Y acabo mi Oktoberfest particular con esta joyaza con la que fui a toparme durante mi última visita a la General de Begudes de Valldoreix. Mi amigo Charlie me llevó de caminata durante dos horas y media que fue aquello como estar subiendo escaleras todo el itinerario. El cabronazo me dejó reventado y lo que más me apetecía en aquel momento era una Munich Helles que entrase como agua de mayo.
Dimos en el clavo. Milagrosamente, en las neveras de Raül había un par de botellas de la Tegernseer Hell -una para Charlie y una para mí- de la Brauhaus Tegernsee, con fábrica en la localidad del mismo nombre, a orillas del lago Tegernsee y muy cercana a la frontera austríaca.
No me ha quedado muy claro desde cuando lleva operando la fábrica actual (probablemente 1803) pero según aseguran en la web, en su municipio se lleva elaborando cerveza desde el año 746, en el monasterio de Tegernsee. Vamos, que esta gente pilota.
La sirvo en la jarra de hoyuelos que me proporciona el establecimiento. Color amarillento pa´lido bastante velado. Carbonatación abundante que da lugar a una gruesa corona de espuma de aspecto jabonoso y color blanco de persistencia media.
En nariz prácticamente cereal, aunque en mi estado, no estaba yo como para demasiadas descripciones organolépticas. En boca es una cerveza ultrabebestible. Muy crispy, muy refrescante, me resultó extraordinariamente fresca, con un sabor a cereal riquísimo, un puntito dulce de miel muy rico y con el centelleo alegre del lúpulo que aporta notas herbáceas y florales que son una auténtica gozada. amargor final perfecto. Qué trabajo tan bien hecho joder. Me pareció una Munich Helles de muchísimos quilates. 4,8%.
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