En la misma linea apocalíptica de ayer y jodiéndome la hora del aperitivo por segundo día consecutivo me llega esta American Pale Ale desde tierras salmantinas, también comprada en la gasolinera Q8 de Terrassa, lo cual ya empieza a ser sospechoso, tiene toda la pinta de haberse estropeado por un almacenaje y/o transporte incorrecto. La cerveza desde luego estaba dentro de fecha de consumo preferente, caducaba en junio de 2018. Eso sí, lo que había dentro infumable y para nada se corresponde ni con el estilo ni con las cualidades que anuncia la etiqueta. Si esta reseña va a servir para que el maestro cervecero le toque la cresta al transportista, distribuidor o tendero de turno, eso que tendremos ganado.
De color dorado y carbonatada como para montar la fiesta de la espuma en las fiestas mayores de Magaluf. Espuma jabonosa y muy persistente, que dificulta la deglución y llena el estómago de gas sobremanera, cansando y resultando incluso desagradable. Al olfato levadura a tutti y algo chirriante. El sabor dista mucho del de una APA, más bien me ha parecido una Saison salida de tiesto. Sabor a cereal, acidez estridente y los lúpulos sin aparecer, privándonos de esos aromas y sabores a mango y albaricoque que nos promete la etiqueta. Esta cerveza fresca y en condiciones tiene pinta de estar muy rica, pero lo que yo personalmente me he encontrado y he pagado es algo bastante chusco. 4,8%. Me ha costado acabármela. 2,75€. Con el dinero de la cerveza de ayer y con el de la de hoy me daba para comprarme una O/O - Evergreen de putísima madre, estar 2 semanas seguidas segregando endorfinas y aún me habría sobrado pasta.
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