Toda la vida poniendo a parir a las cerveceras industriales por utilizar malta de arroz para abaratar costes y ¡toma! llegan Mikkeller y Three Floyds y sacan un Rice Wine -refiriéndose a lo que sería un Barley Wine pero elaborado con malta de arroz- para dejarnos a todos lelos.
Somos conocedores de las frikadas que llevan haciendo juntas la cervecera danesa y la americana a través del brewpub Warpigs, pero la de hoy yo creo que se lleva la palma. ¿No queréis arroz?, pues toma, dos tazas.
No es novedosa la utilización de este cereal para la elaboración de cerveza -tanto industrial como artesanal- pero tal vez el hecho de que dos grandes cerveceras como éstas elaboren un cervezón con este ingrediente quizás abra el camino para dignificar el uso del arroz en la cerveza, entendiendo su uso para elaborar productos gastronómicos y no para abaratar costes.
De la Risgoop de la que nos ocupamos hoy existen dos versiones, una a cada lado del charco, cada una con sus peculiaridades. La que se ha hecho en Chicago no he tenido el placer de probarla, pero os dejo el enlace aquí. La que hoy nos atañe es la versión europea elaborada en Lochristi (Bélgica), donde Mikkeller suele operar a falta de instalaciones propias.
Elaborada con malta de cebada, copos de arroz, agua, lúpulo, miel y levadura. Al servirla nos ofrece una generosísima corona de espuma de color beis muy tupida. La cerveza es de color marrón con burbuja muy fina. En boca es una cerveza dulzona, con matices de toffee y caramelo. Me ha recordado más a una Belgian Strong Ale que al típico Barley Wine que te tomarías en el sillón con la batica de cuadros a sorbitos cortos, el alcohol está perfectamente integrado (10,4%) y eso es peligrosísimo, porque uno se la va tomando como si fuera una cerveza corriente (corriente entre comillas), ya que no notamos ese toque licoreta de los Barley Wines que nos da ese calorcico por la garganta y a la vez nos advierte del peligro. Así que uno se va animando y pilla una embolia del quince a las seis de la tarde, como ha sido mi caso. Menos mal que la he compartido, porque si me llego a cascar yo solo la botellaza de 75cl hubiese acabado peor que la trayectoria musical de las hermanas Valverde.
En general me ha parecido una cerveza soberbia, un cervezón, vamos, pero me ha dejado un sabor agridulce. Como nota positiva lo peculiar de la receta, algo que caracteriza a las cervezas de Mikkeller, y el hecho que no vamos a discutir que es un birrote. Como punto negativo me ha faltado ese algo, ese toque especial, esa genialidad que te hace decir "joder, esta cerveza es de quitarse el sombrero". El sabor en sí tampoco me ha sorprendido. No me ha dejado ni descolocado ni patidifuso como sí lo han hecho otras numerosas creaciones de la cervecera danesa, desde luego mucho más baratas que ésta. Es una valoración personal. Creo que no me volvería a gastar los 11,80€ que costó, porque considero que por ese precio no solo Mikkeller, sino otras muchas cerveceras, tienen cervezas más baratas que me gustan muchísimo más. Eso sí, la he disfrutado de principio a fin, y como experiencia no ha estado mal. Experiencia cara, pero placentera al fin y al cabo. Comprada en 2D2Dspuma.
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