Hace unas semanas, ante un panorama desolador en mi nevera, tuve que tirar de despensilla, donde tenía alguna joyita guardada. Como no soy muy de beberme las botellas de 75cl a cara de perro, decidí tomarme la mitad un sábado y la mitad restante el domingo. Aparentemente se trataba de una cerveza que ya conocía (la Blond de Achel), así que tampoco iba a ser ningún drama.
Sin embargo, el destino en ocasiones te da sorpresas. Al escanear el código de barras de la etiqueta con Untappd me apareció una versión que no tenía marcada: la Blond Extra.
Desconocía que existiese esta variedad de su cerveza y la verdad es que ha sido una sorpresa muy grata, de hecho, de las tres Achel que he probado, ésta es de lejos la mejor de todas. Lástima que hayan perdido el sello trapista.
La sirvo en una copa que tenía por casa del restaurante extinto Enkel de Barcelona. Presenta un bonito color dorado, un tanto velado, que nos recuerda al de la miel. Carbonatación muy abundante, con una generosísima corona de espuma de color blanco inmaculado, muy compacta, muy cremosa y muy persistente.
En nariz me vienen aromas afrutados, ganando por goleada los ésteres a los fenoles. Manzana, plátano, e incluso ciruela. El puntito especiado queda en un segundo plano sobrepasado por la fruta. También puedo disfrutar de algún aroma que me recuerda a la miel. Y por supuesto, el toque belgian bien marcadito. Gloria. En boca es una cerveza dulce, pero sin resultar empalagosa, con ese puntito goloso que me recuerda a la miel. Predomina el sabor a cereal, resultando una cerveza muy sabrosa, con el saborazo belga que es una locura. Muy rica, nada alcohólica en boca (hay que ir con cuidado porque acabé un poco taja, 9,5%, ahí es nada), pero entra con una facilidad pasmosa. Riquísima a la par que peligrosísima. Joyón. Regalazo de papi y mami por mi onomástica.
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