Hace unos días decidí invitar a un muy buen amigo a un restaurante que tenía muy buen recuerdo por la comida y también por la bebida, con una muy buena carta de cervezas. Efectivamente continuaban trabajando muy buenos platos, pero lamentablemente habían abdicado en favor de la tiranía de Demetrio, y tenían una selección artesana residual.
Me alegró ver que, al menos, tenían una cerveza propia que les elaboraban por encargo. Más alegría me dio cuando, al examinar la etiqueta, me percaté que estaba elaborada por mis amigos de Art Cervesers en el Clúster Craft Beer de Lliçà d'Amunt.
La cerveza se llama como el restaurante en cuestión y es de estilo Pilsner, y como solo tenían las copas de Demetrio decidí servirla en copa de vino. Me niego a hacer publicidad a delincuentes. Esa es mi política.
Presenta un color dorado subido, tirando a anaranjado, bastante subidito. Viene un tanto velada, o más bien turbia, pero creo que era debido al exceso de frío. La carbonatación es bastante abundante, generando una gruesa corona de espuma tupida y persistente. En nariz podemos disfrutar del agradable aroma del cereal, que nos recuerda al pan y la bollería. En boca es muy sabrosa, nada que ver con esas Lagers insulsas. Mucho cereal, riquísima, con un cuerpecito bastante más potente que el de una Pilsner al uso, y con un toque floral sutil que le da un rollazo brutal, y que en cierta medida, nos recuerda a las Italian Pilsners, pero con el cuerpo y el sabor intenso a cereal de una Kellerbier. Amargor final suavecito. Me encantó, y a más de 40ºC me supo a gloria bendita. 5,2%.
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