Tiempos inciertos. Durante estos últimos meses hemos contemplado atónitos una oleada de cierres de cervecerías y tiendas craft, algunas de ellas muy consolidadas, y otras de ellas a las que ni siquiera nos había dado tiempo de visitar. Simultáneamente, con cierta estupefacción, hemos visto otra notable cantidad de inauguraciones de otros tantos negocios del gremio.
En mitad de esta locura existen negocios que siempre han estado ahí, y que han sido testigos de la evolución de la joven historia del
craft español. Contra viento y marea ahí resiste
La Cervesería Clandestina, anclada en un chaflán del cruce la calles Córcega y Castillejos del ensanche barcelonés. Este sábado han celebrado su decimoprimer cumpleaños. Durante todo este tiempo, La Cerveseria Clandestina se ha consolidado como una de las cervecerías del barrio de Sagrada Família de
Barcelona, estando en el
beerxample antes de que existiera el
beerxample. Sin duda era una de las grandes ausencias de este blog, así que decidimos ponerle remedio. Aprovechando que tenía la nevera vacía, cogí el carrito de la compra, me metí en el metro y me desplacé hasta el
Beerstore con la idea de hacerme con varias referencias con las que poder montarme un Oktoberfest casero. Una vez llenado el carrito, subí cuesta arriba las dos manzanas pertinentes hasta llegar a mi destino de hoy.
Hace una temperatura más cálida de lo normal para ser finales de septiembre. El cambio climático. Apetece terracita para tomar el fresco. Son las siete de la tarde y la terraza de La Cerveseria Clandestina ya está a reventar. Aquí ha habido una buena labor de
birrangelización de la parroquia local. Pues nada, me va a tocar dentro, cosa que, por otro lado, me va a facilitar charlar un rato con el personal.
Al cruzar la puerta nos recibe la barra, con doce tiradores, nueve de ellos rotatorios. El local es bastante amplio, y al tratarse de un chaflán, cuenta con una parte que da a la calle Córcega y otra más grande que da a la calle Castillejos, ambas con amplios ventanales que riegan el espacio de luz natural. Cuentan con una gran cantidad de mesas y de varios barriles con taburetes para poder disfrutar de unas buenas cervezas. En la columna está colgada la pizarra que nos indica los barriles de hoy. En la barra hay otra más pequeña que nos resume lo más granado de su nevera, aunque podemos escudriñar el arsenal completo fotografiando el código QR que podemos encontrar en cualquier mesa.
Como grifos fijos tienen Stella Artois, Hoegaarden y Leffe. No es precisamente esta última mi cerveza belga favorita, pero la señora de la mesa de al lado suspira "...es que me recuerda tanto a Bélgica". Pues si por el mero hecho de darle un sorbo a esa pinta, la señora ha podido viajar a la Bélgica de su mocedad, bienvenida sea esa Leffe.
Pregunto a la chica que me atiende si puedo hacer las fotografías de rigor. Responde que va a preguntar al jefe. Aparece el pastor. "-Hola, ¿es usted Xavi? Le traigo saludos de Octavi y Eva". Mi amigo Octavi (AKA el pirata), era vecino del barrio y un fiel parroquiano de La Cerveseria Clandestina. Siempre me decía que a ver cuando me acercaba por su barrio para venir aquí y tomarnos unas pintas juntos. La verdad es que este barrio me trae muy malos recuerdos de experiencias vividas en el hospital de más arriba, y aún a día de hoy, cuando cruzo la Avenida de Gaudí, se me hace un nudo en el estómago. Finalmente, pasaron los años y Octavi y su pareja acabaron mudándose al Bages, así que no pude tomarme las pintas con ellos, pero al menos pude trasladar los saludos a Xavi, disfrutar de la cervecería y tomarme las birras de rigor a la salud de mis amigos.
Pido a Xavi la primera. Once años al pie del cañón. Xavi le explica lo durito que está siendo resistir: crisis económicas, pandemias mundiales, guerras en Ucrania, inflación y subidas de hipotecas. No es nada fácil aguantar con una cervecería artesanal, ya que lo primero que te quitas cuando te viene una mala racha son los extras. "-Como nos venga otra mierda más de esta envergadura nos vamos al carajo", comenta Xavi. Mientras tanto haciendo malabarismos con los barriles y cervezas que ofrece a la parroquia, para seguir poder ofreciendo gran variedad, gran calidad y también novedades para una clientela ávida de nuevos sabores. Por lo que pude ver alternan producto nacional con internacional. Cositas ricas de todos los estilos, yendo desde los clásicos belgas a todo tipo de IPAs, también Sours, Imperial Porter e incluso alguna Kellerbier para los amantes de las craft Lagers. Va pasando la tarde, y poco a poco, el interior también se va animando, hacia las nueve está prácticamente lleno.
Habrá que echarle un vistazo a su carta si no queremos acabar peor que Ben Affleck en nochevieja. Cuentan con anchoas, boquerones, ensaladilla transuraliana, dados de queso Maasdam, berberechos, ventresca con pimientos del piquillo, tabla de jamón ibérico de bellota, y un surtidito de quesos muy pro. Si nos apetece algo más calentito disponen de patatas campesinas con hierbas provenzales y salsa de calçots, patatas de Olot, lacón, nuggets de pollo, nuggets veganos, choricillos, "choricillos" (por llamarlos de algún modo) veganos, tostaditas con rodajas de morcilla con cebolla caramelizada, pimientos de Padrón, buñuelos de bacalao, croquetas, croquetas veganas, bombas, berenjenas teriyaki, mazorca de maíz y tostones. Y si vamos ya a lo duro cuentan con una extensa carta de bocadillos y hamburguesas (10 de ellos veganos).
Como no le dije a mi mujer que iba a comprar tabaco no me quedé a cenar, pero me tomé unas tapitas para acompañar mis birras y no acabar como Ben. De entrada pedí una mini bomba de pimientos y carne con salsa brava y otra de pulpo con all i oli. Para rematar la faena pedí las patatas de Olot. Normalmente tengo gafe con las patatas de Olot, y en todos los bares o restaurantes donde las pido siempre se les han acabado, así que me hizo ilusión catar las de La Cerveseria Clandestina.
La experiencia fue agradable, el ambiente animado y las cervezas que caté muy rico. Tan solo me falta colocar su merecido pin en nuestro
Mapa Birruno y enviar un fuerte a brazo a todo el equipo. Estaremos de vuelta por allí antes de que pasen otros once años, eso seguro. ¡Hasta pronto!
Balance de daños:
-Beerbliotek - I Have Fallen In The Forest, Did You Hear Me? . West Coast Imperial IPA elaborada con lúpulos Magnum e Idaho 7. Muy sabrosa, muy herbácea, resinosa, con notas refrescantes y muy amargota. Muy bebestible, entró sola. 8,1%.
-Refu - Tõll. Tremendísima Imperial Baltic Porter con vainilla. Corpulenta. Mucho chocolate, mucha vainilla y un puntito café. Riquísima. 10,0%. Entraba fina.
-Nepomucen - Hawk. Aquí quizás la cagué y debí pedirme esta la primera, y no la última. Pero bien, alguien dijo que el orden de los factores no altera el producto. Hoppy Lager muy rica, con notras cítricas y un puntito herbáceo muy rico. Crispy, muy ligera y muy bebestible. 5,0%.
La Cerveseria Clandestica Còrsega 611, Barcelona 93 530 72 77
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