Me ha costado la vida reencontrarme con esta cerveza, que ya caté hace más de una década, pero joder, ¡con qué ganas la he pillado! La espera ha sido larga, y quizás eso haya propiciado que la haya disfrutado el doble o el triple de lo normal.
Esto es magia joder. Lo que hace Brasserie de la Senne, hacer de lo sencillo una jodida maravilla. Aquí una vieja conocida: Zinne Bir. Lo más básico de su gama base. No obstante, hay que rezarle reiteradamente a La Moreneta para que aparezca por estos lares. Desatinos de la distribución birruna en este país. A priori podría parecernos una Belgian Pale Ale ramplona, pero, aaaamigo, aquí hay mucha tela que cortar. Vamos al lío.
La sirvo en vaso shaker, presentando color dorado. Sin pretenderlo, consigo sacarle un bonito sombrero de espuma blanca inmaculada, compacta y persistente. Acerco la napia para disfrutar de un aroma afrutado, muy marcado por la levadura -el toque belgian que no falte- y una buena dosis de cereal. No puedo resistirme a darle el primer tiento. Viene intensita. Una base maltosa sirve de sustento para una buena carga llena de frutas, donde destaca la manzana. La levadura tambíen desprende una buena carga fenólica que porta un sabor especiado al conjunto. Todo muy belgian, rico, y con un puntito lupulado muy marcado, que aporta un final muy amargo y un pelín seco. Estupendísima. 5,8%.
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