Hoy realizamos nuestra primera toma de contacto con una cervecera del país vecino: La Malpolon. La cervecera en cuestión está situada en Lavérune -localidad limítrofe con Montpellier- y está especializada en Farmhouse Ales.
La de hoy es una de esas frikadas que echaba de menos, una de esas cervezas que a priori parece una bizarrada pero que luego en paladar cobra sentido y acaba siendo muy placentera. Según sus creadores, se trata de una cerveza de mesa, elaborada con cebada, centeno, avena y trigo, usando cereales malteados, en crudo y ahumados. Lleva una fermentación mixta, con levadura de la casa y lactobacillus, y finalmente la adición de salvia, romero y sal de la Camarga. En definitiva nos quedaría una cerveza a caballo entre tres estilos: Grisette, Gose y Spice/Herb/Vegetable.
La sirvo en copa TeKu y presenta un color pajizo, bastante velado, con muy buena carbonatación, que nos deja una gruesa capa de espuma compacta, cremosa y persistente de color blanco, de burbuja finísima y chispeante.
En nariz notamos los aromas de los cereales y la levadura. En boca es una cerveza muy ligera, de trago fácil y muy refrescante, pero no por ello insulsa, más bien todo lo contrario. Resulta muy sabrosa y compleja, donde podemos encontrar de todo: el sabor rico de la cebada, el sabor que aporta el trigo y el punto del cereal crudo que crea una base bastante sólida. Bastante notable también el sabor de la levadura Saison, aportando más riqueza, así como el del lactobacillus, que da un sutil toque ácido al conjunto, pero sin que resulte molesto en ningún momento. Es más, resulta bastante refrescante. El toque salino afortunadamente es muy sutil, sin que nos parezca una ahogadilla en la playa de la Barceloneta, más bien da un toque que realza el resto de sabores, combinándolo con el resto de los cereales me ha recordado al de las galletas Tuk, pero con muchísima menos sal. Por último, pero no por ello menos importante, los sabores de la salvia y el romero. Gracias a Dios el punto de estos adjuntos es muy sutil, quedando muy lejos de esas sopazas de romero que en alguna ocasión he comprado en alguna feria medieval a algún cervecero local. Aportan cierto sabor suave al conjunto pero sin llevarse todo el protagonismo. El sabor de la salvia sinceramente no lo tengo muy presente, sí me ha resultado por momentos con un sabor floral que me recordaba a la lavanda. En conjunto me ha parecido una cerveza ejecutada con excelencia, ya que, para todo lo que lleva, está todo presente, en su sitio, y resultando armonioso en aroma y gusto, y que además tiene el plus de que entra como el agua. 3,9%. Seguiré muy de cerca a esta gente, y quién sabe, lo mismo algún día incluso les hago una visita. Comprada en Beerbao por 3,50€. Botella de 33cl.
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