Parish - Ghost In The Machine

Pues hemos llegado hasta aquí. Diez años después. Tal día como hoy de 2013 presentaba en sociedad Mundo Birruno, sin más pretensión que intercambiar opiniones con otros blogueros cerveceros, y dar un poco de difusión de cultura cervecera, dando visibilidad a tiendas especializadas, cervecerías y restaurantes, así como pequeñas fábricas, nacionales y de allende nuestras fronteras.

A día de hoy, hemos perdido muchos de los compañeros que compartían sus proyectos. Quizás Untappd, Instagram y los podcast hayan motivado -en parte- estas pérdidas. Y es que ya me lo advertía una amiga de mi mujer experta en redes. La gente hoy día no quiere leer, que les des la calandraca con una lectura de 3 minutos, quieren una imagen inmediata o un audio que les permita hacer otras cosas mientras escuchan. No obstante, como diría mi idolatrado Santiago Auserón: aquí sigo, obstinado en mi error. Si a algún aficionado le ha servido todo este trabajo para descubrir cervezas y estilos nuevos, cervecerías o restaurantes que no conocía, o a alguna fábrica artesana le ha servido para darse a conocer a más gente, nuestro objetivo ya estaría cumplido.

Y bueno, ahora toca el brindis. Llevaba bastante tiempo con la nevera más triste que un filme de Ken Loach, pero hace unas semanas he empezado a adquirir alguna joyaza para darme alguna alegría. He descartado las botellas de 75cl para no acabar alcoholizado, así que he ido directamente a lo que me pedía el cuerpo este mediodía: un zumazo. Y qué mejor que una primera toma de contacto con la cervecera Parish, que son los papás de lo que -por lo visto es- un unicornio: Ghost In The Machine. Por lo visto una New England Double India Pale Ale monovarietal de lúpulo Citra imposible de encontrar en algunos estados de los Estados Unidos de América, pero, por circunstancias de la vida, ha acabado llegando a Beerbao. Pues nada, si el bueno de Ricardo trae joyazas como ésta habrá que hacer aprecio.

La cervecera de Luisiana toca todos los palos, pero hemos ido a dar con su buque insignia. Al lío. He visto en el Instagram de la marca que la suelen servir en vasos raros o copa, así que la he servido en una copa TeKu. Presenta un bonito color anaranjado muy vivo, muy apetecible, y con la turbidez típica de este tipo de cervezas. Muy bien carbonatada, con espuma blanca, abundante, compacta, cremosa y muy persistente.

Al naso nos viene un festival de mandarina, intenso, muy nítido, al que se le unen otros aromas que nos recuerdan al mango y a la fruta de la pasión. En boca es una cerveza con cierto cuerpo y con cierta sedosidad, pero sin llegar a la rotundidad de otras NEDIPAS excesivamente sedosas o corpulentas. Una estructura sólida, pero sin excesos, factor que permite una bebestibilidad brutal. Los sabores van desde los cítricos hasta la fruta tropical, con muchísima mandarina también en boca, corteza de cítricos, mango, fruta de hueso y ese puntito ácido de maracuyá que es una locura. Sabrosa, finísima, una cosa increíblemente bien hecha y que roza la perfección. Para mi gusto peca de demasiado amargor (100 IBU), que, para mi gusto, en una NEDIPA le sobran más de la mitad de los IBU. Aún así, una de las mejores NEDIPAs que he bebido nunca, a la altura de la Double Citra de Hill Farmstead. 8,0%. Comprada online en Beerbao por 9,70€. Lata de 47,5cl.