25 de agosto de 2017

Enkel - Barcelona


Hace unas semanas recibí un mensaje invitándome a la inauguración del Enkel -un nuevo restaurante de Ciutat Vella en Barcelona- pero tuve que declinar la oferta por temas de ampliación familiar inminente. Como conocíamos de antemano que algunos socios de Enkel también lo son del OMA Bistró sabíamos que el éxito iba a estar garantizado y que no podríamos resistirnos a una visita, así que hemos tardado muy poquito en pasarnos por allí, en cuanto hemos tenido la primera oportunidad mi mujer y yo -con los tres churumbeles included- nos dirigimos al corazón de la ciudad condal para disfrutar de una agradable comida y sí, también para ponerme fino de cerveza artesana, que como bien sabéis es el leitmotiv de la mayoría de mis salidas gastronómicas, para qué nos vamos a engañar. Antes de salir le echamos un vistazo a la carta y me metí a mi mujer en el bolsillo, así que todos contentos, ¡para allá que nos fuimos! ¡Viva la birra!

En Enkel apuestan por el producto de km 0, y la materia prima que utilizan es de proximidad, la cerveza de sus grifos no es una excepción, así que los barriles que tienen pinchados son de cerveceras de la ciudad (o de localidades muy próximas), de manera que por una banda se favorece el negocio local y por la otra se ofrece al cliente una cerveza en las mejores condiciones posibles, fresquísima, recién envasada y sin los problemas que afectan tanto a nuestra querida birra: el almacenaje, la temperatura y el transporte. Cuando nosotros fuimos en sus cuatro grifos tenían pinchadas cervezas de Garage Beer, Edge Brewing (las dos de Barcelona) y si no recuerdo mal una de Guineu (Valls de Torroella). En botella  y lata tienen un auténtico arsenal, con unas neverazas de las que molan con sorpresitas Lambic incluidas, todo un lujazo. A nivel nacional tenían Garage Beer, Edge Brewing, Guineu y Dougall's, de allende nuestras fronteras Kees, Brewski, RedChurch, Westmalle, Orval, Rochefort y De Dolle. El punto de distinción viene ahora cuando lo petan con unas botellazas Sour para el que quiera pegarse el homenaje: Rosé de Gambrinus, Gueuze y Kriek de Cantillon, la Duchesse de Bourgogne de Verhaeghe y botellazas magnum de Horal y 3 Fonteinen. Brutality.

El espacio es ecléctico pero muy agradable porque sabe aprovechar los elementos antiguos y combinarlos con tintes modernos, añadiendo madera y vegetación para aportar calidez. En la entrada, aunque no tienen terraza, es habitual ver a alguien sentado en los banquitos disfrutando de alguno de sus zumos y licuados naturales. Al ser una calle peatonal es muy agradable sentarse allí a observar el trasiego de la gente al pasar y dejar transcurrir los minutos.

Una vez dentro a mano derecha se dispone una pequeña barra con pequeños bancos que invitan a sentarse allí para disfrutar de un buen café. El mármol blanco y los enormes ventanales nos alegran con una agradable iluminación natural.

Nada más bajar la rampa que da acceso al espacio nos encontramos la hilera de mesas de mármol negro y una barra alta paralela perfectas para tomarse algo. A la derecha nos queda la barra con sus cuatros tiradores donde nos espera Andrea para tirarnos toda la birra que queramos. Es el escenario perfecto para realizar largas disertaciones sobre cerveza con los amigos.

Y bien, una de las cosas que más nos gusta del trabajo de campo es el tema pitancil, masticar a dos carrillos como si no hubiera un mañana. En Enkel disponen de múltiples opciones: desde tomarse un buen café con un croissant relleno para acabar de despertarse, disfrutar de un zumo o licuado natural por la mañana, realizar un brunch, merendar alguno de sus deliciosos pasteles o sencillamente comer o cenar como se ha hecho toda la vida. La carta nos resultó muy apetecible, lo suficiente como para realizar varias visitas.

Mientras hablábamos de birra -cómo no- Fabio estuvo muy atento y les encargó a los niños un plato de pollo rebozado con patatas a cada uno. Aquí jugamos un poco a la ruleta rusa trayendo a los niños sin comer, porque son terroríficos a la hora de sentarse en la mesa, tengo esa cruz, pero la verdad es que se comieron todo el pollo encantados, tenía una pinta riquísima. Para comenzar mi mujer y yo nos dejamos aconsejar y pedimos la bomba de chicharrón de panceta y criollita, así como unas veggie gyozas, que nunca pueden faltar en nuestra mesa. Tendremos que volver varias veces para catar sus patatas bravas panchas, su vuelve a la vida, el gazpacho de sandía o la coca de caballa. Pintaza.

Para continuar con algo más contundente a mí personalmente me hacía ilusión pedirme un bol de de poke hawaiiano, con pescado fresco marinado, base de arroz gohan, virutitas de alga nori, aguacate, mango, edamame y salsa de soja. Lagrimones. Mi mujer optó por el pulpo al grill, con leche de tigre ahumada, patatas asadas, aguacate y chalaquita. Brutal, no pude contenerme de gorrearle un poco. Para futuras ocasiones dejamos la cheese burger de picaña, el codillo laqueado o el entrecote sureño ¡ya caerán, ya! La opción brunch tampoco tenía mala pinta: infinidad de huevos -no podían faltar los benedictinos- pancakes, tostadas y arepas variadas. Para el público vegano habían numerosas opciones. Damos fe de que sus veggie gyozas estaban de escándalo.

Al acabar tan magnífico ágape quedamos totalmente saciados, a mí no me cabía ni un alfiler, así que me pedí un espresso de cafés El Magnífico, que tuestan el café en la calle Argenteria, al ladito, pero nuestra prole se quedó con ganas de darle caña al brownie madness, con helado de tres leches y fudge de chocolate. Los niños tontos no son. La verdad es que de no estar tan llenos nos hubiese encantado probar sus exóticos postres, todos con algún toque peruano o venezolano: banana underground con tierra de chocolate y espuma de coco, helado andino, paletita morada de maíz, o la papaya en almíbar con crema de mató y merengue crujiente. Mención especial para los cafés, que son el broche de oro para una buena comida. Cuantas veces nos han arruinado una buena pitanza un café mediocre. En Enkel esto nunca nos va a suceder, podemos escoger entre el espresso, el latte y el capuccino de toda la vida, pero también sorprenden a los coffeegeeks con su aeropress, el V60, el coldbrew, el flatwhite o el beetrootcino, este último invención de Andrea.

Para mí Enkel es el estilo lugar cervecero que me gusta frecuentar debido a su versatilidad. No me cansaré de repetir que cada vez me resulta más triste maridar una de las mejores cervezas del mundo con un plato de quicos. El hecho de que puedas tomarte un buen plato de comida en condiciones con una gran cerveza para mí es el gran qué que marca la diferencia. Si algún día no me apetece comer nada me tomaré la cerveza a palo seco, pero por lo menos quiero tener siempre esa opción a mi alcance, y la verdad es que en Enkel tienen una carta de lujo y para mí han cumplido con creces con las expectativas. Felicitamos por tanto a todo su equipo y esperamos pasarnos por allí siempre que estemos de paso por ciutat vella. Demomento les colocamos su merecidísimo pin en nuestro Mapa Birruno, que cada vez está más pobladito, ¡así da gusto pasear por Barcelona!

Balance de daños:
-Garage - Gunmetal. American Pale Ale muy suave, muy ligera de trago y muy bebible (5,2%) de perfil herbáceo y cítrico donde destaca el pomelo.

-Garage - Soup. Espectacular New England IPA. Un auténtico zumo de mandarina y fruta de la pasión. Muy densa, muy sedosa, prácticamente sin gas. Muy sabrosa, muy viva, cero estridencias, cero defectos. Perfecta. Me ha encantado. Nada que envidiar a las de Vermont. Elaborada con trigo, avena y los lúpulos Citra y Mosaic. 6,0%. Podéis volver a leer la entrada que le dediqué hace unos días pinchando aquí.





Enkel              Baixada de Sant Miquel 6, Barcelona                     www.enkelbcn.com                      enkelbcn@gmail.com                  93  360  66  30

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