Y pensando que esta cerveza provenía de Macedonia del Norte, me la compré para ampliar mi repertorio chapero e incrementar mis niveles de untrapper. Luego resultó ser una cerveza griega, concretamente fabricada en Komotini, cerca de la frontera turca. Mi gozo en un pozo, pensé, pero sorprendentemente resultó ser una cerveza Hefeweizen extraordinaria. Pa cagarse y no echar gotica.
Elaborada con tres tipos de malta de trigo de Tracia y los lúpulos Magnum y Tettnanger.
La sirvo en una de las jarras que teníamos en el apartamento. Presenta un color pálido, un tanto dorado y anaranjado, con el punto velado tan característico del estilo (16 EBC). Muy bien carbonatada, con una gruesa corona de espuma blanca, compacta y cremosa de persistencia media tirando a alta.
En nariz es un bofetón de clavo. Si alguien no es capaz de detectar aún el aroma a clavo en las cervezas Weizen le recomiendo que cate ésta, porque no lo va a olvidar. Muy intenso y muy definido. En boca es una cerveza muy sabrosa, muy bebestible pese a que tiene un cuerpo notable y muy refrescante. Muy rico el sabor a trigo, ese punto de pan que no falte, y otra vez el clavo en sabor bastante marcado y dándole un rollazo brutal. La banana aparece, mucho menos intensa y mucho menos definida, pero aportando un regustillo de fruta muy rico y que acaba de darle rollito al asunto. Me ha sorprendido muy gratamente. No será una Weihenstephaner, pero viniendo de una cervecera industrial griega me ha parecido una cerveza Weizen de putísima madre. 5,4%. Botella de 50cl.
No hay comentarios:
Publicar un comentario