Hace calorcito y seguramente lo primero que os venga a la cabeza sea meteros entre pecho y espalda una IPA, una Weizen o una buena Bohemian Pils, pero qué queréis que os diga, yo no le hago ascos a nada, y también cuando aprieta la canícula de vez en cuando también me apetece chuflarme una cerveza algo más compleja, como la que traemos hoy.
Rodenbach, los belgas de sobras conocidos, célebres por realizar unas Flanders Red Ales sublimes. Hoy tenemos aquí a us Alexander, que toma como base la Grand Cru, que ya reseñamos en su día- y le añade zumo de cerezas ácidas.
Pues nada, ¡vamos allá! La sirvo en copita y presenta un color rojizo muy bonito. La carbonatación es muy vívida, dejando una cremosa capa de espuma compacta que no tarda en desaparecer. La burbuja es muy fina, efervescente y nos deja durante toda la degustación una sensación picante en la lengua.
Asomamos la tocha y ya percibimos el acético. Quizás no sea un vinagrazo como las típicas Cantillon, pero haberlo, haylo. También podemos disfrutar en aroma de toques de madera. En boca me ha sorprendido porque el primer sorbo me lo esperaba ácido pero de entrada me ha resultado muy dulce, con las cerezas como protagonistas. La cerveza también tiene su toque ácido, como era previsible, perfectamente equilibrado con el dulzor de la cereza, que a mí personalmente me sabe como a sirope o piruleta. No es una cerveza tan dulzona ni que sabe como las Lindemans o la Belle-Vue, pero sí tiene ese punto dulce bastante marcado que se me queda lejos de las Kriek clásicas. El sabor añejo y de madera aportan complejidad al conjunto. En general es una cerveza muy rica y altamente disfrutable. 5,6%. Comprada online en Beerbao por 2,70€.
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