Para rematar la faena aún no quedaba lo que sin duda fue la peor de todas las cervezas que probamos durante nuestra estancia en Bélgica. El descalabro total se cernía sobre nosotros tan pronto como la camarera retiró la chapa de la Kriek de la cervecera Belle-Vue. Miedito.
Olvidaos de la Kriek. Esto es pura sobredosis de siropazo de cereza, perfecto para palmar de hiperglucemia. Nada de acidez, nada de sabor a levadura salvaje, tan solo un sabor a piruleta que tira para atrás. No hace falta que me explaye mucho más con la reseña. Una mierda a evitar a toda costa gentileza del gigante AB InBev. 5,1%.
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