Este verano, a mi paso por el Lupulove de Castellón, además de trincarme varias birras on tap, decidí llevarme alguna cosica para la nevera de casa. Una vez en nuestro querido hogar, examinando la lata me di cuenta de que era una cerveza de estas bizarras que de vez en cuando les da por sacar a los cerveceros cuando van de tripi. 1001 IBUs. No era la idea que tenía para disfrutar en casa. Admito que fue culpa mía, vi una lata de colorines en lontananza y le dije a la camarera que me la cobrara para llevármela, sin saber qué cojones estaba comprando.
De estas movidas Mikkeller ya sacó la suya en su día, de 1000 IBUs, que evité a toda costa, hasta que Thomas Rohde me la dio a probar en el Mikkeller Bar de Barcelona y la verdad es que la experiencia fue mejor de lo que me esperaba. En esta ocasión, la Castelló Beer Factory ha decidido rebasar el récord de la cervecera danesa sacando una Imperial IPA de 1001 IBUs. El récord les ha durado poco porque Mikkeller ha sacado una de 3000 IBUs hace un par de meses.
Esperando que fuera una astracanada difícil de digerir la he tenido en la nevera hasta que un alma caritativa ha decidido atreverse a compartirla conmigo. Pensábamos que nos íbamos a quedar sin papilas gustativas de por vida, pero al final la sangre no ha llegado al río. Ni muchísimo menos.
La sirvo en vaso, presenta un color dorado con cierta turbidez y una carbonatación abundante, de burbuja fina y espuma compacta de color blanco roto. En boca es bastante herbácea, con notas cítricas y florales y algunos matices afrutados que noquedan solapados por el amargor, muy intenso, pero que en ningún momento nos deja el paladar en carne viva ni de lejos. La verdad es que he bebido cervezas con menos IBUs que me han parecido más amargas que ésta. Creo que me costó 5 pavos.
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