El pasado viernes estuve pegando la gorra en casa de los viejunos, que me cuidan como a un rey, y además de unas fabulosas viandas y un café inigualable, de vez en cuando cae alguna birrita guapa. evidentemente comprada en Alcampo, que mi padre es muy fiel a sus tradiciones.
Se trata de la Dunkelweizen de la cervecera alemana Schöfferhofer. La sirvo en copa y presenta un color entre ámbar subido, caramelo y pardo. La corona de espuma es muy abundante -hay que controlar para que no se vaya de madre- tupida, cremosa y persistente.
En boca destaca el sabor del trigo, con un punto ácido. También encontramos sabores tostados y notas dulces de caramelo. La verdad es que me la esperaba mucho más oscura y de sabor más tostado. No es una cerveza que me haya sacado los lagrimones -tenía mejor recuerdo de su Hefeweizen a secas- pero al menos es agradable y cumplió con su objetivo de maridaje con la comida de mamá. 5,0%.
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