Durante cada día de nuestras vacaciones en Bolonia, recorríamos a pie la Via Maggiore enterita. Nos alojábamos en Porta Maggiore, de manera que todos los días recorríamos el mismo trayecto por la misma calle. Cada día, cuando estábamos a punto de llegar a Due Torri pasábamos por delante de un callejón perpendicular a Via Maggiore, y no pasó desapercibido un cartel de colgaba con el icono de una jarra de cerveza. Cada día era preciso adentrarme en dicho callejón para cerciorarme de si dicho negocio estaba abierto, cosa que no sucedió. Generándome a diario la consecuente frustración. Dicha frustración me duraba poco, ya que no nos podemos quejar de todos los locales cerveceros que pudimos visitar durante nuestras vacaciones en Italia, ni mucho menos de las cervezas que nos estaban esperando en la nevera del apartamento. Pero, ¡ay amigo! El destino nos deparaba una sorpresita. El último día, cuando volvíamos a pie como cada día al apartamento, realicé de nuevo el ritual de adentrarme en aquel callejón para comprobar si el local estaba abierto.¡Tachán!
Se hizo de rogar, pero finalmente pudimos realizar la visita a la
Birreria Popolare. "-¡Voy a tomarme una birra rápida!", le grité a mi mujer desde la puerta. Desde los soportales de Via Maggiore mi querida esposa me indica que mi hija mayor lleva bastante tiempo aguantando la micción y que si nos detenemos no va a llegar al apartamento. Tranquila hija que viene papi al rescate. Papá y su primogénita se introducen en la cervecería para no volver a salir ya. Con pintas de guiri desorientado pregunto donde está el baño, cosa que el
staff me indica gentilmente. Mientras mi primogénita vacía su vejiga, yo voy escudriñando la pizarra para ver qué tienen pinchado. No me lo pienso mucho: "
-Un bicchiere de Saison, per favore". Lamentablemente se les ha agotado la que tenían. Huérfano de Farmhouse, me arrojo a los brazos de una Pale Ale ecológica y sin gluten. Todo por la causa.
No tarda en cruzar el umbral mi señora esposa con el resto de churumbeles. Viendo el panorama decide unirse a la fiesta. Pide un vaso pequeño de una Lager artesanal de un birrificio local, pero el camarero le indica que solo sirven pintas. Viendo la cantidad, prefiere probar del mío y compartir birra. Da el primer sorbo y asiente con aprobación dando el visto bueno a la cerveza de su querido esposo. Decidimos acomodarnos en una pequeña mesita a pie de calle, y mientras churumbel 2 y churumbel 3 hacen el gaznápiro, voy, cámara en mano, a realizar el correspondiente reportaje fotográfico.
El local es muy bonito y decorado con buen gusto, aprovechando un edificio antiguo, pero añadiendo tintes modernos, todo con luz tenue. La doble barra es su carta de presentación, y preside la entrada. A cada lado seis tiradores rotatorios diferenciados: A mano izquierda, los clásicos (Pilsner Urquell, Schneider Weisse, Hoegaarden y Brooklyn Lager); a mano derecha, la cerveza artesanal local. Unas pequeñas bombillitas caen del techo y aportan un ambiente muy cálido.
La barra se parte en dos para dar paso a una pequeña escalera que da acceso a una sala superior, no muy alta, desde la que se visualiza la barra y la calle. Desde la pared, un neón reza "Viva la birra". Amén hermano. En la sala hay unas mesas pequeñas para disfrutar tranquilamente de nuestra bebida favorita. Escaleras abajo, hay una sala inferior, con mesas más grandes, estilo biergarten, para grupos más numerosos. Y la opción más recomendable para estos meses más calurosos, es el patio interior. Un viejo patio boloñés, acompañado de bonitas macetas, para disfrutar al aire libre de nuestras bienamadas birras en un ambiente tranquilo y agradable, mientras disfrutamos del fresquito. Y como no, el que quiera conversación con el staff, siempre puede sentarse en alguno de los taburetes de las dos barras, y pedir consejo a la hora de elegir. En la sala superior hay una pequeña "cocina" donde preparan tablas de embutidos y quesos. Como el espacio les limita las viandas que pueden preparar, dan a los clientes de traerse la comida de casa o pedirla a domicilio.
Fue una visita rápida, pero muy agradable, y si volvemos a Bolonia, sin duda es una de las cervecerías donde no me importaría repetir. De momento les damos las gracias por su amabilidad y colocamos su merecido pin en nuestro MapaBirruno. Ci vediamo!
Balance de daños:
-Mastio -Bionica. La elegida para regar la tarde fue la Pale Ale del birrificio Mastio, que desconocía hasta la fecha. Tienen un brewpub acojonante en la carretera Statale 78, que conecta los Apeninos con el Adriático. Además de sus ocho grifos tienen una carta de comida que ha provocado que me entre el ansia por visitar Italia las próximas vacaciones. La cerveza en cuestión está elaborada con malta de cebada con el sello bio y con el agua pura de los Montes Sibilinos. Es una cerveza sin gluten, apta para personas celíacas, y además lleva una infusión de té verde japonés Hojicha.
El chico que me la tiró, me la dejó con dedo y medio de espuma, muy lejos de la fiesta de la espuma que hubiera montado yo si estuviera al mando de los grifos. Color ambarino muy bonito, sin impurezas, sin turbideces de ningún tipo y sin poso alguno. En nariz podemos disfrutar del aroma del cereal. En boca es una cerveza muy bebestible y refrescante. De perfil maltoso, con un puntito acaramelado muy rico, con un puntito dulce muy sutil. Aparece un toquecito afrutado muy suave pero muy agradable, que le da más rollito al asunto. Finalmente nos deja un amargor perfecto de 28 IBU, que nos invita a seguir bebiendo. La verdad es que no le encontré el punto del té verde japonés. Entró como el agua. Entre mi mujer y yo nos fundimos el vaso de pinta en un tres i no res. Lo dicho. Ganas de visitar el brewpub de esta gente. 5,5%.
Birreria Popolare Via dal Luzzo 4A, Bolonia (Italia) www.birreriapopolare.it birreriapopolare@gmail.com +39 347 867 6079
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