Hoy nos trincamos una Kazematten. No,no es otra película chusca de Cruz y Raya. Es una cerveza con mucha historia.
Las Grottenbier fueron creadas para ver cómo evolucionaban las cervezas a baja temperatura constante, como si se madurase en una cueva. La receta original fue ideada, ni más ni menos que por el célebre cervecero belga Pierre Celis. Por no sé qué movidas, en 2002 Pierre vendió la receta a la cervecera St. Bernardus, que la estuvo comercializando hasta hace poco. Recientemente se ha vuelto a materializara través de la cervecera Kazematten.
Al turrón. La sirvo en copa Teku, que es muy versátil para este tipo de movidas. Presenta un color pardusco acompañado de una nutrida corona de espuma de color beis bastante compacta y muy duradera.
Al naso nos llegan agradables aromas de ciruelas pasas (que no es lo mismo que ciruelos de paso) y más adelante ese puntito belgiany tan esperado. En boca es una cerveza muy suave, muy agradable, y entra bastante bien. Cuenta con cierto dulzor agradable, sin resultar dulzona en exceso, con el sabor predominante de la malta tostada, los frutos viejos antes citados y el puntito de levadura que no falte. Así, a bote pronto, en sabor se asemejaría a una Dubbel y en sensación en boca tendería más a una Lager, por esa ligereza y facilidad de trago pese a su 6,5%, que no se nota absolutamente nada. Un invento muy rico, Pierre. Comprada en La Abadía de Sant Vicenç dels Horts por 2,50€. Botella de 33cl.
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