Uno de los días de nuestras vacaciones en Estocolmo lo empleamos para recorrer el barrio de Östermalm, que tiene un fabuloso frontal de cara al Báltico repleto de imponentes edificios con fachadas de inspiración parisina. Es un barrio muy agradable para recorrer a pie, pero nosotros tuvimos la mala suerte de que aquel día llovió y tuvimos que hacer varias paradas gastronómicas para resguardarnos mientras esperábamos a que escampase un poco. Al final de nuestra jornada turística estuvimos recorriendo la lujosa calle Biblioteksgatan -obviamente sin poder comprar nada- y cuando ya estábamos llegando al final de ésta a mí se me encendió la bombilla. Haciéndome el sueco -nunca mejor dicho- fui guiando poco a poco a mi familia hacia el Mikkeller Bar sin que sospechasen nada. Al pasar por delante mi mujer me mira diciéndome "-Ostras cariño, mira un Mikkeller" yo le sonrío y ella en seguida se da cuenta de que todo estaba premeditado. Justo en ese momento vuelve a empezar a llover, así que le digo a mi esposa "-Tendremos que entrar, ¿no?".
El
Mikkeller Stockholm está ubicado en los bajos de un bonito edificio de Brahegatan. La terraza es bastante agradable, pero como el clima no acompaña nos vemos obligados a entrar dentro. Se puede acceder a través de dos puertas, por ambas hay que bajar por unas escaleras. Los que vamos con cochecito ya tenemos el lomo curtido de cargar con él escaleras arriba y escaleras abajo, ninguna novedad. Peor lo tiene una persona en silla de ruedas, ya que directamente no puede entrar. El local por dentro me resulta especialmente bonito y decorado con muchísimo gusto. Es todo muy sencillo: paredes blancas, muebles de madera y algo de pizarra. Me resulta limpio, cómodo, agradable, acogedor y luminoso. Así que nos instalamos alegremente en una de las mesas. Como no hay mucha gente puedo hacer las fotos de turno sin problemas.
No tardo en llegar a la barra para pedirme la primera. Allí me esperan 24 tiradores y un neverón bastante guapo. Como hace mal tiempo me apetece un petrolaco. El camarero me recomienda una Porter de O/O, pero justo se le ha acabado, así que acabo pidiéndome una Imperial Stout de Warpigs. En sus pizarra se vislumbra -obviamente- varios tiradores de Mikkeller y Warpigs, mucho producto sueco (Tempel, Beerbliotek, Dugges, Good Guys), un cañete del Brus (de To
Øl) y por último un único tirador con producto extranjero: una colaboración entre Lervig y Buxton. En sus neveras hay muchas joyas de factura propia. A destacar su gama Spontan, muchas Geuze de Mikkeller en colaboración con alguna
brasserie belga, la Wineale y algunos birrotes más. Fuera de lo que es Mikkeller alguna botella de Brewski y Omnipollo, poca cosa más.
El ambiente es muy tranquilo, me encuentro muy cómodo, y además en el hilo musical tienen puesto un greatest hits de KISS, así que estoy en mi salsa. La primera cerveza ha caído muy rápido y no tiene pinta de que la lluvia amaine, así que vuelvo a la barra para pedirme la segunda. El camarero me recomienda la K:rlek de este año, que dice que les ha quedado brutal y que es su favorita para el verano. Le hago caso. Le pregunto por el Mikkeller Stockholm anterior -que no tiene nada que ver con el actual- que estaba ubicado al norte de Norrmalm. Por lo visto hubo unas movidas con los anteriores propietarios y cerraron en septiembre de 2015.
Además de privar en el Mikkeller Bar se puede pedir algo de comida para acompañar sus cervezas. En nuestro caso no hicimos uso de su cocina, pero si alguna lectora o lector están interesados en visitarlo se pueden tomar: Almendritas saladas, olivas, croquetas, salchichas, selección de quesos y de embutidos. Si vas con un poco más de hambre tienen: Gambas con mayonesa; gravlax con rábano picante; roast beef con patatas danesas y cebolla; arenques en vinagre con cebolla y huevos, especias y mantequilla; ensaladas, queso de cabra fresco acompañado de pepinillos en vinagre; pescado frito con patatas; rollos de repollo con champiñones y arándanos rojos y un surtidito de smørrebrøds variados. Todo muy nórdico. Los precios de las "tapas" -por llamarlo así- rondaban los 10-12€. Los precios de las cervezas más o menos podían costar 5-6€ la típica copita Mikkeller de 20cl y unos 10-12€ la pinta. Esto es Suecia amigos. Si bien no es un restaurante, al menos podemos contar con algo decente para hacer cojín mientras nos tomamos unas birras.
Para de llover. Acabamos de escribir nuestras postales y recogemos el chiringuito para volver al apartamento. Con la reseña de hoy pongo fin a nuestras andanzas por Suecia. Nos despedimos mandando un saludo metalero al
staff del Mikkeller Stockholm y les colocamos su merecido pin en nuestro
Mapa Birruno.
Balance de daños:
-Warpigs - Smoldering Holes. La primera cerveza en caer fue esta Imperial Stout elaborada por el brewpub que tienen Mikkeller y Three Floyds en Copenhague. Se trata de la cerveza original, sin añejamiento en barrica. Me pareció brutal. Petrolaco denso, muy sedosa en boca y con un sabor intenso a café y chocolate. Me la tomé con muchas ganas porque en la calle hacía fresquete. 9,6%. Doy fe que entré en calor.
-Mikkeller - K:rlek Forår/Sommer 2018. La APA de primavera/verano de este año. Muy hazy y cargadita de Mosaic hasta arriba. Muy cítrica, con un saborazo increíble a lima, un Calippo de birra. Suave, ligerísima de trago, limones y un puntito ácido. Muy bebible y muy refrescante. Quizás no era el mejor momento para fundírsela por el clima, pero entró divina igual. 4,9%.
Mikkeller Stockholm Brahegatan 3-5, Estocolmo (Suecia) www.mikkeller.dk +46 8 673 19 01