¿Qué hay en la Barceloneta además de guiris truja enseñando la huevada por la calle a las 4 y media de la madrugada mientras lo graban con el iPhone en un absurdo intento de hacerse millonarios colgándolo en YouTube?, pues os lo voy a decir, entre toda esa marabunta guiri calcinada más puesta de sangría que Froilán con un rifle, entre toda esa muchedumbre que devora paellas que hacen daño con solo mirarlas y que se ponen hasta arriba de pan con all i oli salmonelósico como si no hubiese un mañana, entre todo eso, creedme, hay sitios que valen muchísimo la pena. Sitios donde dan una comida cojonuda maridada con una cerveza excepcional que elaboran ellos mismos allí mismo, delante de tus narices. Sí, queridos followers, ese pequeño Shangri-La existe, se llama BlackLab, y aunque parezca mentira está en nuestra post-apocalíptica Barceloneta. ¡Aleluya hermanos!.
Hasta hace poco en la Barceloneta solo contábamos con El Vaso de Oro -que también elabora su propia cerveza: Fort- pero a parte de eso lo más cercano a una cerveza como Dios manda lo encontrábamos en la Cerveteca, pero ya teníamos que cruzar el Paseo de Colón y adentrarnos en el Gótico, y si no tenemos muchas ganas de movernos, pues como que te corta el rollo. Resumiendo, que echábamos de menos en el barrio algo que despuntase en medio de tanta mediocridad birruna y entre el monopolio de cerveceras dirigidas por evasores de impuestos que se enriquecen mediterráneamente. Hasta que Jing, Matt y su perro -un labrador negro- aterrizaron en Barcelona. ¡Bienvenidos a nuestra ciudad!. Qué falta nos hacían locales como éste.
El negocio lo tiene todo: Excelente cerveza, una carta de comida impresionante, un diseño muy bonito y agradable, buena ubicación, al lado del metro, al lado del mar, en una zona muy tranquila y con una terraza muy amplia. No se le puede pedir nada más.
Entramos por la puerta y suena una canción de Jovanotti con Michael Franti, la cosa empieza bien, es un buen augurio. Una vez dentro la cosa va a mejor, la noche anterior habían organizado un Meet the brewer con los chicos de la Moor Brewey de Bristol, y tenían la mitad de sus tiradores repletitos de Moor esperando para nosotros, y los otros 10 con la cerveza local, la BlackLab. Sensacional. Nos vamos a poner finos. Como era el mes de junio y caía una torrija letal decidimos meternos dentro que se estaba tan agustitoooooo con el aire acondicionado, mientras la muchachada guiri se calcinaba en la terraza, joder, eso sí que es masoquismo, y no lo de 50 sombras de Grey.
Sorprendentemente en la terraza había mucha gente, mientras que nosotros estábamos solos en el interior. A la peña no sé que le pasa pero con el calor se les funden los fusibles, pero en fin, eso es cosa suya. Como la cosa estaba tranquilita yo encantado, porque así pude hacer las fotografías tranquilamente y mis niños podían hacer el cabra sin molestar a nadie.
¡Empieza la pitanza!. El BlackLab cuenta con una generosa carta especializada en cocina de fusión asiático-americana. Para empezar a abrir boca nos pedimos las
Patatas BlackLab, la especialidad de la casa, rebozadas con cerveza y servidas con kétchup casero. También una ensalada
Chicken Cobb, con lechuga romana y iceberg aliñadas con salsa cremosa de pimienta negra, pollo, queso azul, beicon, huevo,
croutons, queso manchego y aguacate, todo un espectáculo chicos.
Para entrar ya en faena empezamos con el
hardcore. Unos huevos benedictinos espectaculares, con su beicon, su salsita, su todo, riquísimos. También pedimos dos bocatas: una hamburguesa y una baguette. La hamburguesa era la
Straight up, con carne de ternera, lechuga, tomate, cebolla y pepinillo, con sus correspondientes patatitas y salsa. La baguette era la
Pale Ale Chicken, con pollo frito rebozado, hortalizas encurtidas, salsa ranch y sus correspondientes patatas BlackLab. Estaba de alucine. Pero lo mejor aún estaba por llegar.
Sí, señoras y señores, la cosa no acaba aquí, aún nos quedaban los postres, difícil elección, aunque al final nos dejamos aconsejar por el staff y el acierto fue total: El Birramisú. ¡Sensacional!. Taaaan suave, taaaan cremoso, elaborado con su propia cerveza, un delirio, absolutamente delicioso.
BlackLab es un gran negocio muy bien pensado. Primero por la cerveza, la hacen allí mismo, esto parece una tontería pero no lo es en absoluto. El hecho de que no tengan que transportarla y salir de allí va a evitar que se contamine o que sufra cambios bruscos de temperatura o que esté expuesta a la luz solar, que sería desastroso para nuestra bien amada espumosa. Nadie mejor que ellos van a controlar el punto óptimo a la que servir la cerveza. En algunas ocasiones me he pedido alguna cerveza de tirador en alguna otra cervecería que lo mismo llevaba allí meses muerta de risa, ves a saber tú desde cuando estaba pinchada, pero eso sí, te la has comido con patatas, y luego toca apoquinarla, de eso tampoco te libras, cosa que no hace ninguna gracia. En BlackLab te evitas disgustos como éste.
También me parece una idea excelente que además de su propia cerveza pinchen otras cervezas invitadas. Actualmente en sus 20 tiradores pinchan 10 cervezas propias, las BlackLab, y el resto de otras
breweries. En mi caso, las otras 10 eran de la Moor, que para mi no supuso ningún problema, al contrario, estuve encantado, ya que es una cervecera que me encanta pero que me cuesta mucho encontrar en las tiendas. Las cuatro cervezas Black Lab que probamos nos parecieron todas buenísimas, a destacar la Chop Chop y la Claudia, que son sensacionales. Normalmente las 10 cervezas invitadas suelen ser de gran prestigio internacional, también suele caer alguna catalana, apostando por el producto de proximidad. Si alguno se queda con ganas de más, puede llevarse a casa la cerveza que quiera adquiriendo el
growler (la garrafa de toda la vida, pero ahora los
beergeeks lo llamamos así) del BlackLab.
Segundo, por la espectacular carta que tienes para maridar con sus sensacionales cervezas. Sí queridos lectores y lectoras birreras, no tenemos que resignarnos a bebernos un cervezón de 99 en Ratebeer acompañándolo con un triste plato de quicos, no, eso ya no hace falta.
Yo os he expuesto lo que nos tomamos nosotros, pero os aseguro que el resto de la carta da como para hacer 5 o 6 visitas más. Yo personalmente le tengo muchas ganas a su
Pulled Pork, que tiene una pintaza espectacular, al igual que su cacerola de mejillones picantes, y su ramen con estofado de rabo de buey. Podéis consultar su carta en su página web, que os he linkado abajo, como siempre. Pensando siempre en mis pequeños
beer lovers que con tanto cariño me leéis y
retweeteáis por la red.
Tercero, por los eventos que organizan. No solo se limitan a servir comida y birras, están en todos los saraos. BlackLab organiza conciertos en vivo en su propio local, de manera que puedes tener una cena de lo más animada. También organizan eventos como el
Meet the brewer que os comentaba anteriormente, y participan en numerosas ferias cerveceras, como por ejemplo La Fira del Poblenou de este año, donde nos atendió en su
stand una simpatiquísima chica que nos estuvo explicando la buena aceptación que está teniendo el negocio en Barcelona.
Y finalmente, por su ubicación y su terraza. Está justo en los bajos del
Museu d'Història de Catalunya, al lado del mar y con la parada de
metro de Barceloneta justo al lado. En la terraza cuentan con muchísimas mesas y bancos estilo
biergarten, con su sombrillaza enorme para evitar que nos dé una embolia, aún así, los que somos de aquí sabemos que en verano en la ciudad el calor es húmedo y asfixiante, así que os animo a entrar dentro que con el aire acondicionado se está de lujo. El local es muy bonito, amplio y cómodo, ha sido decorado con muchísimo gusto.
Me despido enviando un saludo para Matt y Jing, felicitarlos por su bonito negocio y animarles a que sigan en esta dirección, los
beergeeks de Barcelona les estaremos infinitamente agradecidos. ¡Ya formáis parte de nuestro mapa birruno!.
Balance de daños:
Moor - Return of the Empire. Una cerveza excepcional. English IPA elaborada por la cervecera de Bristol. Una locura de cítricos y fruta tropical. Lima, pomelo, maracuyá. Impresionante. 5,7%.
Moor - So' Hop. Golden Ale riquísima elaborada con lúpulo neozelandés Riwaka. Cítrica y con un punto
hoppy fresquísimo, muy resfrescante. 4,3%. Entra sola.
BlackLab - Chop Chop. Increíble cerveza de avena, cojones, increíbleeeeeeeee. Densa, masticable, muy, muy, muy buena. De sabor rico y delicado, el lúpulo aporta un sabor herbáceo buenísimo. Una gran Oatmeal Pale Ale. 4,9%.
BlackLab - Claudia. American IPA muy bien balanceada. Cítricos, notas herbáceas, un punto floral, como de flor de saúco, y un amargor notable un tanto seco (61 IBUs). 7,0%.
BlackLab - Marlow. ESB intensa y rica en matices, cereal, cereal tostado, galleta, caramelo. Muy rica. 45 IBUs, 5,1%.
BlackLab - Black Mirror. Un cafetazo de puta madre. Cerveza Dry Stout de 4,5%. Un cafetazo intenso, muy tostada. 40 IBUs. Perfecta como postre como colofón a un ágape excepcional.