9 de abril de 2022

Nu - Vila-Real


Este invierno se resistía a sucumbir, pero finalmente no ha tenido más remedio que largarse ante el inexorable avance de la primavera. Y con la llegada de ésta han comenzado nuestras fugaces incursiones por la costa de Levante. Hoy nos vamos a acercar a Vila-Real (ciudad famosa por su industria azulejera y por su equipo matagigantes en Champions) para visitar el restaurante Nu, que teníamos en nuestro punto de mira desde hace años, pero que no sé por qué motivo se nos resistía. Siempre había algún impedimento que nos dinamitaba el plan. Finalmente, ni siquiera una pandemia mundial ha logrado detenernos, así que allí nos hemos plantado, mi señora esposa, mis churumbeles y el que suscribe, para ponernos finos filipinos. Y es que el Nu, es de ese tipo de restaurantes que yo suelo recomendar a los amantes cerveceros, ya que vamos a poder disfrutar de una experiencia gastronómica completa: por un lado vamos a comer de lujo con una carta espectacular, y por otro lado vamos a tener una oferta cervecera brutal, con ni más ni menos que once grifazos de nuestro bienamado líquido. Una apañadísima neveraza acaba de rematar la faena por si echábamos de menos alguna referencia.

Antes de comenzar remontémonos a 2013. Por aquel entonces, Llorenç (propietario del Nu) regentaba la cervecería/tienda Beer Attack en la misma localidad. Para una ciudad de 50.000 habitantes de escasa cultura cervecera (no solo a nivel local, sino también extensible al resto de la provincia de Castellón), ya os podéis imaginar lo duro que tuvo que trabajar Llorenç: birrangelizando y remando contracorriente durante varios años para hacerse con una parroquia reducida pero fiel. Llegó un punto en el que Llorenç llegó a la conclusión de que no podía continuar con el Beer Attack: o echaba la persiana y se dedicaba otra cosa o le daba una vuelta de tuerca al negocio. Finalmente su filia cervecera lo decantó por lo segundo, abriendo el restaurante Nu -en otra ubicación- ofreciendo una muy buena carta, pero sin renunciar a una amplia oferta cervecera. De entrada dobló los tiradores que tenía en Beer Attack, y recientemente ha añadido un undécimo fijo de la Torpedo de Sierra Nevada. Allí siempre vamos a encontrar varias IPAs (New Englands y West Coasts), una buena Pilsner, una Weizen, alguna Amber o una Irish Red Ale, varias referencias belgas y un par de negruras. Como restaurante, han decidido mantener una referencia de Euro Pale Lager industrial, ya que su target no es captar únicamente a un público cervecero freak como el que suscribe. El objetivo es seducir a la clientela con una buena carta, y poco a poco, dar ese extra de maridaje cervecero para todos aquellos con un mínimo de curiosidad birruna. De otra manera difícilmente podrían sobrevivir como negocio.

Aparecemos toda la familia en tropel para comer en horario europeo, bien tempranico, que si no la muchachada se pone muy pesada. Nos recibe la amable Elsa -esposa de Llorenç- que nos acoge con mucho cariño y nos enseña todo el espacio. El restaurante está ubicado en una amplia avenida, justo en el cruce con la acequia mayor, que nos evoca cierto aire amsterdamés.  A lo largo de ésta transcurre una calle peatonal, perfecta ubicación para colocar la terraza del restaurante, que nos va a permitir disfrutar tranquilamente de unas buenas cervezas al aire libre. El interior, muy luminoso, resulta muy agradable. El hormigón de las paredes y el hormigón pulido del suelo nos ofrecen tonos neutros, mientras que el mobiliario da ese toque de color que le da mucha chispa al ambiente, y la abundante vegetación nos acaba de dar la nota exótica y nos aporta mucha calidez. El local es muy alargado, con un ventanal de punta a punta, que nos va a brindar luz natural muy agradable a todo el espacio. Cuenta con dos entradas (una en cada extremo) que nos va a facilitar las entradas y salidas a la calle o la terraza. En mitad del espacio se sitúa la imponente barra, que preside el espacio y donde se realiza el ágil pase de cocina. Allí podemos disfrutar de auténticos birrotes, pero, insisto, es imperativo quedarse a comer.

Elsa nos acomoda en una bonita mesa redonda de color ocre, perfecta para comer en familia. Mientras Elsa me enseña el resto del espacio mi mujer va por faena y se pide su primer pinta de Torpedo. Al cabo de un rato, Elsa -muy atenta- entra en la cocina para buscar a Llorenç, al que no veía desde hace seis años, pero al que siempre estaré agradecido por haberme recomendado insistentemente que me llevara la Porter Baltique de Les Trois Mousquetaires, cerveza que recuerdo aún con lagrimones en los ojos. Estuvimos un buen rato charlando, durante el que Llorenç me estuvo explicando su nuevo proyecto, donde cuenta con varias referencias craft y mucho clásico belga, pero con los pies muy en el suelo, consciente del público y la cultura cervecera local. De momento no puede comprarse un barril de la ultimísma NEIPA americana que lo peta de hype, porque seguramente se le echará a perder en pocos meses, pero con todo y con eso, apuesta por cerveceros locales como Cosa Nostra, Castelló Beer Factory, y otras negruras y pepinazos belgas que son más resistentes al paso del tiempo. Todo muy bien seleccionado y con mucha cabeza.

Llorenç tiene que volver a la cocina para cumplir con sus obligaciones y yo ya me siento para echar un ojo a su carta. Tiene todo un aspecto sensacional. Para picar cuentan con anchoas del Cantábrico, ensaladilla rusa, patatas bravas, alitas de pollo marinadas en cerveza Kwak con picante de ají rocoto, nachos con chili con carne y pico de gallo, croquetas de pollo, de chistorra, de bacalao o de setas con trufa. También tienen unas tablas de quesos de la provincia, otra de quesos internacionales y una última de jamón ibérico de Guijuelo como para soltar el lagrimón. Variedad de ensaladas con un aspecto riquísimo para aligerar el tema.

Entrando en faena: Si eres de pescado puedes pedir los sepionets a la plancha con salsa garrapiñada; la pata de pulpo con all i oli y cremoso de creïlla (patata local) o el carpaccio de gamba con encurtidos, aceite de cítricos, physallis y perlas de yuzu y wasabi. En cambio, si eres más de carne te puedes pedir un entrecot de ternera rubia gallega o el secreto ibérico a la Irish Stout. Y por si alguien quiere una comida más informal, cuentan con gran cantidad de hamburguesas y bocatas: hamburguesa de Black Angus, vegetariana, la de queso cabrales, la ibérica o la especial Nu de la casa. Sandwich de pastrami; el pepito de ternera con rúcula, cebolla caramelizada y pimienta; el pulled chicken, el bocata clásico de calamares con mayonesa o el de sardina ahumada con esgarraet. Pintón.


Mientras echamos las primeras birras pedimos para nuestros hijos. Mi hija se pide unos tagliatelle Alfredo riquísimos. El mediano un variadito de croquetas, y el enano unos nuggets de pollo con patatas muy buenos. Mi mujer y yo finalmente decidimos tirar de menú de fin de semana, que tiene un pintón muy guapo, no sin antes dar el visto bueno a las bravas locales.


Por 14,50€ nos entra un primero, un segundo, postre o café y la primera bebida. Yo me pido el humus combinado de garbanzo y berenjena con piparras y chips de boniato. Mi mujer opta por los calçots en tempura  con salsa romesco. Aquel día también tenían en el menú crema de calabaza y zanahoria, ensalada japo y un revuelto de ajitos tiernos con gambitas.

De segundo opté por el wok de pollo -que estaba espectacular- y mi mujer por el fricandó de ternera. Riquísimo. El resto del menú contaba con una merluza con salsa de almendras y cítricos, hojaldre con verduritas o los tagliatelle Alfredo que se pidió mi hija (también había opción de pedirlos a la napolitana).

Y como no somos de perdonar los postres, pedimos cuatro y los fuimos compartiendo entre todos: pastel de queso, tatin de manzana, brownie de chocolate y coulant de chocolate. Se nos quedó en el tintero el pastel de calabaza y chocolate, que caerá en un futuro no muy lejano. ¡Ah! y nadie puede marcharse de allí sin probar el celebérrimo café cremaet, orgullo y gloria de la provincia castellonense.

Para volver las veces que haga falta. Estuvimos a gustísimo. Elsa y Llorenç muy cariñosos, el servicio inmejorable, el local muy agradable, un ambiente muy majo y tranquilo, y siempre flanqueados por esos once grifazos que van a hacer las delicias del beer geek de turno. Desde aquí les mandamos un abrazo enorme a Elsa y Llorenç, estamos seguros que lo van a petar con su nuevo proyecto gastronómico-birruno. Ahí va su merecidísimo pin en nuestro Mapa Birruno.

Balance de daños:


-Sierra Nevada - Torpedo. Mi mujer se pidió la conocidísima IPA de los californianos, que hemos bebido hasta la saciedad. La chica no se acordaba de que venía cargada de lúpulo hasta las cejas y le resultó muy amarga. Excusa perfecta que me vino de perlas para revisionar este clásico moderno. Tan rica como siempre. La recordaba mucho más cañera, pero es que creo que me he acostumbrado a cosas muy extremas. 7,2%. Podéis releer la reseña que escribí en su día pinchando aquí.

-Cosa Nostra - Capsot. New England Rye India Pale Ale de Sagunto. Cargadita de lúpulos Galaxy, Enigma, Cryo Ekuanot y el blend Cryo Pop. Muy sedosita por la avena, muy sabrosona, con sabor de fruta tropical y de hueso y una buena dosis de cítricos. Eso sí, no encontré el centeno bajo tanta tonelada de lúpulo. 6,6%.

-Bosteels -Kwak. ¿Os podéis creer que nunca había probado una Kwak? Incluso había especulado con la idea de hacerme con el peculiar vaso con el que se sirve. No hay mal que cien años dure, así que fui a machete. Me resultó demasiado acaramelada, dulzona a morir y con el azúcar saliéndome por las orejas. Reconozco que me costó acabármela. Esa pasta que me ahorré con el vaso porque a día de hoy estaría criando telarañas. 8,4%. Acabé doblao.

-Castelló Beer Factory - Let's Go. Cuando pedí la cuenta Llorenç tuvo un gesto muy amable y me invitó a esta copita de Imperial Chocolate Milk Stout. Corpulenta y rotunda, a la vez que sabrosa. Para disfrutarla con muchísima calma. Podéis releer la reseña que escribí este verano pinchando aquí. 13,7%. Me tuve dar una vuelta muuuyyyyy larga por Villarreal para que se me bajase la toña.

Nu                Avinguda Cedre 17, Vila-Real (Castellón)              nu-vila.com              info@nu-vila.com             690   219   827

2 comentarios:

  1. Sois muy grandes familia!!!
    Saludos al norte del muro.

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    Respuestas
    1. ¡Lo que haga falta para divulgar la cultura cervecera!
      Un fuerte abrazo.

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