Y en el mismo supermercado del que os hablaba ayer, también me compré este ejemplar de la I.P.A. de Corfu Beer (también refrigerado). Así que os podéis imaginar el estado en el que estaba.
Ni en la etiqueta ni en su página web indica qué variedades de lúpulo han utilizado. Pues al lío.
La sirvo en la jarra que tenía en el apartamento. Presenta un color dorado subido, con tendencias hacia lo ambarino. No es ni hazy ni turbia, pero sí tiene un puntito velado suave. La jarra fría quizás acentúe más ese aspecto. Carbonatación abundante, con una gruesa corona de espuma no muy tupida, pero de persistencia media.
En nariz destaca un intenso aroma herbáceo proveniente de los lúpulos. En boca es una cerveza intensa, con el lúpulo bastante pasado, haciendo que resulte muy resinosa, muy herbácea, y extremadamente amarga, pese a que indica que tan solo tiene 18 IBU. Me ha recordado a aquellas IPAs de importación que nos bebíamos hace 15 años que llegaban aquí hartas de vivir y en aquellas condiciones tan lamentables. Seguramente fresca ganaría muchísimos punto más. Lamentablemente no ha sido el caso. Fondo maltoso y un pelín dulce de fondo. Si algún día tengo la suerte de visitar su fábrica repetiré, mientras no llegue ese día preferiré prescindir de un revival. 6,2%.
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