Transitando por la Meridiana podemos advertir una suerte de colmenas colosales de aspecto infranqueable. Cuando era niño y pasábamos por allí de camino a casa de mis tíos de Horta me preguntaba: "-¿A quién cojones le puede gustar vivir ahí?". A día de hoy me lo sigo preguntando. El caso es que, oculto tras esos muros, queda el barrio de La Sagrera, donde podemos encontrar maravillas como la Plaza de Masadas, una de las tres plazas soportales de la ciudad condal. En la joya decimonónica se respira una tranquila vida de barrio, apartada del trajín del centro. De un aire tan auténtico que incluso a veces te olvidas de que estás en Barcelona. Hacia dicha plaza realizamos nuestra particular peregrinación birruna.
Es un soleado mediodía de un domingo de junio. Los comerciantes están recogiendo los bártulos de un mercadillo de artesanía, mientras la muchachada no para de corretear por la plaza. La parroquia local ya se ha colocado en las terrazas de los bares a la sombra de los soportales. Abono anual al vermú dominical. Salimos a paso firme tras nuestra visita al
taproom de
Cyclic. Tenemos muy claro nuestro próximo destino, no obstante, dedicamos cinco minutos a dar la vuelta a la plaza bajo los soportales y escrutar el ambiente y la oferta gastronómica local.
Tras dar la vuelta al ruedo, nos detenemos en el arco preciso ante nuestro objetivo:
La Font De La Sagrera. La elección no ha sido al tuntún: dentro nos esperan cinco grifos rotatorios de cerveza y más de cien referencias en botella y lata, perfectamente refrigeradas en sus tres neverotes. Sabíamos de antemano que también nos iban a dar de comer muy bien.
La terraza está bastante llena, aunque a esa hora ya empezado a quedar alguna mesa vacía. Entramos de todos modos para echarle un vistazo a sus neveras, hacer las fotos de rigor y charlar un rato con el personal. Dentro se está fresquito, así que decidimos quedarnos allí. Elegimos la mesa más cercana a la barra. Nos atiende el joven Albert, que a ritmo acelerado sale y entra del local para atender las mesas del exterior, pero hace un paréntesis para atendernos y prepararnos la mesa.
Acto seguido aparece Sara, el alma máter del negocio. Junto con su marido Segun llevan 25 años regentando el negocio, dedicándole mucho cariño y poniendo especial mimo en su oferta cervecera. Sara, muy amable y risueña, nos explica toda la oferta gastronómica de su local, y tras comentarle un poco la idea que teníamos para comer, nos recomienda algunas tapas de consumo imperativo para cualquier visitante de la Font, y algunas sugerencias que seguro nos encantarán. Tras tomar nota, desaparece como una centella. La cocina se pone en marcha de inmediato. En ese corto lapso de tiempo de espera aprovechamos para escudriñar sus neveras y descubrir qué secretos albergan dentro. La cosa empieza a animarse en el interior, y empiezan a llegar varios grupos de vecinos veteranos del barrio que saben de sobra dónde está lo bueno. Se crea un alegre ambientillo tanto dentro como fuera del local. Me viene a la cabeza la musiquilla de la serie "Gent del barri". Desvaríos personales.
Sus neveras están a reventar, y tienen para todos los gustos. Para todos aquellos que no han salido en toda su vida de la Euro Pale Lager tienen para dar y vender. Que no se preocupen, que no les van a dar cerveza rara, tienen una aaaaamplia selección para que continúen dentro de su zona de confort. Para algún que otro cervecero aguerrido ya tienen cositas belgas como Leffe, Judas, Orval, Timmermans, Rochefort, Maredsouls, Brasserie d'Achouffe, Chimay, Delirium Tremens, Tripel Karmeliet, Gimbergen, Duvel, Kwak, Gulden Draak y Hoegaarden, entre muchas. Si tenemos filia por lo germánico podemos disfrutar de Weihenstephaner, Franziskaner o Grevenstainer. Alguna cosa más exótica, pelotazos como Samichlaus o la clásica Pilsner Urquell checa. Y, finalmente, para los frikis del craft, un buen arsenalete. Prácticamente todo el catálogo de cierta cervecera de Euskadi de cuyo nombre no quiero acordarme, La Quince, Gross, los magos de Little Rain, Lo Vilot, Sant Jordi, Rec, Almogàver y Guineu. Para no acabar.
Como venimos un poco toñaos de nuestra visita anterior preferimos relajarnos un poco con el tema birra y centrarnos básicamente en la pitanza. Para empezar, cuentan con un surtido amplio de ensaladas. Esqueixada, escalivada, espárragos, salpicón de marisco, etc... Si queremos embutido tienen unos surtidos de espetec de Vic, longaniza, botifarra, bull negre, bull blanc, catalana, morcón ibérico, chorizo ibérico, lomo ibérico, salchichón ibérico y jamón y paletilla ibéricos.
Si vamos en plan tapeo tienen patatas bravas, bombas picantonas, anchoas, boquerones caseros, choricitos fritos, callos a la riojana, pulpo a la gallega, croquetas caseras, buñuelos de bacalao, calamares a la romana, empanadillas, pinchos morunos, berberechos, pimientos de Padrón, surtido de quesos... inacabable. Nos dejamos aconsejar por Sara y pedimos la bomba picantona (que estaba de lujo) y un surtido de croquetas caseras, que estaba de locura. De las mejores croquetas que he comido en Barcelona ever.
Para continuar cuentan con una gran variedad de bocadillos fríos de embutido y quesos. Bocadillos calentitos de lomo, chistorra, beicon, chorizo criollo, pollo, calamares, tortilla francesa... variedad de hamburguesas, llesques (rebanadas de pan) de todo tipo, ocho variedades diferentes de pizza y, a lo que fuimos nosotros, las ciabattas calentitas. 24 tipos de chapatas diferentes, con todo tipo de embutido y queso. Yo me decanté por la Ciabatta de bistec (con ternera, pimiento verde, cebolla y queso) y maese Yosemait se pidió "La especial de la Font" (con jamón York, queso y sobrasada). De lujini.
Y para los que no perdonamos el postre cuentan con variedad de fruta natural y en almíbar, zumo de naranja, nata con nueces, crema catalana casera, flan casero, músico con moscatel, pijama, café irlandés, café vienés, suizo y chocolate a la taza. Nosotros nos decantamos por la crema catalana y el flan. Riquísimo todo.
Si hay algún hereje con fobia a nuestra bienamada birra no se va a aburrir. Cuentan con una amplia selección de vinos (blancos, rosados y tintos de diferentes procedencias) y cavas. Hacen sangría (de vino y de cava), tienen todo tipo de destilados e incluso una extensa carta de chupitos.
Una gozada de sitio. Ambiente acogedor, servicio rapidísimo y lo que es más importante: muy agradables. Se nota que aquí hay cariño por la profesión. Estuvimos muy a gusto y comimos de lujo. Nosotros estuvimos muy bien dentro, pero disfrutar de todas esas tapas y de todas esas birras con esas vistas a la Plaza de Masadas no tiene precio. Hasta aquí la reseña de hoy. Les mandamos un fuerte abrazo a Segun, Sara y Albert, y esperamos poder estar allí de nuevo muy pronto. Volveremos seguro. De momento, les colocamos su merecido pin en nuestro
Mapa Birruno. ¡Hasta pronto!
Balance de daños:
-Lo Vilot - Zatec. Belgian Ale sin gluten de mis queridos cerveceros de Lo Vilot, que cultivan su propio cereal y lúpulo. Todo de proximidad. Muy acaramelada, con un suave tostado y ese toque tan característico de la levadura belga. Muy a tener en cuenta para la clientela celíaca. 5,5%. Podéis leer la reseña completa que publiqué hace unos días clicando aquí.
-Brasserie d'Achouffe - Chouffe Blanche. Hacía mucho calor y nos apetecía algo refrescante y que entrara bien, así que pedimos esta Witbier de libro. Con mucho sabor a trigo, notas cítricas de piel de naranja, un punto especiado de cilantro y ese rollazo belga tan característico de las Wit. Podéis leer la reseña completa que publiqué ayer clicando aquí.
La Font de la Sagrera Mossèn Juliana 49, Barcelona lafontdelasagrera.com 93 349 36 25
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