Pues fíjate tú que siempre he sido muy fan de Mikkeller, pero debo reconocer que a día de hoy -salvo lo que hacen en Baghaven- me interesa cero. Pero cero patatero.
Como en ocasiones soy el espíritu de la contradicción, durante una aciaga tarde en la General de Begudes, con la nevera con poco género, me pilló con la guardia baja y me acabé llevando la Witbier de los daneses.
Pues nada, la gracieta se llama Blanche de Mikkeller, y está elaborada con malta Pilsner, copos de trigo, cilantro y piel de naranja. La receta clásicam, vamos.
La sirvo en copa TeKu y presenta un bonito color dorado, totalmente límpido, muy alejado del color blanquecino y velado de las cervezas de trigo belgas. Carbonatación muy abundante. Corona de espuma muy gruesa, compacta y duradera de color blanco.
En nariz, en una primera fase olfativa, solo me ha llegado el aroma de la cebada, cosa que aunada con el aspecto de la cerveza, me ha encabronado bastante. Pero vamos a ver, joder. Si os hacen todas las putas cervezas en Bélgica en la fábrica de De Proef, ¿Cómo cojones no sois capaces de clavar una Witbier? En una segunda fase olfativa, ahora sí, me llegan aromas fenólicos intensos, muy especiados, que nos recuerdan a la pimienta, el clavo. En boca los primeros sorbos son de cebada (cosa que secundaban lo anteriormente comentado acerca de mi cabreo), pero luego sí aparece ese saborcillo belgian, el sabor del trigo, y esas notas cítricas de la piel de naranja. También bastante especiada en sabor, con bastante sabor a clavo y a cilantro, la cosa mejora considerablemente. Oye, pues la cosa ha empezado muy mal pero ha acabado bastante bien. Tan solo me esperaba una Witbier resultona, pero finalmente me ha resultado muy rica y bastante fiel al estilo. Final muy amargo. 5,0%. Comprada refrigerada por 3,11€. Lata de 33cl.
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