Durante estos días de confinamiento, echando la vista atrás al fabuloso viaje a Bélgica que me pegué durante el mes de marzo, eché en falta alguna birrita del país en cuestión, así que en uno de los pedidos cerveceros que hice metí en la cesta de la compra la número 6 de la cervecera trapense Rochefort, que, que no dudé en abrir tan pronto como se nubló el cielo y bajaron las temperaturas.
Se trata de una Belgian Amber Ale de 7,5% perfecta para levantarnos el ánimo en caso de inclemencias meteorológicas.
De color caramelo, con algún destello rojizo y carbonatación muy abundante que crea una tupida capa de espuma de color beis muy persistente. Asomamos la tocha por la copa y nos viene el aroma a malta tostada y ese punto belga característico.
En boca es una cerveza acaramelada, dulzona, pero no por ello empalagosa ni cansina. Mucha cebada, trigo también, sabor tostado, potente, intenso, no es una cerveza excesivamente alcohólica si la comparamos con otros pelotazos belgas del estilo. Finalmente el toque característico de la levadura. Muy buena cerveza que me aporta muy buenos flashbacks. Por hacer la gracia la maridé con queso Roquefort y me resultó muy adecuado, ni la cerveza me pareció tan dulce ni el queso me pareció tan fuerte como si los hubiera tomado por separado. Comprada en la web de La Bodega del Sol de Barcelona por 2,85€.
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