Satán creó a Georgie Dann y la canción del verano y los valencianos quisieron superarlo con esa atrocidad culinaria llamada palmera (también conocida como canario) que consiste en mezclar el granizado de limón con horchata de chufa. Ingenieros de Fukushima están intentando averiguar por qué. Y es que por movidas menores Moisés bajó cagando virutas del monte Sinaí con las tablas de los 15 mandamientos en las manos. En la tabla que se rompió era donde ponía lo de "No mezclarás el granizado de limón con la horchata de chufa" pero los valencianos hicieron caso omiso y siguieron a su rollo. Luego Dios los castigó con las 2 finales de la Champions donde palmaron, donde más duele.
En fin, en su afán por superarse, no teniendo suficiente con la palmera se dijeron así mismos "¿por qué no hacemos una mierda aún más grande y mezclamos la horchata de chufa con cerveza?". Quizás ahora Mel Gibson tenga ya guión para rodar Apocalypto 2.
La cerveza Antara afortunadamente no es una horchabirra, pero eso tiene, según mi opinión, sus pros y sus contras. A favor hay que decir que me esperaba una horchabirra atroz y eso no es así gracias a Dios. A mí que me perdonen, pero en la cerveza artesana, donde últimamente parece que se le puede echar cualquier cosa al mejunje, creo que hay ciertos límites que más vale no sobrepasar. En contra hay que decir que si te dedicas al cultivo ecológico de la chufa, y sacas diversos productos con este ingrediente, lo más natural es que ese producto tenga sabor a chufa, y éste no es el caso precisamente. Si uno se compra una cerveza elaborada con chufa, lo normal es que sepa a chufa, en ese aspecto esta cerveza flojea, aunque aún no me ha quedado claro si para bien o para mal.
La cerveza en sí es una Lager artesana ecológica de color dorado, un tanto pálido y carbonatación media de burbuja gruesa. Es una cerveza con sabor cítrico bastante refrescante y con notas de fruta bastante agradables. De entrada no he sabido encontrar el sabor a chufa por ninguna parte, ha sido ya al final, en los últimos tragos y ya con la cerveza caliente, cuando he encontrado un ligero toque de chufas muy suave. Le he echado en falta un poco más de cuerpo y de presencia de las maltas. No es una mala cerveza, ni tampoco tiene un sabor horrible, pero sinceramente, tampoco repetiría, y menos con el precio que tiene y con la gran calidad de cerveza artesana que existe actualmente. 4,2%.