana a un cruce de carreteras. Allí hay un almacén y un par de negocios que obviamente están cerrados por el hecho de ser domingo. Eizeringen es un bonito pueblo en medio de la campiña belga. Es muy tranquilo, con unas casas con cuidados jardines realmente preciosas, allí reina la tranquilidad. Para llegar a la cervecería hay que tirar de Google Maps, o en caso de establecer contacto visual con el campanario, ir en esa dirección. El paseo es muy agradable. En nuestro caso no nos cruzamos con nadie ni a la ida ni a la vuelta, es un lugar que transmite mucha paz. No se tarda mucho en recorrer el camino, cinco minutos a lo sumo. Finalmente llegamos al último repechillo que nos conduce hasta la plaza de la iglesia donde se ubica el In De Verzekering Tegen De Grote Dorst ¡Por fin hemos llegado! ¡Lo conseguimos! Aquello que nos parecía tan remoto lo tenemos justo delante. Tras sus puertas nos espera la mejor cervecería del mundo. ¡Vamos allá!

Tras cruzar la puerta se confirman nuestros temores: no hay ninguna mesa libre. Son las 15:50 de la tarde y aquello está bastante lleno. Al menos se está calentito, la temperatura es agradable e invita a quedarse dentro con unas cervecitas. El local no es demasiado grande, pero el ambiente es muy cálido. Hay un par de mesas grandes, una en la entrada y otra al lado de las ventanas, y el resto son pequeñitas. Al fondo una antigua estufa preside la sala. Una planta de lúpulo que trepa por una de las vigas de madera le da ese toque personal al local. En el exterior hay algunos toneles a modo de mesas para tomarse algo al aire libre, pero no hay nadie debido al frío, tan solo un par de fumetas salen de vez en cuando. Mientras esperamos nos apostamos en la barra de mármol. Nos atiende enseguida Kurt Panneels, el propietario del pub. El hombre nos indica las cervezas que tiene hoy de barril en su pizarra. También nos saca una carta de las cervezas, pero nuestra vista se dirige hacia un surtido de botellas que tiene dispuestas encima de una cómoda. "Estamos interesados en Bokke", le decimos. El hombre afirma con la cabeza y nos pide que elijamos la que queramos, hoy las que tiene disponibles son las que tiene a la vista. Nos decantamos por la Framboos Noyaux. No tarda en aparecer con la botella seleccionada y con su correspondiente cestita. Nos dice que no hay problema en que nos la tomemos en la barra. Mientras Kurt hace los honores una señora nos hace un ademán para que vayamos a sentarnos con ella, así que cogemos los bártulos y la cerveza y nos sentamos allí. Bajo la mesa está sentada su perra, una pastor alemán preciosa y muy dócil.


La señora es una antuerpiense empedernida que nos da agradable conversación. Nos habla acerca de su ciudad natal y ejerce de embajadora con gran elegancia. La verdad es que nos la vende muy bien, nos entran muchas ganas de ir a visitarla, lástima que en este viaje no pueda ser. También nos ofrece algo de queso. Entre el calorcito, la Framboos y la cálida conversación de esa mujer nos sentimos como en casa. Al cabo de un rato se sienta con nosotros su pareja, que resulta ser Yves Panneels, el hermano del propietario.

Yves nos explica la historia del local. Nos cuenta que la iglesia de Eizeringen se construyó en 1841, y la cervecería en 1842 "...los feligreses tenían sus necesidades al salir de misa, así que no tardaron mucho en construirla". Nos reímos. Le preguntamos acerca de la peculiaridad de que solo abran los domingos ¿qué deben hacer el resto de la semana? Yves nos explica que Marguerite, su antigua propietaria, lo hacía así. Kurt además es jardinero, así que es la manera de que pueda compaginar los dos trabajos. No obstante, añade, también están dispuestos a abrir entre semana para grupos privados.

Pasa la tarde de manera agradable acompañados de la conversación de Yves y su pareja. Mientras conversamos voy escudriñando -por mera curiosidad- el resto de la carta. Básicamente Lambics y producto local. En uno de mis viajes a la barra le pregunto a Kurt acerca de su selección birruna.

"Nos gusta trabajar con producto local, es la manera de preservar la tradición y de apoyar a las cerveceras de la zona, valoramos mucho nuestro patrimonio cervecero". Le recuerdo que hace unos años las cervezas Lambic estuvieron a punto de desaparecer y le pregunto si siente que su trabajo ha tenido algo que ver en el hecho de que se hayan mantenido. "Sí, en efecto. Ahora hay mucha más gente que bebe cerveza Lambic. Hace veinte años las Lambic solo las bebía la gente mayor, ahora el rango de edad del consumidor habitual ronda entre los 30-50 años, la verdad es que todo ha cambiado mucho". También le pregunto acerca de cómo un pequeño local de Eizeringen se convierte en la mejor cervecería del mundo durante cinco años consecutivos. "Bien, no lo sé. Supongo que hacemos bien nuestro trabajo. Nos mantenemos fieles a la tradición. Nos centramos en las cervezas Lambic tradicionales y las servimos de la manera auténtica. Tenemos muchas Lambics sin mezclar y las servimos directamente del barril, que mantenemos en nuestra bodega en las condiciones adecuadas, aunque la mayor parte de las cervezas que servimos aquí son en botella. No tenemos intención alguna de instalar ningún tirador". Kurt es propietario del negocio desde el 1 de enero de 2000. La verdad es que la carta es asombrosa. Pero lo que personalmente me llama más la atención es que es el único sitio donde podemos encontrar Bokke, que según Untappd, es una de las mejores cerveceras del mundo. "La producción de Bokke es realmente muy limitada. Nosotros hemos estado apoyando a Bokke incluso antes de que Raf se convirtiese en un cervecero profesional" me comenta Yves. Trabajan básicamente con producto de Pajottenland, no exclusivamente, pero sí de manera principal. Allí podemos encontrar practicamente todas las Oude Gueuze, Kriek, Framboos y Faro de las principales gueuzeries de la zona, y de diferentes añadas. Los megablends de la HORAL hasta el año 2009. Si alguien no es muy amigo de los vinagres tienen una gran selección de cervezas trapenses, con las Westvleteren a tan solo 9€. Una selección excelente de De Struisse, con diferentes añadas de la Pannepot y la Black Damnation. A destacar también su selección de Alvinne y Rodenbach. Para contentar a esos herejes enemigos de la cerveza también cuentan con vinos, refrescos y cafés.


Conforme avanzaba la tarde nos iba entrando la gazuza. Era hora de merendar, así que le echamos un ojo a la carta de viandas que tenían disponibles. Pedimos la tabla de queso a la cerveza gueuze y el paté a la Oude Kriek de 3 Fonteinen, que venía acompañado de unas rebanadas de pan para untar. Estaba todo increíble. También observo en la carta que cuentan con merchandising del pub: camisetas, gorras y vasos básicamente. Acabamos comprándonos unos vasicos para gueuzes de recuerdo. Yves y su pareja se despiden de nosotros. Hacemos lo propio e invitamos a otra pareja a que se siente en nuestra mesa. El local se mantiene lleno toda la tarde, aunque a partir de las cinco y media ya empieza a quedar alguna mesa libre. Nosotros finalmente nos fuimos sobre las 18:15, cuando la cosa estaba bastante tranquila, supongo que conforme se acerca la hora del cierre aquello se va vaciando. Nos despedimos de Kurt y su familia y les damos las gracias por todo, ha sido una experiencia increíble. Desde aquí les quiero mandar un abrazo enorme y desearles que puedan abrir de nuevo lo antes posible. Con gran orgullo me dispongo a colocar su correspondiente pin en nuestro Mapa Birruno.

Balance de daños:

-Bokke - Framboos - Noyaux 2018. Se trata de una Lambic de dos años con frambuesas frescas locales, vainilla de Madagascar y Tahití y huesos de albaricoque. Impresionante. Pura frambuesa, con mucho carácter y con el punto de la vainilla de fondo. Excelente. Durante estos días publicaré su ficha individual con más detalle. 6,0%.

-Bokke - Pjassel 2018. Se trata de un blend de Lambics de 1, 2 y 3 años con melocotón rojo de viña. Exquisita. Con todo ese sabor salvaje de las Lambic y el punto marcado de los melocotones. De lagrimita. Haré lo propio con su ficha individual. 6,0%.

In De Verzekering Tegen De Grote Dorst             Frans Baetensstraat 45, Eizeringen (Bélgica)             www.dorst.be             mail@dorst.be         +32  2  532  58  58

16 de abril de 2020

La Grúa - Pink Flamingo

Otra de las cervezas que compré a través de la página web de Cervezas La Grúa fue esta fantástica Pink Flamingo. Se trata de un híbrido entre Kettle Sour con frambuesas y grosellas rojas y una Imperial Saison.

La sirvo en copa TeKu, presenta un color rosado muy bonito. La carbonatación es abundante y genera una gruesa capa de espuma blanca no especialmente persistente.

Al olfato nos llega el aroma de los frutos rojos y el punto característico de la levadura Saison. En boca es muy agradable, de trago fácil pese a su 7,1%, entra muy bien y el alcohol está perfectamente integrado. Tiene el punto ácido perfecto, que la hace refrescante pero sin que nos resulte desagradable. Mi mujer no es muy dada a las cervezas Sour porque le producen rechazo y sin embargo ésta le ha encantado. La frambuesa y la grosella roja muy sabrosas, intensas, deliciosas, equilibrando a la perfección la receta y dejando un margen de sabor a la cerveza Saison de fondo. Me ha parecido riquísima, y la verdad es que el formato 44cl no se me ha hecho largo en ningún momento. 2,95€. Pocas cervezas así vais a poder encontrar a ese precio. ¡Muy grandes los de Pontejos!

15 de abril de 2020

Rogue - Just-a Pinch

Acabamos la remesita que teníamos de Rogue en la nevera con la Just-a Pinch, una cerveza Gose a la que han añadido sal de la bahía de Yaquina cogida a mano. Por todos es conocida la afición de los de Newport por añadir adjuntos de cosecha propia o de productores locales en su defecto.

La sirvo en copa TeKu en el que fuera su último servicio antes de morir. Presenta un color cobrizo muy bonito, sin turbidez, de carbonatación abundante, de burbuja fina que forma una moderada capa de espuma de color blanco.

En boca es una cerveza agradable, ligera de trago y de aciez moderada. El punto salino es sutil, claramente perceptible pero sin que nos llegue a agobiar en ningún momento. El sabor es maltoso, entra bien, es refrescante y sin demasiada graduación (4,5%). Quizás no me tomaría dos seguidas, pero sí la encuentro una cerveza muy recomendable para los días de mucho calor, perfecta para llevársela a la playa o como entrante en una buena barbacoa al aire libre. Comprada refrigerada en el Super Sol de Gràcia por 3,30€.

14 de abril de 2020

Omnipollo - Hokus Pokus

Continuamos con el buen tiempo y con los buenos zumazos que tan bien nos sientan con estas calores. No sé que tiempo os hará en el resto de la península -y el resto de países del globo que nos leen, a todos ellos un saludo- pero aquí en Barcelona, salvo algún día esporádico de lluvia llevamos una semanita de muy buen tiempo y muy buena temperatura.

Así que nada, con esta climatología a uno le apetecen cositas como éstas: una Hazy American Pale Ale de la cervecera nómada sueca de sobra conocida por todos. Solo hace falta mirar la ilustración de la etiqueta y ya sabemos  que hablamos de Omnipollo.

La joyita escandinava se llama Hokus Pokus y su receta lleva los lúpulos Mosaic y Nelson Sauvin. Yo la calificaría como New England Pale Ale, pero como no indica si lleva trigo, avena ni tampoco el tipo de levadura la vamos a dejar simplemente en Hazy APA y andando.

La sirvo en vaso para IPAs, presenta un color anaranjado bastante intenso, muy vivo, muy turbia y de carbonatación escasa pero suficiente para generar un dedo de espuma blanca que no tarda en desaparecer. Al olfato destaca más la uva que el pomelo. En boca más pomelo que uva. No obstante la presencia del Mosaic y del Nelson Sauvin es más que evidente. Sedosa en boca, con cuerpecito, nada empachosa, el alcohol muy bien integrado (son 5,5%) y la verdad es que muy bebestible, normalmente con las yonkilatas de zumazos suelo acabar bastante saciado y con ésta de 44cl se me ha quedado cortita. Un trabajo fino. Comprada refrigerada en la General de Begudes de Valldoreix por 6,75€.

13 de abril de 2020

La Grúa - Psychodelia Haze

En el pedido que le hice a Cervezas La Grúa hará unas semanas me pedí unas cuantas laticas de su Psychodelia Haze, a la que han cambiado la receta recientemente. Se trata de una New England IPA que en su receta original llevaba un double dry hopping de los lúpulos Mosaic, Citra y Motueka, pero que en la versión actual han sustituido el Motueka por el Vic Secret. Hicimos el pedido y en menos de 24 horas ya estaban en casa. De lujo.

La sirvo en vaso para IPAs. El color es anaranjado y con aspecto bastante turbio, de zumazo total. Tiene muchísima carbonatación, no especialmente persistente, de aspecto jabonosos y color blanco. Al olfato muchos cítricos.

En boca es sedosa, con cuerpo, pero aún así se bebe bien. Los sabores nos recuerdan a la piña y a los cítricos: limón, pomelo y corteza de éstos. El final sí es amargo (50 IBUs) pero no resulta nada excesivo. Es una cerveza muy sabrosa, refrescante y con el alcohol muy bien integrado (6,0%). Perfecta para este calorcito que empieza asoma por esta época del año. Por 3,30€ pocos birrotes así vais a poder encontrar.

10 de abril de 2020

Rogue - Double Time Cherry Lime

El pasado domingo de ramos hacía solecito en nuestro pequeño balcón y una temperatura perfecta para disfrutar de una buena birra al aire fresco. Pues nada, es la ocasión ideal para abrir una yonkilata de una Sour refrescante.

Double Time Cherry Lime. La receta es un tanto freak, de mis bienamados Rogue, que no son muy dados a las recetas bizarras, y la verdad es que me han sorprendido, esta vez para mal. Se trata de una Imperial Berliner Weiße con cerezas y con limas. Personalmente el término Imperial Berliner Weiße me parece un oxímoron, pero en fin, Rogue son unos grandes cerveceros, así que decidí darles chance.

La sirvo en copa TeKu, presenta un color rojizo muy vivo, y una carbonatación abundante que crea una gruesa capa de color rosado tupida y persistente. Por el aspecto parece una sangría. En boca también parece una sangría. Tiene mucho cuerpo, no es nada fácil de beber -todo lo contrario a lo que debe ser una Berliner Weiße- y es demasiado alcohólica (al tanto, 9,1%). Es mucho más dulzona que ácida, por lo que queda totalmente desequilibrada. En mi opinión las Berliner Weiße deben ser ácidas, y se les puede añadir fruta para equilibrar esa acidez, nunca para llevar la balanza hacia el otro extremo. Tiene un sabor maltoso de fondo, que es el que sirve de base para soportar toda esa carga alcohólica. En algún momento, debido al punto ácido y al punto de cerezas, he encontrado alguna similitud con las cervezas Kriek (salvando las distancias), que le da un punto de complejidad. En general me ha parecido de lo más flojo -por no decir lo peor- de los de Newport, y me duele muchísimo escribir esto por la admiración que siento por ellos, pero no puedo faltar a la verdad. No la he disfrutado. Comprada refrigerada en la General de Begudes de Valldoreix por 5,40€ (50cl).

9 de abril de 2020

Brussels Beer Project - Bruselas


Nada más salir por la puerta del Malt Attacks (era sábado noche) nos metimos en la boca del metro (con compra y todo) para coger el tranvía 51, que nos iba a dejar prácticamente en la puerta del Brussels Beer Project. Nuestra idea primigenia era visitar el Moeder Lambic durante nuestra primera noche en Bruselas, pero tuvimos que cambiar de planes, ya que nos dimos cuenta de que el sábado por la noche era nuestra única oportunidad de conocer el Brussels Beer Project, ya que el resto de días de nuestra estancia estaba cerrado, y ambos Moeders (tanto el original como el de Fontainas) abren todos los días. Aún con la memoria gustativa de la Delta que me bebí hace 5 años y medio y aún con el buen sabor de boca que me dejó la visita a su bar en Pigalle (París), llego al Brussels Beer Project original, donde se elaboran litros y litros de nuestra bebida favorita y donde tienen un taproom guapísimo y una tienda para sus fans. ¡Vamos allá!

La cervecera está ubicada en el Barrio de Dansaert, junto al canal, aquí es donde se elaboran sus cervezas durante la semana, y solo se puede visitar el taproom los jueves, viernes y sábados. El espacio cuenta con cuatro partes diferenciadas. Nada más entrar nos encontramos con un espacio amplio para las mesas de la cervecería y a mano izquierda la tienda, donde venden todo tipo de artículos de la marca. Al fondo de esta sala se encuentra la gran barra de acero inoxidable. Pasada la barra el espacio se estrecha a través de un pequeño pasillo que nos conduce hasta una gran sala, donde a mano izquierda nos queda el barrel room -que además comparte espacio con el resto de las mesas del resto de la cervecería- y a mano derecha nos queda el obrador con todos los fermentadores y la maquinaria de trabajo. Los días que está abierto el taproom el obrador queda acordonado, lógicamente para que algún curioso no entre a hacer el notas y pueda cargarse alguna birra en proceso. En la tienda había bastante material, además de sus cervezas (sin refrigerar) tenían: camisetas, sudaderas, vasos, gorras e incluso gallumbos.

El espacio de la barra es donde se desarrolla casi toda la acción los días que está abierto el taproom y por consecuencia donde más gente hay. Influye el hecho de que no sirven en las mesas y hay que ir a pedir allí cada vez que quieres una cerveza (y pagar cada vez en el momento). Curiosamente no tienen pizarra, utilizan un proyector sobre una pared para que el personal sepa qué cervezas tienen pinchadas. Cuentan con diecinueve grifos y su oferta me pareció muy buena. Básicamente suelen pinchar sus cervezas -que no son pocas- y como suelen tocar todos los estilos tienen birras para todos los gustos. Primaban las cervezas lupulizadas: Session IPA, IPA, New England IPA, Belgian IPA, Double IPA, Cascadian Dark Ale, Belgian Black IPA, White DIPA; pero también tenían bastantes Lagers: Kolsch, Cascadian Dark Lager, Belgian Lager; también alguna negrura: Baltic Porter, Oatmeal Sweet Coffee Stout; y algún otro estilo como Bitter, Weizen, Belgian Dubbel, Gose e Italian Grape Ale. Además tuvimos la suerte de que hace muy poco había estado de visita la cervecera argentina Juguetes Perdidos para hacer una colaboración y se habían traído algunos barriles, así que no dudamos en catar el producto sudamericano que tanto escasea en nuestro país.


Nuestra llegada fue poco antes de las 19:00, y a aquella hora la cervecería ya estaba abarrotada, por lo que temimos no poder sentarnos. Finalmente, después de darnos una vuelta para ver el local completo y aprovechar para sacar algunas instantáneas, tuvimos mucha suerte y al lado de los barriles encontramos una amplia mesa de un grupo que se marchaba justo en aquel momento, así que aprovechamos para acomodarnos y comenzar a pedir ya, porque la intensidad de la tarde nos había despertado la sed y el apetito. No os penséis que no me entraron ganas de sacarle el taponcito a algún barril y ponerme a beber allí mismo a cañete.

La zona del obrador no me pareció muy grande para el volumen de birras que debe mover esta gente. Además de éste tienen otros tres taprooms más: dos en París y uno en Tokio. Sus cervezas están en todos los supermercados de Bruselas y en cualquier tienda o restaurante del centro de la ciudad se ven sus cervezas encima de la barra. Teniendo en cuenta la gran variedad de estilos que fabrican me imagino que deben tener sus fermentadores trabajando a tiempo completo. Si alguien está interesado en realizar un tour por la fábrica, por 14€ puede comprar entradas para visitas de 20 minutos en francés o inglés, con una degustación final de 4 de sus cervezas (incluida en el precio). También se organizan catas para grupos e incluso se puede alquilar todo el espacio para eventos privados. Yo personalmente, celebrar un cumpleaños con los colegas en un lugar así lo veo muy top, quèvolsquithidigui. Así que si alguna de mis amistades me quiere organizar una movida de este calibre voy a estar forever in love y en deuda para toda la vida. Lo que sí me impresionó fue la gran cantidad de barriles que tienen allí. Hugo nos explicó que les gusta mucho envejecer cervezas en barriles de vino, bourbon y cognac, y que forma parte de su proyecto realizar parte de su producción envejecida en barrica.

Con el tema pitancil me dio un bajonazo bastante gordo. Yo pensaba que tendrían algo contundente -aunque solo fueran bocatas- para acompañar todas sus birras, pero la verdad es que solo cuentan con una escueta carta de tapas, que consistía en queso, embutidos y hummus. Por lo que vi allí se va solo a empinar el codo o visitar la fábrica.


Nosotros nos pedimos la tabla de queso -que venía acompañada de pan y mostaza- y un pack que venía con hummus y algo más que parecía una crema hecha con berenjenas o algo parecido (no pude traducir lo que era) pero que estaba bastante rica. La idea era salir cenados de allí pero al final tuvimos que ir a cenar a otro lugar porque salimos muy bien de birras pero al fin y al cabo hambrientos. De cualquier modo salimos de allí bastante satisfechos con las cervezas que pudimos disfrutar y procedemos ya a colocarles su correspondiente pin en nuestro Mapa Birruno.

Balance de daños:

-Brussels Beer Project - Super Sessn. La primera birra de la tarde fue esta Hazy Session IPA. Como me quedé guardando la mesa maese Yosemait eligió por mí. De color pálido (5 EBC) muy turbia pero muy ligera de trago, de sabores muy cítricos, muy refrescante en boca y de tan solo 2,9%. Entró como el agua. Final nada amargo (20 IBUs). Muy buen comienzo.

-Brussels Beer Project - Delta IPA. Revisitamos el buque insignia de la marca, con la que flipé hace casi 6 años (enlace aquí). La primera vez la encontré muy tropical y ésta vez la he encontrado más maltosa, con mucho carácter de levadura belga y los lúpulos marcados pero con menos protagonismo. Me gustó más la primera pero ésta también estaba muy rica. 18 EBC. 45 IBUs. 6,5%.

-Brussels Beer Project - Tu Mi Turbi. Creo que fue la que me gustó más de la tarde y quizás debí comprarme una lata para repetir en el hotel. Se trata de una White DIPA con coco. Al primer sorbo te explota la puta cabeza. Te entra todo el frescor del coco -espectacular- junto con todos los sabores tropicales que nos aportan los lúpulos. Muy refrescante, sin que el coco nunca nos llegue a aburrir -todo lo contrario, le da un rollo brutal- y lo mejor de todo es encontrarse el saborazo del trigo de fondo. Me pareció una brutalidad. 8 EBC. 80 IBUs. 7,4%.

-Brussels Beer Project - Goldn Sessn. Session IPA elaborada con los lúpulos Bitter Gold, Falconer's Flight, Simcoe y Sabro. Super Floral, muy ligera de trago, sabrosísima. Entraba sola. 3,9%.

-Juguetes Perdidos - Ultramarina Gose Bock. No queríamos irnos de allí sin catar producto porteño. Como reza su nombre es un híbrido entre una Gose y una Bock. A alguien se le podría cortocircuitar el chip de la cabeza al oír esto, pero lo cierto es que está muy bien ejecutada y aúna a la perfección los dos estilos sin que nos resulte molesto ni extraño en boca. Por un lado tenemos el delicioso sabor tostado y de caramelo de las maltas propio de una Bock, y por el otro el punto salino y ácido de una Gose. Muy freak pero muy rica y de trago fácil. Una buena presa para cualquier beer hunter que se tercie. 3,5%.

Brussels Beer Project             Rue Antoine Dansaert 188, Bruselas (Bélgica)          www.beerproject.be            keepintouch@beerpproject.be           +32  2  502  28  56