Imagina que vas a un concierto de Dream Theater y aparece sobre el escenario Bertín Osborne cantando el "Buenas noche señora". Pues algo parecido me ha pasado a mí con esta cerveza, que pensaba que era un pepinaco y la verdad es que me ha destrempado bastante.
Mis temores sobre la calidad de Goose Island aparecieron cuando se publicó la noticia de que había sido comprada por el gigante AB InBev. Antes era imposible de encontrar, ahora la podemos comprar en el supermercado de al lado de casa. ¿En qué condiciones? Pues chusca, como era de esperar.
Se trata de la India Pale Ale de la cervecera de Chicago. La pedí en un restaurante para maridar un con bol de poke, y mis alarmas saltaron al advertir en la etiqueta que su envasado fue en enero de este año. A saber cómo habrá viajado, a saber cómo habrá sido almacenada y la misma mierda de siempre. Color entre dorado y ambarino y con gasificación no excesiva. En boca el lúpulo más pasao que la discografía de Los Pecos. Muy herbácea, muy resinosa, y algún recuerdo cítrico lejano que le da un mínimo de alegría al asunto. Se agradece que en restaurantes comunes empiece a haber cerveza artesanal, pero qué queréis que os diga, para traer producto en este estado mejor dejadlo en Chicago, majos. Me imagino que si en el restaurante donde me la tomé el atún del poke estuviera pasado, me lo hubiesen cambiado de inmediato, al igual que las verduras y el resto de los ingredientes, pero eso sí, como digas que una cerveza está pasada la gente te mira raro. Aún nos queda mucho recorrido en el terreno de la cerveza artesana. 5,9%.
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