21 de febrero de 2025

Cornèlia - Hardcore

Hace unos días hicimos una incursión a La Floresteca con familia y amigos. Al ser invierno iba ya mentalizado a meterme su fantástico ramen entre pecho y espalda, pero al llegar allí, su propietaria nos informó que no tenían ni ramen ni su famoso wok. Al principio me dio bastante bajón, pero al echarle un vistazo al extenso folio de sugerencias del día de aquel día, se me quitaron las tonterías.

Me pedí un estofado de ternera que tenía un pintón increíble, así que quise acompañarlo con algo potente y con chicha, y con bastante graduación por lo fresco del clima. En la nevera di con el maridaje perfecto: una Quadrupel de la cervecera cornellanense Cornèlia, que ya había pasado por el blog en alguna que otra ocasión.

La sirvo en la copa que me proporciona el establecimiento. Presenta un color entre pardo y rojizo. Carbonatación media. Con mis instintos asturianos logro sacarle una corona de espuma a medio camino entre lo compacto y lo jabonoso, de color hueso y de persistencia media. Al napial me llegan aromas que me recuerdan a las ciruelas y las pasas. En boca es una cerveza con cuerpo, aunque no se hace durita. Entra bien pese a la graduación (9,5%), que está bastante bien integrada. Tiene ese puntito belga agradable, sabores maltosos un tanto tostados y con esos recuerdos a ciruelas y pasas que ya aparecían en aroma. Final amarguete de 20 IBU. A ver, no es la mejor cerveza Quadrupel que te vayas a meter en tu vida, pero da bastante el pego, que ya es mucho. Por cierto, el estofado estaba para soltar lagrimones como puños. Rebañé el plato con pan hasta dejarlo como una patena.

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