Traemos de vuelta a Mikkeller, que desde el verano no habíamos catado nada de ellos y ya los empezábamos a echar de menos. Mikkeller es una cervecera que saca cientos de recetas diferentes al mercado al cabo del año, y con sus más y sus menos, qué queréis que os diga, a mí me suelen agradar bastante la mayoría de sus cervezas, que no son pocas, así que deposito en ellos mucha confianza.
La de hoy no es una excepción, sabía que no me iba a defraudar y efectivamente ha sido así. Se llama Henry & His Sisters, en clara referencia al filme de Woody Allen, y es una Brut IPA a la que han añadido mosto de uva Riestling de los propios viñedos de Mikkeller. Todo queda en casa. Ah, ¿que no sabíais que Mikkeller hacía vino? Pues sí hijos míos, sí. Y destilados también. Le dan a todo, a pelo y a lana.
La servimos en su correspondiente copita -a la que por cierto, le tengo mucho cariño, ya que es un souvenir que me traje del Mikkeller Bar de Viktoriagade en Copenhague- y presenta un color dorado, sin turbidez, escasa carbonatación (haberla, hayla, pero no la reflejé en la instantánea) que genera una pequeña capa de espuma blanca que no tarda en desaparecer. Al olfato cítricos básicamente. En boca entra muy bien, es de trago fácil, de cuerpo ligero pese a su 6,0%. Matices cítricos muy refrescantes, el puntito del Riestling, no muy evidente, pero sí sutil y perfectamente perceptible, y finalmente el amargor y la sequedad característica del estilo. La receta lleva también copos de maíz y arroz. Pero en este caso no son para abaratar costes como en la Estrella que todos conocemos. En general me ha parecido una cerveza muy rica y muy bebestible. Crushable a tope. Yonkilata de 50cl comprada refrigerada en General de Begudes de Valldoreix por 5,50€.
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