Y con la de hoy concluimos nuestras andanzas birrunas en In De Verzekering Tegen De Grote Dorst, la que es -según los usuarios de Ratebeer- la mejor cervecería del mundo.
La segunda y última en caer de la tarde fue Pjassel, otra joyaza de la brasserie belga Bokke, muy difícil de conseguir. Aún teniendo un precio muy elevado pensé: "...Javier, no te vas a ver en otra", así que cayó esta segunda botella. Un día es un día. Después de más de cinco semanas de confinamiento ya os digo que no me arrepiento para nada.
Se trata de un blend de Lambics de 1, 2 y 3 años con melocotón rojo de viña. Nos la sirven en su correspondiente cestita, como es menester. La sirvo en vaso de Gueuze. Presenta un color entre rojizo y anaranjado. Carbonatación no excesiva, la espuma es poco duradera, pero la burbuja se mantiene hasta el final. Al olfato ese carácter salvaje de las cervezas Lambic. En boca es ácida y muy refrescante, con el sabor puro del melocotón empapándote la boca. Encontramos un punto de melocotón cuando está un poco verde, notas de paraguaya y un sabor especial como si estuvieras royendo el hueso. Obviamente el sabor avinagrado de las Lambic, en ese sentido está bastante marcado, pero en conjunto con la fruta queda todo bastante armonioso (dentro de lo que es el estilo). Cuerazo y droga dura. El final me resulta un pelín seco. En general me ha parecido un birrote de dimensiones épicas. 6,0%. 45€.
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