Tristemente vamos a finiquitar mi pequeño surtidito de Casita Brewing que conseguí comprar en una tienda online extranjera. No me consta que hayan venido aquí a España, peeeero, uno no es omnipresente y por tanto podrían haber venido sin que yo me enterase.
El caso es que hace unas semanitas me jinqué un par de NEIPAs riquísimas, y hoy vamos a cambiar de tercio con un estilo totalmente diferente para hacernos una mínima idea de cómo trabaja esta gente y abarcar un poquitiiiiito más de su catálogo.
La cosa tiene guasa. La cerveza se llama Not Before I Had My... Banana Marshmallow Chocolate Vanilla Hazelnut Coffee Stout, y sí, efectivamente lleva todo eso y sí, también, sabe a todo eso. La cerveza ha sido elaborada en colaboración con Forgotten Road Ales. Sí, ya sabéis lo que pienso acerca de las colaboraciones. Admito que ésta me la he comido doblada, cosas de la compra online.
Al lío. Abro la lata y la elevo cual mexicano se prepara para su clavado desde La Quebrada. La caída es grácil y oleosa desde las alturas y se precipita hacia el fondo del vaso de Stouts. El impacto produce una gran cantidad de espuma, y conforme se va llenando el vaso se crea una bonita cascada burbujil muy bonita, para finalmente dejar una gruesa corona de espuma muy compacta, muy cremosa y muy persistente de color marrón. No hace falta ni acercar la napia. Desde la lejanía nos llega ya el intenso aroma a avellana, que en inicio, prácticamente protagoniza la fase olfativa, aunque también se dejan ver las nubes (malvaviscos, marshmallows o como lo queráis llamar).
En boca la cosa es bastante corpulenta. Densita no, lo siguiente. Prácticamente masticable. Muy oleosa, aterciopelada en el paladar, pero con el alcohol muy bien integrado (al tanto, 10,3%). El primer sorbo es de avellana pura. Luego entra en tromba la banana, muy intensa, muy rica y sin resultar fuera de lugar. Sensación avainillada de fondo, con las nubes también pululando por allí, y, ¡ojito! porque cuando se calienta empiezan a aparecer los nibs de cacao aportando un sabor chocolatero, que junto con la banana, realizan un tándem absolutamente brutal. En una segunda fase olfativa sí se empieza anotar el café, aunque en sabor queda totalmente solapado por el resto de sabores. La cerveza es deliciosa, hasta aquí bien. El problema que tiene es que es una cosa totalmente opuesta a la idea de una cerveza bebestible. Se hace durita, en ocasiones demasiado dulzona y empalagosa, y muy, pero que muy empachosa. No me la pude acabar. Lo suyo sería enlatarla en formato 33cl o compartir la lata de 47,3cl entre (mínimo) dos personas. La lata entera no hay cristiano que se la acabe. Me costó 10,49€.
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