19 de abril de 2020

Bokke - Framboos Noyaux

Y bien, aquí tenemos a una de esas joyazas tan ansiadas por cualquier beergeek que se tercie: Bokke. Tienen una producción tan limitada que son prácticamente imposibles de encontrar. Luego uno mira instagram y ve a un pavo de San Diego que exhibe ufano una colección de diez botellas. También me consta que han llegado botellas al Be Hoppy de Madrid (y al mismo precio que las pagué yo). No se cómo lo harán para conseguirlas, pero para mí y el resto de los mortales nuestra única opción es ir a consumirlas (que no a comprarlas) al In De Verzekering Tegen de Grote Dorst de Eizeringen.

La primera seleccionada de la tarde fue la Framboos Noyaux, que es una versión de la Framboos normal. Se trata de una cerveza Lambic de dos años con frambuesas frescas locales, vainilla de Madagascar y Tahití y huesos de albaricoque. Nos la sirven en su correspondiente cestita para que el poso quede en el culo de la botella, aunque como podéis apreciar la saqué durante unos instantes para tomar las fotografías correspondientes.

Presenta un color rojizo y carbonatación abundante, cuya espuma no dura mucho en el vaso. La carbonatación sí está presente hasta el final, con esa burbuja fina que nos deja esa sensación picosilla y de cosquilleo en la lengua. Es una cerveza muy aromática. En nariz nos viene todo ese aromazo salvaje de las cervezas lámbicas, cuerazo y obviamente las frambuesas. En boca es una delicia, pura frambuesa. De acidez moderada, perfectamente equilibrada por el dulzor de la fruta, con el puntito sutil avainillado de fondo que nos vuelve completamente locos. Toque avinagrado suave, punto añejo característico, ese cuerazo que no falte y ese punto especial que supongo que los expertos se deben referir como "sabor a establo". Como nunca he lamido un establo no sé cómo describirlo. Me ha recordado muchísimo a la cerveza del Zwanze Day 2016 de Cantillon, solo que la segunda me imagino que debía ser mucho más barata. No he sabido encontrar el sabor de los huesos de albaricoque, pero que vaya, es una cerveza sublime aún sin haberle podido sacar todos los matices. Valió la pena el capricho. 6,0%. 45€ la botella de 75cl.

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