Este año ya estaba echando en falta alguno de esos Smoothie Sours de frutas a los que me volví adicto el año pasado. En esta ocasión, mi dosis de fruta me la han proporcionado Fifth Frame, cervecera con sede en Rochester (estado de Nueva York) con la que establezco mi primera toma de contacto.
La cervecera estadounidense domina gran variedad de estilos, pero quizás destaque más en sus petrolacos y en sus batidos de frutas, con su célebre serie Bath Bomb, que es la que nos atañe hoy. De la serie en cuestión existen innumerables versiones, así que me voy a centrar en la que tengo entre manos, la versión con pitaya, mandarina y banana.
La sirvo en copa TeKu. La cosa viene densita. Presenta un color anaranjado, a medio camino entre la mandarina y la banana y de aspecto muy denso. Viene bien carbonatada y logro sacarle una notable corona de espuma blanca, compacta y de persistencia media tirando a baja.
En nariz destaca principalmente el aroma a banana. En boca efectivamente es una cerveza muy densa, muy sedosa, restándole bebestibilidad al asunto, cosa que no me había sucedido con ejemplares similares. Predomina el sabor a banana, muy intenso, aportando mucho dulzor, y resultando bastante empachosa. Aparece también el rico dulzor de la mandarina, que rompe un poquito con el monólogo de la banana y finalmente con el puntito exótico que aporta la fruta del dragón. Para ser una Fruited Sour, el puntito ácido ha quedado totalmente sepultado bajo el dulzor de las frutas, que desequilibra totalmente la cerveza. El sabor en conjunto es bastante rico, pero la cerveza resulta muy poco bebestible por el exceso de cuerpo y de dulzor. Si vuelvo a comprar alguna cerveza de Fifth Frame no creo que sea de su serie Bath Bomb, habiendo tantos Smoothies brutales por ahí. 6,0%. Me costó 9,47€ en una tienda online. Lata de 47,3cl.
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