A mediados de este mes pudimos disfrutar de un fin de semana en familia en Teruel. ¿Qué cojones hacíamos en Teruel? Cosas de mi padre. El hombre quería visitar la ciudad y le dimos el gusto de llevarlo allí con toda su descendencia y consortes.
El panorama cervecero turolense es verdaderamente aterrador. Lo único que hay en la capital son los cuatro tiradores craft de la Tasca La Parra (y una nevera bastante decente), que es lo único que arroja algo de luz en toda la provincia. Me pasé por dicha tasca el sábado por la tarde -y otra vez por la noche- y me la encontré cerrada en ambas ocasiones, así que no esperéis ni la reseña correspondiente ni el pin en el Mapa Birruno.
A parte de esta decepción mayúscula al menos pude redimirme volviéndome a encontrar con mis ya conocidas cervezas Castel -que ya conocía de un viaje a Albarracín que hice hace 5 años- que estaban presentes en bastantes baretos normales y corrientes del centro. También vi otra marca local -no recuerdo el nombre- en una tienda de la Plaza del Torico pero valía 4 pavos y medio la botella y decidí que mejor hiciese compañía al tendero.
Bueno, a lo que vamos, que en una terraza de un bar del centro pude disfrutar en una cerveza artesana local, elaborada en El Pobo. De Castel ya había probado tres de sus variedades, y en esta incursión mañica disfruté de la de Trigo y me llevé para casa, a un precio más que razonable, su Belgian Dubbel. La que reseño ahora es una Weizen. De color pajizo, muy turbia y con muchísimo sedimento, menos mal que he tenido algo de cuidadín al servirla. Tiene muchísimo gas, que genera muchísima espuma de aspecto jabonoso. Al olfato algo regulero que no he sabido identificar asoma por ahí. Más tarde afortunadamente aparece la banana, tenue pero aparece. En boca el sabor a trigo predomina sobre todo. Entra bastante bien. Me ha parecido una cerveza de trigo bastante decente, y teniendo en cuenta el panorama turolense me ha sabido a gloria. 4,5%.
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