Hace unas semanas se armaba un gran revuelo en redes por el cierre de la mítica cervecera californiana Anchor, fundada en 1896 y referente del craft beer estadounidense, aunque no empezaran como tales. Os jodéis. No haberos vendido a Sapporo.
Esto es así amigos. Y el que crea que los gigantes industriales están para muchos romanticismos que se meta un buen chute de espabilina. Si alguien cree que los gigantes indrustriales españoles han empezado a elaborar IPAs y Baltic Porters por el mero hecho de hacer mejores cervezas va listo. Simple y llanamente han visto que el craft español les estaba robando un minúsculo trocito del pastel y han hecho algo para recuperarlo. Aaaaaay amigos, la avaricia. El vil metal.
Pues hale. Antes de que los japoneses manden a tomar por culo a Anchor decidí comprarme un par de botellitas que aún no había catado. La primera que he abierto ha sido la Porter. La otra me la guardo para Navidades.
La sirvo en vaso y presenta un color marrón muy oscuro, sin llegar al negro, con destellos rojizos. Me esmero escanciando para sacar una bonita cascada y una posterior copiosa corona de espuma muy tupida, cremosa y muy persistente de color beis. En nariz resulta bastante cafetosa. El café continua en boca, muy rico, con notas tostadas agradables y un punto dulce muy rico, que no llega a resultar empalagoso. Amargor final moderado. 5,6%. Botella de 33cl. Goodbye!
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