Siempre son bienvenidos en este blog los chicos de La Quince. La de hoy quizás no sea su cerveza más novedosa -salió al mercado en junio- pero sí se sale bastante de las tendencias actuales de toneladas y toneladas de lúpulo. Una Pale Ale a secas, sin más.
La cerveza se llama Crisp, y en la etiqueta Antonio Bravo se ha explayado con una ilustración que recoge una escena de zoofilia entre una trucha y un oso pardo. Hay que ver qué imaginación, Antonio. Te van los rollos raros.
La abrimos y servimos en vaso shaker, presenta un color dorado, un tanto anaranjado, velado, con cierta turbidez. La carbonatación es abundante, generando así una buena capa de crema de color blanco, tupida y persistente. Buena retención.
En nariz todo cereal. En boca todo cereal. Se echaba de menos una Pale Ale así, sin más. Muy fácil de beber, entra sola, cero lúpulo -salvo en el puntito de amargor suave del final (20 IBUs)- muy crispy en boca. Para beber en grandes cantidades sin hartarse. De esas que te llevarías de excursión en el bolso nevera a la playa, a una barbacoa o a una jornada de pesca. Me ha gustado mucho que los madrileños hayan salido por estos derroteros en un panorama craft sepultado por el lúpulo ¡y ojo! que esto os lo dice un hophead. 5,5%. Comprada en la General de Begudes de Valldoreix por 3,83€. Lata de 44cl.
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