Aquí estoy de vuelta, en esta ocasión con unos viejos amigos: De Garde. De la cervecera de Oregón ya tuve la oportunidad de probar su Ivy, que reseñé hace año y medio. En aquella ocasión tuve que tirar de tienda online extranjera. Esta vez ha sido De Garde quien ha venido a mí. En una de las últimas visitas que hice a la General de Begudes de Valldoreix me la encontré en la nevera poniéndome ojitos y claro, la tuve que adoptar.
Sí que tuve un pequeño disgusto al comprobar que era fruto de una colaboración con Mikkeller Baghaven (que seguramente ha sido el motivo por el que ha llegado con tanta alegría a nuestro país), más duro poco mi pesar, al leer en la etiqueta que había sido elaborada con el amigo Ehren de Baghaven. Vamos, que el amigo Ehren se pegó el viajecico a Tillamook, se echaron unas partidicas al cinquillo mientras preparaban el macerado y poca cosa más. La interferencia danesa básicamente ha sido testimonial, de manera que podemos apreciar mejor el buen hacer de los cerveceros de Oregón, que tan poco se dejan ver por estos lares.
La cerveza se llama The Time Together -supongo que por el ratico que echaron ambas cerveceras juntas- y es una Wild Ale de fermentación espontánea, sin fruta, añejada durante tres años en barrica de roble. Pues molt bé, vamos al lío.
Saco la chapa con poca pericia (a más de uno del CELCE le hubiera dado un síncope), hay que ir a por el sacacorchos. Tras darle caña a mis fibrados antebrazos consigo sacar el tapón y servirla en copa TeKu. Presenta un bonito color dorado subidito, sin llegar al ambarino, pero acercándose a un caramelo. Bastante límpida y muy carbonatada. Al principio se me ha ido un poco la mano, así que he tenido que esperar un buen rato a que bajara la espuma e ir sirviendo poquito a poco en varias tandas. Espuma abundante, compacta, de color blanco y muy persistente.
Asomo el naso, aquí hay un festival del salvajismo. Mucho establo, mucho Brett y un pelín fenólica. En boca es una cerveza ácida, sin llegar a chirriar, aunque sí con muchísima presencia del Brettanomyces. Es una cerveza compleja, bastante establil, con notas sutiles de madera, y profundamente marcada por el carácter de las levaduras locales, quizás demasiado. La degustación no es precisamente facilona, de hecho en ocasiones se hace un pelín durita. Conforme se atempera afloran sabores afrutados que nos recuerdan a la manzana, la pera y el membrillo. El puntito funky marcadito, y un puntito cítrico que le da cierta alegría al conjunto. Terrosita, y muy seca al final. No es una mala cerveza, ni mucho menos, pero no se bebe precisamente con alegría, hay que tomarse su tiempo. 5,5%. Me costó 21,21€. Botella de 75cl.
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